Decir que Greenpeace comete crímenes contra la humanidad es algo
que de entrada solo movería a hilaridad; es tan necia la afirmación que solo un
bobo puede sostenerla. Pero ¿y si quienes lo dicen son 109 premios Nobel?; pues
eso es lo que se sigue de informaciones publicadas por el en otro tiempo
prestigioso diario El País (el periódico se equivoca: son 110): que lo dicen:
Y antes hay otra publicación que cito enseguida (hay más
artículos publicados en Materia de parecido jaez que no enlazo para no
aburrir). Solo si uno es muy malintencionado deducirá que El País Materia
anda metido en una campaña a favor de los transgénicos…o quizás a favor del TTIP que
en este tema -como en otros- es la punta de lanza del amigo americano para
romper las reticencias europeas a aceptar cualquier cosa como evidencia
científica previa a la liberalización comercial más salvaje:
“La ciencia confirma que los
transgénicos son igual de sanos que el resto de alimentos; después de 30 años de uso, una gran revisión
científica de los Organismos Modificados Genéticamente hecha en EE UU concluye
que son inocuos y desacredita los mitos que los rodean” El País
“Revista Materia” 17 de mayo de 2016 http://elpais.com/elpais/2016/05/17/ciencia/1463506219_758061.html?rel=mas
Solo por si no quieren seguir adelante leyendo esta última
referencia (nunca se me ocurriría recomendar tal cosa) indicar que lo que el
periódico -o el colaborador que firma el artículo- llama “la ciencia” es La
Academia Nacional de Ciencias de EEUU que, siendo una institución
estadounidense sin duda prestigiosa, no es, obviamente, “la ciencia”
¿Que digan tan egregios científicos lo que El País dice que
dicen es verdad revelada? Por poner un solo ejemplo cercano para quienes leen
con devoción este periódico: ¿Va a misa -con perdón- lo que digan Paul Krugman
o Joseph Stiglitz, premios Nobel de economía ambos o el prestigioso economista
francés Thomas Piketty, a los que el diario ofrece tribuna regularmente? Eso
depende; si dicen algo que recuerde, aunque sea vagamente, las cosas que dice
Podemos, pues entonces para nada.
Pero es que ¿dicen lo que El País dicen que dicen? Pues no, o no del
todo.
Por mi parte, sólo transcribiré algunas frases que me parecen
evidencias de la ambigüedad calculada del texto: “El uso de transgénicos no
reduce la diversidad ni vegetal ni de insectos en los campos donde se plantan e
incluso a veces la aumentan, dice el informe; en otro
lugar, reconoce que “…los genes de los transgénicos podrían acaban invadiendo
campos de cultivos que no lo son, pero esto no ha provocado ningún impacto en
el medio ambiente…” y, con todo, se pone de manifiesto “… la dificultad de
determinar cambios a largo plazo que a veces hacen difícil alcanzar
conclusiones definitivas”. Muy en la línea de este tipo de informes que
elaboran habitualmente distintas instancias estadounidenses, se viene a
concluir algo así: no encuentro problemas, luego a efectos prácticos, no los
hay. No sé a ustedes, pero a mi me parece un razonamiento tramposo.
Solo por completar la información concerniente
al este asunto del Informe: No es estrictamente científico; por ejemplo, se
permite hacer recomendaciones a las autoridades reguladoras que “…deben ser proactivas en la comunicación al
público acerca de cómo las tecnologías emergentes de ingeniería genética
o sus productos pueden ser regulados y cómo los nuevos métodos de regulación
pueden ser utilizados. Y, basándose en la “evidencia científica” el trabajo “desaconseja marcar en la etiqueta de los
productos que contienen transgénicos como supuesta salvaguarda de la salud
pública. El estudio ha sido patrocinado por el Fondo Burroughs Wellcome, la Fundación
Gordon y Betty Moore, el Fondo New
Venture, y el Departamento de Agricultura de EE.UU, con el apoyo adicional
de la ya mencionada Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. ¿Qué quiénes son
las instituciones que acompañan a la Academia en el patrocinio? Responder a esa
pregunta haría demasiado largo este artículo y además les privaría a ustedes de
satisfacer su curiosidad por sus propios medios;
créanme, hacerlo es apasionante y muy ilustrativo.
