La
mayoría vivimos existencias parecidas: encendemos la luz al
levantarnos, vamos en algún tipo de transporte a trabajar, a
estudiar, a realizar actividades diversas que se nos ofrecen para
llenar nuestro tiempo libre, consumimos bienes y servicios sin
preguntarnos a cada segundo de donde salen y a costa de qué están a
nuestra disposición. No es un juicio de valor porque a menudo
bastante tenemos con nuestros dramas y alegrías personales,
familiares, etc, pero lo hacemos en un mundo que, obviamente, no es
como es de manera casual ni el resultado de la evolución natural. Si
el acceso a la energía, a los alimentos, a la cultura es como lo
conocemos, es porque es el resultado de una forma de entender y
organizar nuestra presencia sobre la capa de la tierra, una forma que
pocas veces decidimos la gente corriente. Hay otras maneras que
duermen como meras formulaciones teóricas en las páginas de los
libros, en informes sepultados en un cajón o en tesis doctorales que
nadie lee, pero también están en los afanes de gentes que no se
conforman y convierten en realidad un modo distinto de entender el
mundo. Y hay de todo: grandes proyectos y realidades pequeñas; es
una especie de revuelta silenciosa que tal vez pueda cambiar hábitos,
actitudes, estilos, que quizás modifique poco a poco una realidad a
todas luces injusta.
Esta
es una crónica de alcance sobre todo eso. Tal vez, solo tal vez,
cuando esta maldita crisis del corona virus que nos ha puesto
frente al espejo pase, algunas de las ideas y de las realidades que
en este trabajo se exponen nos resulten a todos de utilidad más allá
de lo coyuntural. Con este duro golpe que no termina de pasar estamos
aprendiendo muchas cosas en poco tiempo y a un alto precio; ojalá
que no olvidemos estas enseñanzas porque la vida seguirá y de
nosotros depende que cambie a mejor o, lo que es igual, a la medida
de una humanidad, digna, decente, respetuosa con la vida misma.
Daniela
Del Bene, junto a Juan Pablo Soler y Tatiana Roa, firman un breve
artículo (“Soberanía energética” es el título) en la obra
colectiva “Pluriverso” (Editorial Icaria 2019): Allí se dice lo
siguiente “El concepto de soberanía energética se ha utilizado
desde la década de 1990 en América Latina para cuestionar la
privatización de los servicios básicos...y la corporativización
-privatización- de las empresas estatales...también se ha
convertido en una reacción ante el cambio climático y contra la
industria de los combustibles fósiles. Por ejemplo, la soberanía
energética fue incluida en las últimas Constituciones de Ecuador y
Bolivia” Es de suponer que en ambos casos -como en Chile o
Colombia- la enésima ola neoliberal con títeres como Lenin Moreno o
Jeanine Áñez al mando acabarán por modificar las cartas magnas o
desnaturalizarlas sin más.
“En
Europa -sigue el artículo mencionado- el problema se ha abordado en
varias campañas que cuestionan el oligopolio de la energía y buscan
crear nuevas empresas públicas (municipal como en el caso de
Barcelona: el operador puesto en marcha por la alcaldesa Colau,
Barcelona Energía, distribuye ya a 5.000 puntos municipales y
más de 2.000 vecinos del área metropolitana) o en el marco de una
transición general hacia las energías renovables (Alemania)...o
para remunicipalizar los servicios y redes de energía urbana
(algunos estados en USA, Hamburgo, Berlín, Londres, etc)...en
consonancia con las propuestas ecofeministas, exige descolonizar
tanto la estructura hegemónica del modelo energético como las
estructuras mentales para entender la energía como tal”
Los
autores ponen de manifiesto “...el gran potencial de la soberanía
energética como proyecto político” Es, me parece, la síntesis de
algo que combina la búsqueda de un nuevo paradigma: concebir la
energía más como un bien común que como un bien económico. Pero
estamos ante un concepto, el de la soberanía energética, muy
omnicomprensivo porque alberga cuestiones de índole ideológico pero
también asuntos prácticos, todo bajo el mismo paraguas conceptual.

No
es el objetivo de este reportaje hablar propiamente de la soberanía
alimentaria Solo me interesa insistir aquí, en tiempos en que
asistimos a un confuso -a menudo no sabe uno bien quién es quién-
despertar de los agricultores españoles (los franceses, por ejemplo,
llevan tiempo peleando duro y sus revueltas son sonadas de tanto en
tanto) que el concepto “soberanía energética” obedece a los
mismos principios de la “soberanía alimentaria”. Sirve pues esta
mención de pasada para contextualizar. Y no quiero dejar pasar algo
que ya ha aparecido y que está presente siempre en cuanto digamos
sobre estos asuntos, como lo está en los proyectos mismos a los que
más adelante me referiré: la perspectiva de género es cardinal.
Uno
podría llegar a pensar que no hay solución, que nada puede plantar
batalla al neoliberalismo, nada puede enfrentar con posibilidades de
éxito el formidable poder de las corporaciones y las estructuras
políticas que les sirven; uno llegaría a la conclusión de que,
dado que por este camino vamos al desastre, el ser humano es una
anomalía sin remedio en la naturaleza. Pero no, quizás nuestras
armas están en lo pequeño; puede que no podamos o no debamos
plantearnos la batalla en campo abierto, pero podemos cambiar algunas
cosas en nuestro día a día, y eso, acaso acabe siendo una marea.
