martes, 9 de agosto de 2016

¡Vaya veranito!

Vaya veranito que llevo. Hace poco escribí sobre la superioridad moral del vegano frente al taurino y me cayó la del pulpo (mucho más desagradable que la de puerro o la del cebollino, justo es reconocerlo). Ahora asisto con mi mejor sonrisa a las tertulias que empiezan por acordar que el último sondeo del CIS no vale para nada en vista de que se hizo al poco de las elecciones pasadas y a continuación se emplean en debatir sobre el último sondeo del CIS.

El vegano es de buen conformar, de modo que no se presta al enconado debate; se encoje de hombros y se larga a preparar el menú, algo que le suele llevar su buen rato. En cambio, si le digo al otro que tiene suerte pues a menudo pertenece a esa especie que puede comerse un par de huevos con patatas y, en el improbable caso de que le remuerda la conciencia, siempre puede quedar bien con monseñor Cañizares redimiendo el pollicidio en confesión, se pone levantisco y no ceja hasta que dice la última palabra…que no suele ser un piropo.

Sobre la cosa del CIS, mi amigo Javier Batanero acaba de contar en el feisbuc que “el sondeo político ha sustituido a la astrología o al tarot” y asegura que tuvo “…una prima que planeaba su vida en función de lo que le decían los astros o los arcanos y, cuando estos no acertaban, en lugar de cuestionar la efectividad de las cartas o la influencia de los astros se culpabilizaba preguntándose ‘que habré hecho mal’... Sostiene Javier que: “hoy está pasando con la industria de la opinión política que contagia a los propios políticos. Los sondeos, para ambos, ya no predicen lo que puede pasar: SON LO QUE PASA. Y los mismos partidos, cuando las buenas previsiones no se cumplen -como mi prima- se culpabilizan y se preguntan ‘qué hemos hecho mal’ (Podemos) Y si se cumplen, deducen ufanos: ‘lo hemos hecho genial’ (hoy mismo el PSOE). La realidad, como tú, Juan -este Juan, soy yo-  estás harto de repetir, es que 156 son más que 137. Esto no lo ven; y si lo ven, no le dan categoría de realidad potencial" Nada que añadir a lo que dice Batanero, que habla con verdad y pico de oro…y además me cita, así es que punto en boca, oyes.
Todo es relativo. Por ejemplo, hoy he visto una foto robada de Sánchez y su señora en una playa de Vera, Almería (sitio, sepan ustedes, en donde veranean notables de distinto signo, amén de periodistas de distinto, de distinto…lo que sea) Tranquilos, no voy a criticar el derecho del guapo prócer al descanso. Pero he pensado lo raro que es todo: mientras que él relaja sus hombros abrumados por el peso de la responsabilidad de ser la alternativa en el chiringuito, yo estoy aquí, en los madriles, asombrándome de lo que este país ha cambiado en apenas 40 años. Lo que mira Sánchez medio recostado en la toalla tal vez, solo tal vez, de intenso color escarlata, no es “la enorme mezcolanza de hombres y mujeres…público remiso a usar el albornoz” como decía un informe del Patronato de Protección de la Mujer de 1944 y nos recuerda Eslava Galán en Los años del miedo, o una “gusanera multicolor” pues, “…tras del pecado original, y cabalmente a causa de él, somos incapaces de gozar inocentemente al ver las bellezas de un cuerpo humano. Por eso es menester cubrirlo, para no ser a los demás ocasión de pecado, cosa que, por otra parte, es necesaria en nuestro clima” como sermoneaba por aquellas mismas fechas el padre Blanes, martillo de herejes que no se comían un colín, ni literal ni figuradamente.

Insisto, hay que ver lo que hemos cambiado. Lo que mira Panchez (como le llama mi hijo) es gente sin gobierno que parece que no esté sin gobierno; tan tranquilos, como si no hubiera un CIS. Debe de estar perplejo…como los taurinos con los veganos.
Dicen que esta tarde habrá chubascos tormentosos en el centro. A ver si es verdad, se liberan los iones y me quito de encima esta preocupación que tengo con el techo del gasto que no me deja vivir. ¡Que calorín!