O mi
inglés es muy malo -seguro- o este pseudomanifiesto (cuyo original con las
firmas originales de los 110 científicos) no he conseguido encontrar, lo que
hace es un canto a las bondades del llamado arroz
dorado (de esto hablamos otro día) que acompaña con un coro de generalidades sobre la presunta -falsa-
oposición de Greenpeace sobre la biotecnología en general. ¿Dudo pues de su
autenticidad? Pues no tengo motivos, pero que dicen lo que El País dice que
dice… pues sí, pero no mucho, insisto, o sea, no. Y, desde luego, una pregunta retórica como la que
rubrica la carta abierta, con su cursiva incluida en el original, como esta “How
many poor people in the world must die before we consider this a crime
against humanity?” no puede ser considerada como una acusación
directa a la organización ecologista como, amarilleando por los cuatro
costados, titula El País; hasta mi pésimo inglés detecta eso.
La
posición de Greenpeace, una organización cuyo reconocimiento no merece que El
País la trate como si fuera un grupo de amiguetes más o menos
bienintencionados, desde luego tocados por una especie de integrismo inverso y
en todo caso muy desinformados, es archiconocida. Escribe uno de los
articulistas: “Y seguramente de eso es de lo que estamos hablando también en
este caso: de religión, de una de las nuevas religiones de nuestro tiempo, una
especie de panteísmo donde el papel de Dios lo representa la Madre Naturaleza.
Una religión laica, sí, pero tan irracional e impermeable al argumento como
todos sus precedentes celestiales” Sin duda habrá quien aplauda tan original
comparación; en compensación a otros entre los que me cuento les parecerá una
solemne memez.
Les recomiendo un
trabajo realizado por Greenpeace en Abril de este año que explica por qué la
organización se opone a los cultivos transgénicos: Veinte años de fracaso se titula esta obra documentadísima en donde
también está presente la ciencia para tranquilidad de El País. Quizás
precisamente la publicación de este Informe sea la razón de esta acción de
relaciones públicas en la que se han embarcado (o no) 110 premios Nobel: http://www.greenpeace.org/espana/es/Informes-2016/Abril/Veinte-anos-de-fracaso-/
El resumen, por lo demás
conocido, está en la documentación que Greenpeace acaba de proporcionar a la
prensa para reaccionar a la carta abierta de los Nobel: ”… la seguridad a largo
plazo de los alimentos transgénicos para los humanos y los animales sigue
siendo desconocida; Greenpeace no se opone a la utilización de transgénicos en
ambientes confinados y seguros, como la utilización en la medicina - por
ejemplo en la producción de insulina a partir de bacterias transgénicas; tras
20 años los cultivos transgénicos han demostrado que son un fracaso; no son necesarios, ni la solución a ninguno de
los problemas que prometían resolver, incluso los han agravado, por
ejemplo, con los cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas (los
predominantes) el uso de glifosato, clasificado recientemente como probablemente cancerígeno para los seres
humanos por la OMS, creció de forma exponencial y también la resistencia de
las malas hierbas a este producto,
dificultando las labores agrícolas; tampoco
son la solución al hambre en el mundo y se ha demostrado que los
cultivos transgénicos no tienen mejores rendimientos que los convencionales. El
problema del hambre no es que haya falta de alimentos en el mundo sino la mala
distribución…” etc, etc,
Materia es una revista on line de
ciencia de Prisa – El País. La sigo de vez en cuando y a mi me parece una buena
revista. Por ejemplo, puede uno encontrar un artículo publicado a finales de junio titulado La Ciencia revela el secreto del salmorejo
perfecto. Lo recomiendo vivamente; para su vida corriente les será mucho
más útil que esta cosa de los Nobel. Ah, me consta que para tener éxito el rico
plato cordobés no debe ser elaborado con tomates transgénicos, ya saben de
esos que no saben a tomate. No se lo pierdan: http://elpais.com/elpais/2016/06/27/ciencia/1467037834_489612.html