Daniela
del Bene, coautora
del libro que menciono al principio pertenece a la Xarxa
per la sobirania energética
(https://xse.cat/es/);
esta organización
reconoce su inspiración en la idea de soberanía alimentaria de La
Vía Campesina
desde que en 2014 definió
la soberanía energética como “el derecho de los individuos
conscientes, las comunidades y los pueblos a tomar sus propias
decisiones respecto a la generación, distribución y consumo de
energía, de modo que éstas
sean apropiadas a las circunstancias ecológicas, sociales,
económicas y culturales, siempre y cuando no afecten negativamente a
terceros. Cada persona y cada pueblo tiene derecho a la cantidad y
tipo de energía necesaria para sostenerse a sí mismo y a su grupo,
y a los recursos necesarios para mantenerla, siempre y cuando no
externalice impactos ambientales, sociales o económicos negativos,
es decir, no genere anti cooperación. De la misma manera, mientras
que desde la soberanía estatal se hablaría de independencia y
seguridad energética para referirse a la utilización de una
cantidad indeterminada de recursos que se consideran necesarios para
mantener al máximo la economía doméstica (satisfaciendo todo tipo
de consumos sin atender a su naturaleza), la soberanía energética
es que todas las personas tengan derecho al acceso a las energías en
condiciones dignas y en cantidad suficiente y equitativa. Mientras
que desde la cultura
de expertos se
pretendería alfabetizar a la población para que entienda la energía
(ente abstracto, homogéneo y especulable)
por medio de una relación vertical jerárquica y unidireccional,
desde la soberanía energética, en cambio, se plantea que la
realidad es compleja, multidimensional y asimétrica, y debe
comprender los enfoques de todos los agentes afectados”
Daniela
pone la voz pero es el colectivo de la Xarxa -ella insiste en que así
se diga- el que responde a mis preguntas:
Ustedes
ponen de manifiesto “...el gran potencial de la soberanía
energética como proyecto político” Es, me parece, la síntesis de
algo que defiende
la búsqueda de un nuevo paradigma: concebir la energía más como un
bien común que como un bien económico. Pero estamos ante un
concepto, el de la soberanía energética, (como el de la soberanía
alimentaria) muy omnicomprensivo porque alberga, por ejemplo, el
cuestionamiento de los oligopolios, cambiar estructuras mentales,
cuestiones de índole ideológico pero también asuntos prácticos,
todo bajo el mismo paraguas conceptual.
¿No
hay riesgo de que no se entienda bien al abarcar tantos campos y
actitudes?
Yo
creo que soberanía
energética es
una especie de
‘concepto-horizonte’, un marco donde quepan muchas acciones,
desde acciones
prácticas, hasta
planteamientos más conceptuales. De hecho, no hay una definición
exclusiva y comprensiva. En cada contexto, el concepto nace y se
remodela según la agenda y la estrategia políticas
de los movimientos que se organizan a su alrededor. El mismo concepto
de “soberanía” no hay que entenderlo en su definición
etimológica. No
es la ‘soberanía’
que viene del griego etc etc, sino que se forja en las calles, que se
moldea en las asambleas,
que busca el camino en medio de las contradicciones
que las luchas medioambientales a veces ponen en la mesa. No hay
recetas únicas,
no hay un solo
modelo. Hay muchas posibilidades, y hay que entenderlas
en sus respectivos contextos.
Por
ejemplo, ¿cuando
exigimos soberanía energética nos referimos a una soberanía como
control de las fuentes energéticas por parte del gobierno o de algún
organismo especifico del estado a nivel centralizado estatal, o a
nivel comunitario, descentralizado,
municipal, autonómico,
etc? ¿Nos
referimos a una conversión inmediata y total a fuentes renovables, o
a un camino
progresivo que contemple también fuentes no consideradas renovables?
Proyecto
político dicen ustedes
¿Puede ampliar esta idea?
Nos
oponemos vehementemente
al intento de abordar el tema de la energía como un puro asunto
técnico en las
manos de un saber ‘ingenieristico’ y ‘tecnicista’ si
se me permiten estas dos expresiones. La
energía no es solo un tema de mega watios
o de potencia instalada. La manera en que hoy en día nuestra
sociedad gestiona las fuentes energéticas es el espejo de una visión
y cultura política, centralizadora
y centralizada, nacionalista en términos
de control sobre las infraestructuras. Y también ‘colonial’, es
decir que repite los patrones de despojo y de la creación de zonas
de sacrificio para extraer recursos, controlar territorios y explotar
a las personas.
Los
proyectos populares de soberanía
energética pretenden romper con este modelo, y a través
de la construcción de otros proyectos de gestión de las fuentes
energéticas transformar también la visión política
de la sociedad. Aunque
eso sea posible ¿qué
sentido tendría conseguir una forma de gestionar la energía que sea
buena, sostenible, democrática,
etc cuándo las otras dimensiones de la vida siguen repitiendo
patrones de explotación y desigualdad?
El
lema usado comunmente
entre movimientos sociales es “energía para quién y para qué”,
a lo cual me gusta añadir el “por quién” y por supuesto ”qué
energía”
Los
proyectos populares de soberanía
energética de hecho abordan tanto el tema de las fuentes
energéticas, como toda la relación que el ser humano tiene con la
energía, quién la usa, la gestiona y la comparte, para qué la usa
y quién la controla y toma decisiones importantes sobre ella.
¿Puede
explicar más en detalle la relación con el ‘ecofeminismo’?
Ese
es un tema que desde la Xarxa
llevamos
trabajando desde hace unos años y saludamos a los muchos grupos que
se reconocen en la reflexión
de los ‘ecofeminismos’ en el Estado
español y en el mundo. Hemos aprendido mucho juntas y nuestras
convicciones son
fruto de debates colectivos.
La
primera relación clarísima que se puede destacar es la escasa
presencia de mujeres en las instituciones
y empresas que regulan y dominan el sector energético.
Para citar unas cifras significativas:
según un estudio del 2016, solo un 16 por
ciento de los integrantes de los consejos
de administración
de las 200 empresas principales a nivel mundial de energía eran
mujeres y solo un 5 por ciento
ostentaba cargos
ejecutivos
importantes (Ernst & Young. Women in Power and Utilities. Index
2016). O, como destaca nuestra compañera de Cádiz,
Alba del Campo, en España las mujeres nunca hasta
hace pocos años habían tenido la cartera
o secretaria de estado de Energía (ni en la República, ni durante
el franquismo, ni tampoco en los 40 años posteriores (el puesto más
alto alcanzado por una mujer en el gobierno, en materia energética,
son las direcciones generales)
Alba
del Campo: https://vientosur.info/IMG/pdf/13._empoderamiento_mujeres_y_soberani_a_en_la_necesaria_transicio_n_energe_tica.pdf

La
energía no se debería entender como un bien económico,
sino como un bien común, igual que el agua o el derecho a la
vivienda, una base indispensable para los cuidados de nuestros
cuerpos, hogares, medios de sustento y ambiente. En pocas palabras,
indispensable para una vida digna y para su reproducción.
