
Por paradójico o cruel que resulte decirlo, la vida
sigue.
Cuando el estrépito de los hierros desbocados y el alarido de los
cuerpos rotos se acallan, queda un gran
silencio en derredor. Alguien compartió en Faceboock horas después del desastre
el Ave María de Schubert en la voz de María Callas: http://www.youtube.com/watch?v=l5cF5GGqVWo&feature=share Cuando
la diva termina, se oye un silencio que suena distinto, muy distinto pero igual de triste y, como
escribió otra persona anónima en la misma red social: “…y de golpe recuperamos
el sentido de lo importante...."
Y ya poco nos afectan las conversaciones entre Bárcenas y
Arenas conocidas también en estas horas; en esto, no hay mal que por bien no
venga: nos ahorramos algunas náuseas.
Y leemos en las tripas de la prensa noticias que en otras
circunstancias hubieran ocupado primeras páginas: por ejemplo, que el fondo de
rescate de los bancos (FROB, es decir usted, yo y todos los contribuyentes como
usted y como yo) da por perdidos 36.000 millones de los 52.000 millones que
inyectaron el año pasado en Bankia, Novagalicia (NCG), Catalunya Banc, Banco de
Valencia, Caja España Ceiss y BMN, unas cifras equivalentes a los recortes en
Sanidad y en Educación. O que el Gobierno ha mandado para su manoseo en el
Congreso una bomba de relojería destinada a la línea de flotación del modelo
descentralizado de la Administración, a provocar el despido masivo de empleados públicos y
poner una alfombra roja sobre el solar estéril a la privatización de los servicios públicos más cercanos al
ciudadano: la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración
Local.
Ah, según las últimas cifras oficiales, hay menos gente en el paro. Algo es algo.
Lo dicho: la vida sigue.Ah, según las últimas cifras oficiales, hay menos gente en el paro. Algo es algo.