martes, 8 de marzo de 2011

Aznar, el gracioso


La política (por llamarle algo) en materia de energía de los gobiernos de Rodríguez Zapatero es ninguna. Exactamente la misma que cuando Aznar. Solo un dato: nuestra dependencia energética es hoy tan grande como lo era hace treinta años. Así es que los ciudadanos podemos reírnos –aunque no tengan maldita la gracia- de las ocurrencias del momento. Quien  no debería hacerlo es el ciudadano Aznar que, según  las crónicas, fue Presidente del Gobierno (¿se merece este país tipos así?) y hoy oficia de gracioso: “las ocurrencias de quienes pretenden simular que la política energética es un concurso de pegatinas o un juego de bombillas que reparten en correos y de farolas que se apagan en las carreteras, o un pase de modelos de caballeros sin corbata o una subasta de neumáticos o un acertijo de nuclear quizá sí, pero Garoña no” ha dicho en  la presentación del libro Propuestas para una estrategia energética nacional, editado por FAES, una relación de absurdos menores y un canto a la energía nuclear que olvida, como suele ocurrir entre sus valedores, el problema infinito de los residuos y el modo como un país como el nuestro (sin un chavo) habría de afrontar la inversión en “emplazamientos para nuevos grupos nucleares"