Desde
una mirada de solidaridad y justicia global, que incluye
la perspectiva Norte-Sur, la soberanía
energética desafía las relaciones de desigualdad y de explotación
de otros territorios y cuerpos. El extractivismo de materiales y
fuentes energéticas y la imposición
de mega proyectos, lleva a militarizar los lugares donde se
implementan, a provocar migraciones forzadas, a la creación de
alianzas entre élites
que normalmente son integradas por hombres, ‘blancos’, urbanos;
lleva a un
incremento preocupante de la violencia
sexual machista y de la prostitución forzada, incluso de menores.
El extractivismo refuerza las estructuras patriarcales y muchas
formas de violencia.
Finalmente
en la Xarxa,
queremos también destacar la relación de la soberanía energética
con los feminismos comunitarios, en cuanto desafían estructuras de
dominación y extractivas que se arraigan en el patriarcado y el
colonialismo y reclaman territorios y cuerpos como lugares de vida y
de reproducción de una existencia digna, lugares que en muchas
culturas tienen valores sagrados. Desafiar las estructuras de poder y
toma de decisión en relación a la energía toca
el nervio de las
estructuras de poder social en su conjunto, hasta llegar a las
estructuras familiares y a la relación con el resto de los seres
vivos. Aura Lolita Chávez Ixcaquil, feminista comunitaria maya y
defensora del territorio en lo que hoy también se conoce como
Guatemala, explica este concepto desde la cultura comunitaria maya,
cuando dice que
somos ‘cosmo-convivientes’, vivimos en y dependemos de la
reciprocidad del ‘Cosmo
-Ser’
¿
A qué se refieren
exactamente con
el término "descolonizar”
en este ámbito?
Tiene
mucho que ver con lo que acabo de comentar.
Diría en primer
lugar que se trata de no pensarnos como
individuos independientes y autónomos,
sino como interconectados e
interdependientes. Podríamos pensarnos, de
hecho, en los conceptos de las compañeras maya, como
‘cosmo-convivientes’ Se trata
de cuestionar el control de las decisiones en relación a la energía
por parte de un oligopolio
de empresas y fondos de inversión, con escasa participación
democrática
ciudadana y los
tratados comerciales internacionales que los avalan y los fomentan.
Muchas
empresas siguen perpetuando injusticias beneficiándose
de una impunidad criminal. Miramos por ejemplo las operaciones
devastadoras en Nigeria de la multinacional
anglo-holandésa
Shell, o la
italiana ENI, la francesa Total, o la minera brasileña Vale en sus
crímenes en
Mariana y Brumadinho, o los mega proyectos hidroeléctricos de
Enel-Endesa. La
lista de desmanes es muy larga.
En la base
de datos del EJAtlas.org hemos estado sistematizando información
sobre más de 3.000 conflictos socio ambientales en el mundo y muchos
de ellos tienen que ver con la generación y control de fuentes
energéticas.
Este
modelo energético sigue afirmando relaciones de poder coloniales
pues considera algunos lugares del mundo como ‘sacrificables’
para su lucro, denegando
dignidad a modos de vida autóctonos,
quitándole
sustento o directamente matando a defensores de derechos humanos y
ambientales. Descolonizar pues
remite a transformar
la manera de pensar, desmantelar estructuras de poder y construir
nuevos proyectos políticos
que defiendan otras maneras de pensar y vivir una
vida digna.
¿Cómo
debe actuar la sociedad civil en la
transición hacia un nuevo modelo basado en la SE?
Hay
varias propuestas desde los movimientos sociales, profesionales del
sector y instituciones. Los
análisis
que nos proporcionan tanto investigadoras como experiencias prácticas
en el marco del decrecimiento
son de gran relevancia y nos
muestran que debemos reducir
enormemente nuestros
consumos pero también pensarlos de forma diferente. Reducir no es
suficiente. Hay que reformular, compartir más, reconfigurar nuestros
hogares y hábitos
por ejemplo en el
transporte o las compras.
Hay
cooperativas eléctricas
en el estado español a pesar de que
tenemos un marco legal no siempre
favorable. Se está
hablando mucho de las ‘comunidades energéticas’, que son otra
manera de organizarnos y actuar, invertir y construir. Hay
experiencias de recuperación de centrales hidroeléctricas, como la
de Aragón. Hay
que cuidar mucho de que la tan proclamada
transición energética no acabe sustituyendo
una tecnología por
otra pero sin cambiar, que
siga en las manos de unos pocos
intereses capitalistas.
Como
Xarxa,
entre 2017 y 2018 hemos trabajado conjuntamente en la redacción del
libro “Tenemos Energía! Desafíos de la Transición Hacía la
Soberanía Energética” (Icaria Editorial) para compartir nuestras
reflexiones.
Allí también apuntamos a algunas experiencias en el mundo que nos
parecen interesantes en este sentido.
Sospecho
que la UE está más bien en modelos más tradicionales. ¿Aprecian,
sin embargo y al menos, una sensibilidad distinta? ¿Y en las
Instituciones, empresas, etc españolas?
El
capitalismo se renueva, transforma estos modelos tradicionales y los
disfraza. La Comisión Europea con la propuesta del ‘Green New
Deal’, por ejemplo, reconfigura un capitalismo verde para seguir
asegurando lo que se sigue llamando ‘crecimiento económico’
que es en realidad muchas ganancias para unos pocos, unas migas para
un ‘sector medio’ de la sociedad y la explotación de muchos y
del medio
ambiente.
Sobre el GND, les recomiendo
este
vídeo
de una compañera de colectivos para la justicia climática
de Barcelona, que es
muy ilustrativo: https://www.youtube.com/watch?v=r5dwWxDmSfc
No
veo personalmente sensibilidades distintas entre empresas, pero sí
entre instituciones, sobre todo a nivel municipal. Esto sí, creo que
el municipalismo es un ámbito de acción y transformación más al
alcance de la sociedad organizada. Nuestros municipios y nuestros
territorios son quizás el lugar dónde podemos demostrar que sí se
puede y se deben hacer las cosas de forma diferente, que se pueden
operar transformaciones profundas. Sin embargo, no podemos dejar de
disputar las relaciones de poder a nivel estatal, europeo y
finalmente transnacional para defender estas transformaciones
socio-ecológicas. Procesos de transformación del derecho
internacional como es la Campaña Global contra la Impunidad de las
Transacionales y para un tratado vinculante es, por ejemplo, una vía
importante desde donde se están construyendo nuevos marcos de
reglamentación y control de las empresas y para la defensa de los
derechos humanos y del medio ambiente.
