viernes, 30 de diciembre de 2016

Feliz 2017 y que no suba la luz

Esta mañana he compartido en redes sociales la fotografía de una factura de la luz. Es la que reproduzco aquí.

La foto estaba acompañada de la siguiente leyenda “Por 3 euros de consumo, 50 euros de factura. Robo permitido ‘Made in Spain’ ¡COMPÁRTELO!” Y mi primera reacción ha sido enfadarme y, naturalmente, compartirlo, lo cual ha enfadado viralmente a no se cuantas personas que, a su vez habrán compartido su enfado en un inútil ejercicio de propagación sin fin del mal rollo a la velocidad -menuda paradoja- de la luz.
Pero, una vez sosegado, caigo en la cuenta de que se trata de un asunto francamente inquietante.

Vengo de una familia modesta. En la casa de mis padres, un piso en la periferia madrileña, siempre pasé frío y eso era porque todo se medía al milímetro: de igual modo que las croquetas de mi madre estaban contadas, jamás se derrochaba un voltio o un amperio en aquellos radiadores de aceite o estufas de resistencia que Franklin confunda. Pero éramos razonablemente felices, o eso me parecía a mi.

En el final de la autarquía, o sea cuando entonces, las eléctricas estaban controladas por el Estado y aunque el capitalismo patrio comenzaba a desarrollarse, una factura como la de la foto no hubiera sido sería posible. Te podían meter en la cárcel por desafecto al Régimen pero uno entendía sin dificultad la papela: tanto gastas, tanto pagas.

Pagar lo que no se ha consumido o, más bien, pagar como potencial consumidor, es un sofisticado concepto del capitalismo avanzado cuya explicación radica en que quien presta el servicio ha realizado cuantiosas inversiones antes de preguntar al consumidor si desea ese servicio y, por tanto éste, una vez que lo es -consumidor potencial y una vez enchufa la plancha, consumidor a secas- mediante la firma de un contrato, tiene que contribuir a amortizar tales inversiones. A eso se añaden los impuestos especiales y/o indirectos, pero esto último no necesita explicación, solo resignación.
Lo inquietante es pagar por algo cuyo coste se generó quizás cuando ni siquiera habías nacido. Verbigratia, el caso de un alumbrado en los años ochenta, siendo así que los pantanos y las nucleares se construyeron hace mucho cuando ni siquiera se podía discutir si eso era mejor que la energía solar o la eólica o de donde salía el dinero y quien se cobraba los favores.  

Alguien tal vez podría discurrir que es como cuando compras un kilo de manzanas: en el precio va todo, el trabajo del agricultor, el transporte, el sueldo del frutero…y luego juega la ley de la oferta y la demanda y por eso son más caras las Reineta que las Golden.
Pero no. Nada que ver. Sin manzanas se vive tan ricamente, sin luz pues no. Y en cuanto a la oferta y la demanda, en el sector de la energía eso es una simpática broma que se gastan entre ellos los propietarios de las productoras, distribuidoras y comercializadoras, que hay para todos, cuando se van de alegres francachelas con los miembros de los consejos de administración que a veces son conocidos políticos ya de retirada que están allí para aportar su sabiduría en lo que sea menester.

No se, pongamos que un miembro de la tribu de los Mursi Mursi se acerca al río con una palangana para lavarse y un tipo le dice que antes de meterla en la corriente ha de pagar porque unos kilómetros más arriba se ha construido un ingenio a fin de que el agua no baje turbia…y luego, dependiendo de cuanta agua entre en el cuenco, le cobraría el consumo. Pues se quedaría muy sorprendido, pero eso es porque es un miembro de la tribu de los Mursi Mursi y no un tipo moderno.
Por eso a mi, que de una factura de 49,78 euros, solo 3,13 corresponda al consumo, más que sorpresa me produce inquietud.

Es que, siendo así ¿a qué llamamos pobreza energética? Se dice que se da cuando alguien no puede pagar la energía necesaria para calentarse, para cocinar, etc. Vale pero entonces ¿cómo llamamos a quien ni siquiera tiene la posibilidad de consumir porque no puede pagar lo que es previo al consumo?
Feliz año 2017 y que no les suban el precio de la luz, o el de la posibilidad de tener luz.


lunes, 26 de diciembre de 2016

El lío de Podemos


Lo que los inscritos en Podemos han votado días atrás han sido procedimientos. Lo primero que cabe resaltar a mi juicio, es que se presentaron 39 propuestas, no dos ni tres. La banalización a la que unos y otros han sometido este proceso hace que todo parezca una confrontación de dos modelos organizativos únicos.

