
No deberíamos escandalizarnos especialmente por las
palabras del ministro japonés de finanzas que estos días está en todos los
medios de comunicación: “"Dios no quiera que ustedes se vean obligados a
vivir cuando quieran morir. Yo me despertaría sintiéndome mal sabiendo que todo
-el tratamiento que precisan- está pagado por el Gobierno". "El
problema no se resolverá a menos que ustedes se den prisa en morir". Eso
es lo que ha dicho esta bestia parda de ojos rasgados.
Pero en realidad, cuando los responsables políticos de la
Sanidad en Castilla la Mancha y Castilla León explican que su objetivo al
querer ahorrarse el chocolate del loro a costa incluso de la vida de los ciudadanos
que les pagan el sueldo, es alcanzar los objetivos de déficit según manda esta
perversa religión que han abrazado por orden de terceros, están haciendo lo que
al japo le gustaría hacer. Solo que
no lo dicen. Y ni siquiera se les puede acusar de hipócritas; para eso haría
falta una sensibilidad que no tienen estos tarugos sordos y ciegos.
Con ser grave el abandono galopante del medio rural que esto
puede provocar entre la gente más joven, resulta que esas localidades
levantiscas de Castilla La Mancha, en la comarca de Las Arribes y en esas otras
localidades zamoranas que acaban de unirse a la protesta (Almaraz de Duero, San
Pedro de la Nave, Villalcampo y Muelas del Pan), están pobladas sobre todo por personas
de edad avanzada que en no pocos caso, viven solas; el desamparo al que se las
pretende someter es criminal.Están en pie de guerra con la fuerza que el elemental sentido de la justicia inyecta en sus músculos cansados, en sus arterias calcificadas, en su gastado y sin embargo lúcido cerebro. Tienen más agallas que quienes dicen gobernar la tierra que les pertenece. ¿Y alguien bien nacido se cuestiona aún si tienen razón digan lo que digan las Administraciones o los Tribunales? ¿Cómo afecta al déficit la pérdida de una vida por no llegar a tiempo al médico? ¿Y a la condición humana?