https://www.stopcorporateimpunity.org/tratado-vinculante-proceso-en-la-onu/?lang=es
Plataforma
por un Nuevo Modelo Energético PNME
Como
se ha dicho al principio, son muchos los esfuerzos de distinto tipo
empeñados
en desarrollar y aplicar los presupuestos y valores de la SE. La
Plataforma
por un Nuevo modelo energético es
uno de ellos. Se trata de una iniciativa ciudadana
surgida en agosto de 2012
en Madrid,
que defiende la transición hacia un modelo energético socialmente
justo y ambientalmente sostenible, basado en las energías
renovables,
la eficiencia,
el ahorro y la soberanía energética. Otros objetivos de esta
Plataforma son la lucha contra la pobreza
energética
y la denuncia del Oligopolio
eléctrico en España.
Se
trata de un movimiento horizontal
de carácter esencialmente abierto e inclusivo, que a finales de 2014
ya agrupaba a más de trescientas organizaciones ecologistas,
sociales,
políticas,
sindicales,
empresariales,
etc. así como a miles de personas a título particular, siendo hasta
la fecha la única plataforma que reúne a colectivos e individuos
tan diversos con un mismo objetivo.
La
Plataforma se define así en su documentación: “La soberanía
energética reside en la capacidad de una comunidad de decidir y
legislar sobre cómo se quiere gestionar la energía que necesita
para la reproducción de su vida social, desde la producción de la
energía, a su utilización, pasando por la distribución y la
financiación. Pero sobre todo, entendemos que la soberanía
energética es la capacidad de una comunidad de decidir sobre cuáles
son las prioridades de la política energética que le afectan de
forma directa. Soberanía significa poder, y en lo que se refiere a
la energía, poder decidir cuál es el destino de los fondos
públicos, cuáles los derechos que se quieren proteger, cuáles los
objetivos de las políticas energéticas, cuáles los impactos
sociales y ambientales que se quieren asumir y cuáles los mecanismos
para proteger a los miembros de esa comunidad y el medio que habitan
y del que dependen”
La
PNME es muy activa estableciendo alianzas de distinto tipo. A
mediados de febrero pasado se unieron en la Semana Europea de Lucha
contra la Pobreza Energética a Fridays for Future,
Ecologistas en Acción y a la Plataforma de Afectados por
la Hipoteca (PAH) para elaborar un manifiesto con siete puntos
concretos, junto a otros colectivos y organizaciones sociales entre
los que se encuentran Amigos de la Tierra, Ecoserveis,
Yayoflautas, Madres por el Clima, Som Energía,
CECU, CCOO, UGT, Alianza por la Emergencia
Climática, Extinction Rebellion Bilbao y Nasti de
Plastic Bizkaia. Esos puntos son los siguientes:
“1.-
Optimizar
las facturas
para
no pagar por encima de nuestras necesidades, ajustando el término de
potencia a la demanda real y formando a
los usuarios
en los
hábitos
de consumo. Esto debería hacerse por parte de las compañías
distribuidoras, que están en posesión de nuestros datos de consumo
y desde luego de manera obligatoria dirigiendose
a los clientes que tengan el bono social concedido.
2.-
Reducción
del tipo de IVA
aplicado
a los beneficiarios del Bono
Social
(del 21 por
ciento
de IVA de lujo al 4 de IVA reducido).
3.-
Concesión
automática del Bono Social
sin
necesidad de realizar petición por el usuario ni entrega de
documentación, sino cruzando datos de la Agencia Tributaria,
Seguridad Social y Servicios Sociales.
4.-
Reducción
efectiva de consumos para
lo que es necesario realizar al menos una inspección básica que
identifique las carencias más evidentes y permita aplicar medidas de
eficiencia sencillas.
5.-
Rehabilitación
de hogares beneficiarios del Bono Social a cargo de las
administraciones públicas.
6.-
Creación
de una Oficina de Atención al Ciudadano para
todo tipo de consultas sobre temas energéticos (dudas en las
facturas, medidas de eficiencia, información sobre autoconsumo,
etc.) en las localidades donde no existan. Estas oficinas se pueden
llevar a través de las instituciones o agencias que se encargan de
energía y eficiencia en cada Comunidad Autónoma, como la Agencia
Andaluza de la Energía,
Fenercom
en
Madrid, Instituto
Catalán de la Energía,
EVE
(Ente
Vasco de la Energía),
AVEN (Agencia
Valenciana de la Energía),
etc.
7.-
Pero, sobretodo, no limitar la concesión de ayudas (Bono
Social)
a ‘unidades familiares justificables mediante libro de familia’ y
hacerlo acorde a las necesidades reales sin esa clase de
discriminación”
Pobreza
energética
La
PNME
colabora estrechamente y
muy especialmente con
la Alianza
contra
la Pobreza Energética,
una
entidad que se presenta así: “La
pobreza energética en el Estado español es una realidad que ya ha
arrastrado a la muerte a más de 7.000 personas. En otras palabras,
un 17 por
ciento
de la población tiene dificultades para pagar la luz, el gas o el
agua. Los cortes de electricidad afectaron a
más de 1,4 millones de familias en 2012. Los cortes de agua al área
Metropolitana de Barcelona se triplicaron respecto al 2011... Son
demasiadas las familias que se ven obligadas a decidir entre pagar la
hipoteca, pagar la energía y el agua o alimentar sus hijos e hijas,
y esto sin contar el colectivo de personas a
las que,
por motivos de salud, un corte en el suministro energético, puede
poner
en grave peligro su vida. A pesar de todo esto, el oligopolio
energético -Endesa,
Gas
Natural-Fenosa,
Iberdrola,
EON
España, EDP
y AGBAR, lejos de sufrir la crisis, aumenta sus beneficios y no duda
a incrementar tarifas: la electricidad ha subido un 83 por
ciento
desde el 2013 y el agua se ha encarecido en un 65 por
ciento
desde el 2008” La Alianza está formada por la
Asociación
Catalana de Ingeniería Sin Fronteras,
Confederació
d’AV de Catalunya, Coordinadora d’assemblees de
treballadors/es en atur de Catalunya, Federació d’AV de
Barcelona, Federació d’AV del Baix Llobregat, Front
Cívic de Catalunya, Plataforma de Afectados por la Hipoteca,
Plataforma Aigua és Vida, Unió de Consumidors de
Catalunya, la ya mencionada Xarxa per la Sobirania Energètica
y el Observatori del Deute en la Globalització
Mónica
Guiteras es miembro destacado de la Alianza:
¿Puede
hacer un balance a grandes rasgos de lo conseguido por
la Plataforma
desde que nació en 2014?