Sí, como es sabido, las dos propuestas que mayor número de votos obtuvieron fueron las que han defendido junto a mucha gente más en cada caso, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón. Casi empataron, de modo que, siendo la ganadora (la de Iglesias) la que debe aplicarse, parece de sentido común llegar a Vistalegre tras incorporar al procedimiento final aportaciones de la otra propuesta (la de Errejón) Pero no solo, también convendría tomar en consideración algunas iniciativas planteadas por el grupo de los llamados Anticapitalistas y de las 36 restantes aportaciones, que las hay muy novedosas e interesantes. Si así se hiciera, se podría visualizar algo inédito en España, algo que se corresponde bien con lo que se da en llamar la nueva política, con otro modo de hacer las cosas.

Pero no. Los principales dirigentes de Podemos y algunos medios de comunicación incapaces de comprender la realidad más allá del juego de las unanimidades y la política más vieja, han convertido este proceso en algo muy poco productivo, muy poco esperanzador, en algo que dispara directamente a la línea de flotación de la ilusión. ¿Que en la trastienda hay algo más? Eso lo percibe cualquiera medianamente avisado ¿Y qué?
Se han cometido grandes errores. Por ejemplo, ese estúpido juego epistolar de gallitos ilustrados entre los principales líderes ha favorecido la impresión de que lo que hay es una confrontación de ideas; y si la hubiera (que la hay, en efecto) bien pobre es el eco que deja porque yo no sabría identificar dentro de este proceso que acabamos de vivir ninguna relevante. Y si lo que evidencia son luchas de poder, entonces más vale que vayamos plegando; menos mal que no es solo eso.

¿A quién le corresponde mayor cuota de responsabilidad en lo que ha sucedido y está por suceder? Al líder, naturalmente; y mucho más cuando es indiscutido. Es de primera página de manual.
Pablo Iglesias nunca debió decir que o salía adelante la propuesta que el defendía o se echaría a un lado. De haber perdido la votación se hubiera entendido como una actitud coherente pero, puesto que nadie le puso a él en cuestión en ningún momento, manifestarse de ese modo antes de votar es cosa fea. Tania Sánchez le llama a eso “chantaje” y quizás es un término demasiado duro pero que con eso trataba de condicionar las votaciones es una obviedad. Vieja política, muy vieja.
Y en Podemos parecen empeñados en echar más leña al fuego: la enésima torpeza es defenestrar a José Manuel López, ya ex portavoz en la Asamblea de Madrid y no explicarlo.

Siendo perfectamente legítima la destitución por el Consejo Ciudadano que es quien puede hacerlo, López no es un cargo orgánico (nada que ver el asunto de Sergio Pascual como se ha intentado decir) y además no es ningún mindundi sino que tiene ganado un merecido prestigio en Podemos y fuera de Podemos; hay que explicar -y no se ha hecho- si es que lo estaba haciendo mal, porque si no, habrá quien lucubre que el Consejo ha actuado inducido por el nuevo secretario general de Madrid Ramón Espinar (por lo visto, cercano a Iglesias) que ha pactado la salida de López (por lo visto, cercano a Errejón) para nombrar como portavoz a Lorena Ruiz-Huerta (por lo visto, cercana a Urbán) ellos sabrán porqué. O sea, vieja política, rancia.

Ayer mismo escuchaba decir a Iglesias que la imagen que ha proyectado Podemos en estos días ha sido pésima. Hoy oigo a Irene Montero asegurar que es necesario arreglar este entuerto. De acuerdo con ambos. Pero los dos forman parte de la dirección: en lugar de decir lo que hay que hacer, háganlo ya. Urge. Inexcusablemente antes de Vistalegre.
Algunos empezamos a estar un poco hartos de que unos anden urgando en el ombligo de los otros.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Machismo asesino


Cuatro mujeres asesinadas en apenas 72 horas. En 2016 han muerto 53 mujeres. Las víctimas por violencia machista han aumentado este año un 11 por ciento con un total de 36.079 casos.
 
Estadística persistente del espanto:

Año 2007: 71 mujeres asesinadas.









Estos datos espeluznantes se pueden desgranar en función de distintos criterios: por edades, por estrato socioeconómico, por nivel cultural…da igual, sigue siendo un horror.
Ya está bien. Hay que parar esto ya.

Sobre los maltratadores: para ellos, como para los pederastas y violadores, basta un endurecimiento de las leyes y la no aplicación de beneficios penitenciarios salvo bajo estrecha vigilancia y con restricciones muy duras para su libre circulación llegado el caso. ¿Asistencia psicológica? Por supuesto…entre rejas.

