viernes, 27 de abril de 2012

In-so-portable

Pensaba condolerme por la recaía del Rey, si acaso añadiendo algún comentario irónico sobre lo caro que nos está saliendo en términos de atención sanitaria el caprichito selvático del monarca, pero es que mi país se está yendo al carajo y, visto lo visto, pues me importa bien poco la salud del cazador al que, desde luego y como todo españolito de bien, ya he perdonado.
Y lo visto es que esa especie de comando Delta Force del neoliberalismo asilvestrado que son las agencias de calificación nos han distinguido con una significativa rebaja en la calificación, que el Ibex 35 está en caída libre, que la prima de riesgo vuelve a dispararse y que la Encuesta de Población Activa nos regala un nuevo dato que pone los pelos de punta: casi 366.000 nuevos parados, con lo cual alcanzamos ya los 5,6 millones y una tasa de desempleo del 24,4 por ciento. En tres palabras: es in, so, portable. Me rio yo –por no llorar, claro- de la ciclogénesis explosiva que nos ha visitado.
Todo eso es, naturalmente, pasto matutino de tertulias en las que me llama la atención la frialdad de algunos expertos cuando manejan cifras y conceptos como si no estuvieran hablando de la gente, como si este no fuera su país. Oigo por ejemplo decir…que Rajoy ya lo había avisado: las reformas (es el PP el que usa este término, no yo) provocarían a corto plazo un efecto como el que se está produciendo, para luego…tal y tal y pascual. Muy bien, han acertado con la predicción respecto a la destrucción inmediata de empleo pero sin duda comprenderán que no les de la enhorabuena, ni yo, ni los nuevos parados.
Digo yo que el Gobierno de Rodríguez Zapatero, también pretendió con  la anterior reforma laboral algún efecto beneficioso (en el corto, el medio, el largo, o dentro de una centuria) que evidentemente no se ha producido ni se va a producir. Y no veo por qué tengo que creer más a éstos que aquéllos, pues no soy persona de fe.
Viene mi incredulidad, desde luego de las vísceras (y a mucha honra, pues me empieza a tocar un poco las gónadas tanta supuesta racionalidad económica, tanto desprecio de lo que no sea aritmética roma y elemental, tanta falsa certidumbre en el camino único) pero también de la observación de la realidad: resulta que hace cuatro días Monti y Dragui ejercían el apostolado del déficit cero y ahora empiezan a hablar de la necesidad de crecer  pues parecen haber entendido la diferencia entre el rigor y el rigor mortis. Rajoy no se expresa así, todavía mantiene un discurso que más que sólido parece macizo, bien por prudencia o, simplemente, porque va dos pasos por detrás. Como para fiarse de nadie.
En cualquier caso, esto se está poniendo tan duro para la gente (las personas, como le gusta decir a no poco notables del PP) que, si estuviera en mi mano formular una advertencia, lo haría: aunque tengan la tentación, al menos no toquen las pensiones ni las prestaciones por desempleo. Sería terrible.