Desde
2014 hemos llevado a cabo muchas iniciativas, la más importante es
la Ley 24/2015 aprobada por unanimidad en el Parlament en julio. Son
cinco años de vigencia de una norma nacida de una Iniciativa
Legislativa Popular (ILP) que impulsamos junto con otras entidades y
en especial la PAH y que por primera vez en Europa plantea la
prohibición de cortes asociada a un baremo de renta amplio, de tal
modo que no haga falta estar demostrando constantemente pobreza, con
lo aleatorio que eso puede llegar a ser. El procedimiento se basa en
el ‘principio de precaución’ que pone por primera vez la
responsabilidad en las operadoras, de tal modo que son ellas las que
han de preguntar a los servicios sociales antes de efectuar ningún
corte si en esa vivienda hay una familia en situación de
vulnerabilidad. Con esta ley se han parado más de 40.000 cortes de
suministro en Cataluña y ahora se están negociando los convenios
que han de resolver quién paga la deuda acumulada de las familias.
En la Alianza defendemos que esta factura debe ser asumida por las
propias operadoras puesto que se están lucrando en la gestión de un
servicio esencial para la vida y porque gestionan algo que es un
derecho y, por tanto y en ese sentido, son unos privilegiados.
Otros
logros son, por ejemplo, el impulso de un protocolo conjuntamente con
un colectivo de bomberos de la Generalitat y del municipio de
Barcelona para detectar situaciones de vulnerabilidad y poder
trasladar esa información a los servicios sociales: contadores
conectados de manera irregular, uso de hornillos de gas u otros
combustibles peligrosos, etc.
Hacemos
asesoramientos colectivos en nuestras asambleas quincenales y, en el
día a día, en nuestro grupo de Telegram, damos seguimiento a las
personas que participan activamente; es una herramienta de
empoderamiento ciudadano y de creación de cocimiento.
¿Sólo
actúan en Cataluña o se han extendido a otras zona del Estado bien
directamente o a través de terceros?
No
lo hemos hecho hasta ahora aunque hay contactos e intercambio de
información con distintas entidades, sobre todo a través de la PAH,
Ingeniería sin Fronteras y otras. Nuestra voluntad es, desde luego,
que este movimiento se extienda y crezca.
¿Cómo
debiera ser un modelo energético que haga innecesaria la existencia
de la Plataforma?
Un
modelo que ponga la vida de las personas y del planeta en el centro.
Las personas son actores de cambio a mejor, no sujetos a los que
culpabilizar de nada. Sería un contexto en el que el marco
legislativo y el de movilización ciudadana fuera propositivo. Ambas
cosas son necesarias porque siempre hay nuevas necesidades y es claro
que si la ciudadanía no está movilizada, es muy difícil controlar
al poder político y económico.
¿Estamos
en el camino adecuado en Cataluña, en España y en Europa?
Consideramos
que la ley 24/2015 que mencioné es de las más garantistas de la UE.
En el Estado español se intentaron improvisar algunas leyes que
fueron suspendidas por el Tribunal Constitucional. No es fácil con
el sistema eléctrico y el modelo energético que tenemos, el
oligopolio… El panorama estatal nos parece complejo, pero es un
hecho que la ciudadanía en Cataluña está ahora más protegida
contra los cortes que en el resto del Estado. Es un agravio que nos
gustaría que se corrigiera. Nosotros estamos en Cataluña, pero
tratamos de intervenir siempre en el ámbito estatal. Hay que cambiar
la lógica del mercado para luchar contra la pobreza; y es un error
poner el acento en las instituciones del estado y no en las empresas.
En
Europa este tema lleva más tiempo en la agenda política, pero hay
países que se centran más bien en la eficiencia energética, eso
nos parece peligroso si es el único enfoque y no se ataca el asunto
del precio. La UE prefiere no ocuparse de eso porque está impulsando
desde hace mucho una liberalización de los mercados de la energía y
esa tendencia es una mala noticia porque parecen decir que solo se
puede proteger a los consumidores en la medida en que no afecte al
mercado.
La
Alianza está en camino de extender su experiencia más allá de
Cataluña que es en donde nació. Ecologistas
en Acción, en cambio, lleva muchos
más años en el activismo y la pobreza energética está en el
centro de su interés en iniciativas
para el conjunto del Estado pero también en Europa. Como
ya hemos dicho, esta organización también estuvo en la Semana
Europea de Lucha contra la Pobreza Energética;
tuvo un papel activo y, a parte de suscribir el manifiesto, ha
recordado que, según un estudio de la
Asociación de Ciencias Ambientales
(ACA)
https://www.cienciasambientales.org.es/ “la
pobre e insuficiente climatización en hogares está detrás de
la muerte de 7.000
personas al año, más que los accidentes de tráfico, según un
informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por
comunidades autónomas, la más afectada es Castilla-La
Mancha donde un 20 por
ciento
de la ciudadanía sufre pobreza energética, seguida por Castilla
y León, Extremadura y Murcia. En el lado opuesto se
encuentran Euskadi, Canarias y Comunidad Valenciana.”
Ecologistas
en Acción insiste en que la situación de la pobreza energética
en España es alarmante. Con la entrada en vigor de las nuevas
condiciones del Bono Social, de aplicación desde el 1 de enero de
2019, solo se ha conseguido reducir el número de beneficiarios,
pasando de 2,3 millones en 2017 a 1,1 millones en el momento actual.
Sin embargo, según la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del año
2018 del INE, el 21,5 por ciento de la población vive por debajo del
umbral de riesgo de pobreza, es decir, casi 10 millones de personas.
Esto deja al colectivo de población más vulnerable en total estado
de indefensión por parte de nuestras administraciones públicas.
