
Sobre si Zapata es antisemita o amigo de ETA no seguiré dale
que dale: él ya se ha pronunciado y allá cada cual si lo quiere oír; si prefiere
poner el oído en otra parte en donde despachan gratis raciones de bilis; si le
cree o no; si le gustan sus greñas –dato nada menor como sabemos a la hora de juzgar, al igual que las coletas, los percings y esas cosas perroflautescas- o no; si les parece simplemente un bocazas, o
un potencial asesino en serie...en fin...
A mí lo que explica me parece suficiente: por la explicación
en sí misma, por su trayectoria personal y profesional y por su declaración
expresa sobre el holocausto y el terrorismo etarra (en este caso a los que se
han echado al monte a toda velocidad no les parece bastante tal declaración
aunque la exijan a otros a todas horas); pero lo sucedido es incompatible con
su condición de cargo público; escribió los tuits hace tiempo, es cierto, antes
de que se le ocurriera que podía ser algún día concejal, pero cuando te dedicas
al servicio público debes saber que tu pasado, o el modo como se utilizan
elementos equívocos de tu pasado, te puede explotar en la cara.
Sus comentarios en Twitter han provocado alarma y su
afición por el humor negro, cruel e irrespetuoso, aunque sea desde el punto de
vista de quien se acerca al tema para debatir sobre los límites del humor como
él asegura -y yo no tengo por qué dudar de que es así- han actuado como una
bomba de relojería; bastaba que un periodista metido a patético predicador le
pusiera la espoleta para que estallara. Y, como no tengo razones para creer que haya
causa que deba dirimirse en los tribunales (Manos Limpias cree otra cosa...cada cual pierde su tiempo y su dinero en lo que quiere) bastará con que todo eso quede para su actividad profesional,
para sus películas, para sus debates más o menos académicos, para esos espacios
en los que es posible invocar la libertad de expresión sin tropezar con las
servidumbres de la política. Por el bien del cambio que se ha iniciado, y porque
es imprescindible mantener la ilusión, lo mejor es, a mi juicio y puesto que no parece tener intención de dimitir, que Carmena le
cese.