Las
organizaciones firmantes de
aquel manifiesto
reivindican que es hora de actuar y exigen al Gobierno de
PSOE-UP que
actúe con contundencia. Por un lado, reconocen que el documento
Estrategia
Nacional contra la pobreza energética 2019 – 2024
(pinchar
el
el subrayado
para acceder al
texto)
elaborado por el Ministerio
para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico,
define por primera vez de manera oficial el concepto de pobreza
energética como: “la situación en la que se encuentra un hogar en
el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de
suministros de energía, como consecuencia de un nivel de ingresos
insuficiente y que, en su caso, puede verse agravada por disponer de
una vivienda ineficiente en energía”. Asimismo, supone un avance
que en los cuatro ejes de este documento se acojan buena parte de las
reivindicaciones sociales.
En
el día a día
Si
descendemos a las experiencias concretas, aunque es muy infrecuente
que los medios de comunicación se ocupen de estos asuntos, las
encontraremos a poco que busquemos. Son variadas. Conciernen a las
administraciones a veces (como es el caso del Ayuntamiento de
Barcelona ya mencionado o el de Berlín, creando sus propias
operadoras o forzando a los suministradores tradicionales a cumplir
ciertos requisitos) pero también al sector privado o a la
colaboración de ambos. Insisto, hay muchos proyectos en marcha en
distintas partes del mundo. Lo que sigue es apenas un botón de
muestra
Transformar el sistema energético de Alemania
Es
corriente mencionar el ejemplo alemán en lo que respecta a su
inequívoca apuesta por las energías renovables. Ciertamente el
esfuerzo que ha hecho al país es muy notable hasta ofrecernos la
vergonzante paradoja de que, disponiendo por ejemplo de muchas menos
horas de luz que la Europa meridional, su aprovechamiento de la
energía del sol es mucho mayor.
Pero
también han apostado por gestionar la energía de manera cada vez
más eficiente, realizando de este modo una contribución importante
a la protección del clima. La “Energiewende”
es
la estrategia del Gobierno Federal para la
transición energética. Ellos la definen así según el Ministerio
alemán de Relaciones Exteriores: “...es nuestra respuesta a la
siguiente pregunta: ¿De qué manera podemos alcanzar un
abastecimiento energético seguro, rentable y sostenible? Constituye
una oportunidad única para Alemania como foco económico, ya que
permite abrir nuevas áreas de negocio, impulsar innovaciones y crear
empleo y crecimiento. Al mismo tiempo, con la transición energética
queremos ser menos dependientes del petróleo y el gas importados del
extranjero. Al Gobierno Federal le preguntan muy a menudo por todo el
mundo sobre la transición energética. Del mismo modo, muchas
personas se sorprenden de las dimensiones que tiene el proyecto de la
transición energética y los múltiples aspectos que lleva
asociados”
El
Estado alemán dice ser consciente de su papel global en esta
materia: “Con su transición energética, Alemania asume
responsabilidades por el planeta y sus habitantes”
Los
alemanes se proponen ir implantando su estrategia progresivamente
hasta el año 2050. Para ello “...perseguimos claros y ambiciosos
objetivos y disponemos de una hoja de ruta concreta. La transición
energética está perfectamente integrada en un marco internacional.
Deseamos establecer un intenso intercambio con nuestros vecinos
europeos y socios internacionales y buscamos cooperaciones y
soluciones transnacionales por cuanto necesitamos encontrar
soluciones conjuntas para así alcanzar un abastecimiento energético
seguro, sostenible y asequible”
El
decidido protagonismo que Alemania ha asumido es ejemplar y sería
deseable que otros paises y la propia UE siguieran su ejemplo.
“Queremos
que la Unión Europea se convierta en un modelo y que sea el líder
mundial en esta materia” Son
declaraciones de Úrsula Von
der Leyen. el
pasado día 10 de enero
en Zagreb, donde la Comisión Europea celebró la primera reunión
con la presidencia semestral del Consejo Europeo, ocupada ahora
por Croacia. La
presidenta de la Comisión se refiere a un muy ambicioso plan para la
transición ecológica que habrá de movilizar un billón de euros.
Por desgracia hay dudas más que razonables sobre la viabilidad de
este plan así como de la procedencia y el destino final de esos
fondos.
Más
allá de las grandes palabras, los
proyectos nacionales o transnacionales
y los propósitos globales, hay gente que se ha puesto a la faena en
cosas de cada día. Goiner
y
Som
Energía
son dos ejemplos:
Goiener,
cooperativa referente en Euskadi
Definen
su misión de forma bien sencilla: “Construir un modelo energético
respetuoso con el medio ambiente y justo, comercializando energía
eléctrica 100 por cien renovable, impulsando proyectos de
generación, asesorando, participando en campañas y colaborando con
organizaciones que comparten nuestros objetivos, siendo cercanos,
generando confianza, aceptando la diversidad, comunicando con
transparencia, facilitando la participación y teniendo en cuenta las
necesidades y el cuidado de las personas”
Goiener
es una cooperativa creada en Euskadi 2012 por un equipo de 30
personas que viene teniendo un crecimiento continuado de unos 1.500
socios al año. En poco más de cinco años, ya habían superado los
10.000 socios y los 12.000 contratos de suministro eléctrico. El
perfil de quienes se han apuntado a esta iniciativa lo explican en su
documentación con un lenguaje nada ampuloso: “Consumidores
domésticos que no miran tanto el precio sino el servicio y la
cercanía; consumidores no particulares - segmento de consumidores
modestos, pequeños comercios, asociaciones, comunidades de
propietarios que buscan el mejor precio junto con un factor de
confianza; consumidores medios exigentes, que comparten la filosofia
Goiener (entidades como Koopera, Emaús,
Ikastolas…); consumidores militantes fuertes. (ELA,
LORPEN, como ejemplos); consumidores potentes, pero no militantes a
los que no les importa tanto la filosofía, pero les gusta la
imagen Goiener; si nuestra propuesta concreta les
interesa, se quedan; mega consumidores, tipo Eroski para
entendernos, están fuera de nuestra liga en este momento; municipios
por licitaciones tenemos unos cuantos, y nos da un refuerzo social,
local, pero no necesariamente hay implicación”
Erika
Martínez, es miembro destacada
de la cooperativa y una de las redactoras de su Plan Estratégico:
Leyendo
el Plan estratégico, me ha parecido entender que prestan ustedes una
especial atención a la perspectiva de género. ¿Es así? ¿Porqué?
En
Goiener llevamos un par de años trabajando la perspectiva de género.
Nos dimos cuenta que a pesar de estar dentro de nuestros valores y
aplicarla en cierto aspectos de la vida interna, las inercias de
estar en un sector muy masculinizado, el día a día, la sociedad en
general y las mochilas propias, nos arrastraban a reproducir ciertas
tendencias. Así que iniciamos una reflexión; fuimos aplicando la
perspectiva de género en temas como la visibilización, nuestra
imagen corporativa, el lenguaje, la forma de relacionarnos, la
representación.. Esto nos ha llevado a dos hitos muy importantes a
mi parecer: poder plasmar nuestra mirada ecofeminista en un plan
estratégico donde ponemos la vida en el centro y a poner en marcha
nuestro Plan de Igualdad.
¿Cuál
es el papel del voluntariado -otra singularidad- en su organización?
Goiener
es voluntariado por encima de todo. El proyecto nace de él y es lo
que nos hace diferentes, nuestra riqueza humana. Están presentes en
el día a día en los grupos operativos, en la toma de decisiones y
en la labor social. Organizamos encuentros trimestrales para trabajar
dinámicas, reflexionar, ponernos cara y disfrutar de momentos más
informales. A través de Goiener Elkartea dinamizamos todo este
trabajo.
¿Cuál
es la reacción de las grandes operadoras tradicionales y de las
administraciones públicas a vuestra presencia?
Las
grandes operadoras, están apropiándose de parte de
nuestro discurso. Las administraciones públicas nos tienen cada vez
más en cuenta. Por nuestras características, desde el principio
hemos mantenido más relación con administraciones locales y por lo
general, siempre han sido positivas y enriquecedoras para ambas
partes. Nos perciben como algo más que una comercializadora de
energía 100 por cien renovable; una cooperativa que
apuesta por lo local, que crea redes con ellas y a la que le pueden
consultar dudas. Confían en nosotras. Esto nos ha
permitido que otros organismos llamen desde el respeto y conocimiento
de nuestro buen hacer cuando antes tal vez nos veían
como algo curioso, pequeño, un experimento…
Repasemos
el cumplimiento de algunos de los objetivos del Plan Estratégico
casi un año después de su puesta en marcha.
Socios
al comienzo del plan y socios en la actualidad
En
la actualidad somos 11.483 socias en Goiener Sociedad
Cooperativa.
Pero en realidad No
sabría poner fecha fija al
comienzo del plan. Fue un proceso de varios meses, que formalmente
desembocó en la aprobación de la Asamblea pero
muchos de cuyos puntos empezamos a desarrollar desde antes. En
general sí que podemos decir que los números
se van cumpliendo en la comercializadora y en Nafarkoop, nuestra
cooperativa del área
de generación.
Dice
el Plan en el Objetivo 2: "¿En
qué queremos crecer y evolucionar de forma deliberada y consciente?
¿A
qué queremos dedicar tiempo a explorar, pensar, soñar?" ¿Ya
tienen
respuestas?
Le
diría que sí y no. Somos
un proyecto muy vivo y tenemos solo algunas respuestas. Dentro de
unos meses tendremos más preguntas y
respuestas distintas a las mismas preguntas.. Lo que no cambia nunca
es eso: que queremos crecer, evolucionar y generar espacios para
explorar, pensar y soñar.
"¿Cómo
crecemos, como personas, equipos, comunidad?" ¿Cómo
pues?
Trabajando
nuestro valores y metodología. Compartiendo conocimiento, fomentado
el pensamiento crítico, el reconocimiento, el compromiso, la
confianza, creando espacios y poniendo en valor esa riqueza única
que se crea dentro de los grupos.
Algunos
ejemplos de alianzas tejidas en este tiempo. ¿Cómo
y a quién han
‘contagiado’?
Hemos
acompañado y seguimos haciéndolo a otras cooperativas energéticas
que se han creado en otros lugares del Estado. Con ellas y con otras
muchas, hemos creado Unión Renovables. Colaboramos con agencias de
desarrollo locales, hemos firmado acuerdos de colaboración con
entidades del sector agro-alimentario, turístico, con universidades
y tenemos proyectos muy interesantes con algunos ayuntamientos.
Además pertenecemos a REAS (Red
de Redes de Economía Alternativa y Solidaria,
https://www.reasred.org/)
e
intentamos impulsar esta red tan importante.
Hay
un objetivo que me parece que
merece algún comentario:
" Introducirse
en el
curriculum educativo..." ¿Algún
ejemplo?
En
general puedo decir que hemos dado charlas de muchos centros
educativos a alumnado de diferentes edades. También en la
universidad hemos hablado sobre energía e innovación social. Es
algo que no hemos buscado de manera proactiva pero nos pareció
interesante y, visto el interés que generaron nuestra primeras
charlas, decidimos que era algo a desarrollar. De un grupo de
voluntariado surgió esta idea, que ha resultado muy exitosa:
Una
recomendación: Visiten esa web cuyo enlace ofrece Erika. Merece la
pena. Y no se pierdan tampoco un enlace al final de esa misma web: es
un artículo publicado en enero del año pasado en La Vanguardia por
Clara Roig: “La chica que quiso retar al sol”. Es verdaderamente
aleccionador al respecto de hasta donde pueden llegar las cosas
cuando lo que inspira tareas como las que asumen las gentes que se
mueven en el universo Goiener son los valores que definen la
soberanía energética.
Som
Energia
Es
también una cooperativa sin ánimo de lucro, pero con un enfoque
distinto. Se definen así: “Producimos
energía eléctrica en instalaciones de generación a partir de
fuentes renovables (sol, viento, biogás, biomasa, etc.) financiadas
con aportaciones económicas voluntarias de los socios y
gestionamos,
compramos y facturamos la electricidad que consumen los socios y
socias que hayan querido contratarnos como comercializadora de
electricidad verde, según los certificados de garantía de origen
(CNMC). Particulares y empresas pueden contratar la luz con nosotros
sin necesidad de cambios técnicos en la instalación”
Los
socios de Som
Energía
hacen
una aportación
inicial al capital social de 100 euros.
Cualquier particular, empresa o administración pública que comparta
sus
valores puede unirse a la cooperativa.
Esos valores que
son en sí mismos una misión y
que
encajan en los de la SE,
son: “impulsar
un modelo energético renovable, eficiente y en manos de la
ciudadanía; favorecer
el crecimiento de una economía más social y solidaria; romper con
el oligopolio energético existente y
participar
de un movimiento social transformador”
Nacieron
en 2010 y en
menos de un año ya eran 1.000 socios y tenían 150 contratos. En
octubre de 2011 comenzaron la construcción de su primera
instalación, una cubierta fotovoltáica de 100 KW en Lleida. En 2014
inauguran una planta de biogás de 500 KW en Torregrossa financiada
con aportaciones de los socios, y suscriben en primero contrato con
la administración pública: el Ayuntamiento de San Celoní; en ese
año superan los 17.500 socios. A mediados de 2016 entra en
funcionamiento la planta solar de Alcolea. En 2018 inician el primer
proyecto para paliar la pobreza energética.
Marc
Roselló, miembro del Equipo de Gerencia de la Cooperativa:

La
motivación que impulsó la creación de la cooperativa era y es ser
una herramienta que acelerara el cambio de modelo energético.
Por
un lado, la inspiración de las cooperativas europeas que hace
décadas realizan esta labor de transformación nos ayudó a
comprender que era importante visibilizar la voluntad de muchas
personas de que su energía provenga de energías renovables, y eso
lo conseguimos con la comercialización de electricidad verde (que en
ese momento, en el año 2010, no había opción para un uso doméstico
de poder elegir el origen
de nuestra electricidad). Y por el otro, impulsar más
generación
renovable
gracias a la unión de las personas socias de la cooperativa. Una
actividad sin la otra no es del todo coherente con nuestro
objetivo
de lograr un modelo cien
por cien
renovable. No solo queremos “quedarnos” con la energía
verde existente actualmente, también queremos ser parte del motor
hacia ese
cien por cien.
Así
pues, los proyectos de generación son propiedad de la cooperativa y
su construcción es financiada a partir de la participación
económica de las socias y socios.
Actualmente,
comercializamos más de 400GWh al año y producimos a partir de
nuestras plantas de generación unos 13GWh/año. Eso representa un
volumen de negocio de más de 60 millones en el año 2019,
principalmente por la parte de comercialización.
¿Cuántos
socios tienen en la actualidad y cómo ha evolucionado la
incorporación desde que nació la cooperativa? ¿a grandes rasgos
como es el perfil del socio?
Som
Energia nació en diciembre de 2010 y el acto fundacional contó con
350 personas socias. A fecha de hoy, tal y como se puede ver en
nuestra web (www.somenergia.coop),
hay 65.000 personas socias de la cooperativa y gestionamos 112.000
contratos de luz. La diferencia entre socias y contratos se debe a
que cada socia puede invitar a cinco
personas a contratar la luz sin necesidad de asociarse a la
cooperativa. En la primera página de la Memória
social y económica
(pinchar
en el enlace para consultar la Memoria)
se puede ver la evolución de personas año a año y también su
distribución geográfica.
Según
una encuesta realizada a la base societaria, los principales motivos
por formar parte de Som Energia son, primero, dar apoyo a las
energías
renovables, en
segundo lugar, el cansancio que provocan las grandes compañías
del sector eléctrico, y en tercer lugar, la voluntad de impulsar una
economía cooperativa y sin ánimo de lucro.
Ustedes
son un actor de lo que se viene conociendo como soberanía energética
¿Se trata de una especie de ‘revolución’
desde abajo?
Si desde abajo entendemos que Som Energia nace y va dibujando su camino poniendo el foco en las personas y para ello construimos y miramos de ampliar las vías de participación, sí.
¿Sienten
la presión del oligopolio y de los agentes del modelo tradicional de
producción y distribución de energía? Si es así ¿de qué manera?
Siempre
decimos que la presión de los actores tradicionales para proteger su
territorio no se dirige hacia nosotras únicamente. Ya construyeron
un sistema y un modelo (regulatorio, de propiedad, etc.) que
dificulta y es muy complejo para la penetración de nuevos actores.
La opacidad, la complejidad, la capacidad de influencia, ya son
elementos contrarios al interés de cambiar el modelo y
la estructura de poder en este sector tan importante y crítico como
es el energético.
¿Cuál
es su relación con las administraciones públicas?
A fecha de hoy, disponemos de 500 contratos de electricidad en el ámbito de las administraciones públicas y 100 de estos contratos además son socias de la cooperativa.
En términos generales ¿qué sería necesario para que este cambio de modelo y hasta de paradigma alcanzara la masa crítica suficiente como para influir decisivamente en la transición energética en España y en Europa?
Ya
nos gustaría tener respuesta a esta pregunta. Nunca antes se ha dado
la opción como ahora de intentar un cambio tan profundo (gracias a
las renovables y a la crisis climática) y por tanto no tenemos
referencias.
Hay
quien plantea que un objetivo seria llegar al millón de personas
vinculadas a iniciativas como la nuestra o que logrando llegar al dos
por ciento de las personas los cambios se producen pero, la verdad,
no sabemos si son previsiones reales o mensajes motivacionales.
Hasta
aquí un relato largo para un trabajo periodístico, apenas un
apunte, sin embargo, al respecto de la diversidad de iniciativas que
por la potencia de lo sabido, lo conocido, lo habitual, lo de
siempre, y por el interés bastardo, quedan silenciadas. Pero la
sociedad bulle más de lo que parece y es diversa. Me referí al
principio al libro “Pluriverso” un verdadero compendio de esa
diversidad de proyectos grandes y pequeños que hoy encontrados por
todo el mundo. Termino con una cita recogida al principio de esa
misma obra; es de la Cuarta declaración de la selva lacandona, 1997,
del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional: “ Muchas palabras
se caminan en el mundo. Muchos mundos se hacen. Muchos mundos nos
hacen. Hay palabras y mundos que son mentiras e injusticias. Hay
palabras y mundos que son verdades y verdaderos. Nosotros hacemos
mundos verdaderos. Nosotros somos hechos por palabras verdaderas. En
el mundo del poderoso no caben más que los grandes y sus servidores.
En el mundo que queremos nosotros caben todos. El mundo que queremos
es uno donde quepan muchos mundos.”
Juan
A. Cabrera