Para las mujeres que denuncian, protección a todos los efectos. Protección real quiero decir, que sientan que, si tienen la desgracia de sufrir algo así, el Estado impedirá que se vuelva a repetir; sin matices, sin cicaterías, sin reservas. Las denuncias falsas deben penarse con dureza pero, en vista de que su número es irrelevante y de que lo que nos jugamos es el bien supremo, la vida, hay que extremar las medidas de precaución una vez presentada la denuncia, incluso si circunstancialmente se produjeran errores en todo caso subsanables; lo que no tiene arreglo es el resultado del maltrato.
Para las mujeres en general: el Estado debe poner en marcha una campaña de duración indefinida, evaluable en resultados, que explique sin matices, sin ambages, clara, directa, que el maltrato no es otra cosa que maltrato, sin más; da igual si es el resultado de una dura infancia o la excrecencia de un amor enfermizo. No es comprensible, no es disculpable, no es perdonable. En ningún caso. En ninguna circunstancia. En ningún grado. Y conviene saber que hay que cortar al más mínimo síntoma porque nunca el maltratador cambia; siempre va a más. Y, se sufra o no en primera persona, es una obligación ciudadana denunciar si se sospecha que está ocurriendo.

Para los hombres en general: también es cosa de las Administraciones explicar a los varones que el maltratador no es más que un cobarde de mierda porque, en el fondo, el maltrato a las mujeres es un asunto de relaciones de poder. Es un delincuente. No hay ninguna gracia que reír, ninguna hazaña que celebrar. No se comprende, no se relativiza, no se bromea. No se mantiene la amistad cuando se sabe del maltrato. Se denuncia; hacerlo es -en el mismo plano que las mujeres- una obligación ciudadana.
Lo que pone los pelos de punta (más si cabe) porque explica a voces nuestro fracaso como sociedad, es lo que sigue: hay muchas investigaciones sobre los jóvenes y el maltrato cuyo resultado debería movilizar recursos de todo tipo ya. Baste comentar estos datos de un informe elaborado a principios de este año 2016 por la socióloga Carmen Ruiz Repullo:

El estudio que lo origina se elaboró a partir de entrevistas a 22 víctimas adolescentes y a seis chicos condenados por violencia en el ámbito familiar. Concluye que las chicas han sido socializadas en un "modelo de amor-sufrimiento" con el que ellas se identifican "ante una película, un libro o una canción", mientras que ellos valoran el modelo de "líderes de grupos, chulos y malotes", y todos, chicos y chicas, creen que el hombre duro y difícil, es el más atractivo. Las chicas tienden a normalizarlas al justificar prácticas no deseadas como muestra de amor.  
Los primeros signos de la violencia machista en adolescentes, desde los celos y las humillaciones, el control del móvil, etc, se justifican en la idea de un amor patriarcal en el que es normal que el varón quiera “controlar a su chica".

Por su parte los jóvenes entrevistados aseguran no identificarse como machistas, pero luego expresan su creencia de que las chicas se dejan impresionar por dinero y poder, que los celos son signos de amor, o que determinadas prendas de ropa son propias de "facilonas que provocan".
Ya digo, no es más que un botón de muestra. Busquen por ahí si lo desean, es fácil encontrar evidencias de lo grave que es este problema, de cuanto necesitamos y cuan urgente es incorporar en la escuela instrumentos para una formación radical que ponga las cosas en donde deben estar si queremos poner fin a esta lacra criminal y deseamos cuidar nuestra autoestima como sociedad. ¿Qué sentido tiene luchar por la igualdad entre sexos en diferentes ámbitos si esto es lo que está pasando entre buena parte de nuestros jóvenes?

Quien afea a la persona que dice amar su forma de vestir o sus gustos y aficiones es más que probable que tenga la mano larga; y quien da una bofetada a una mujer es potencialmente un asesino. Sin más.   

sábado, 17 de diciembre de 2016

Y parió la abuela roja

Como éramos pocos, parió la abuela y ahí tenemos a Gaspar Llamazares y a Baltasar Garzón juntos y por separado animando al personal para realizarse por ahora tímidos tocamientos que den lugar a un nuevo espacio político. Otro.

La razón -aseguran- es que un buen número de ciudadanos – 1,5 millones calculan los mentados- se sienten huérfanos ante la gran coalición en presente y más en diferido y en todo caso en forma de simulación por un lado, y la radicalización (¿?) por la que parece deslizarse UP con la difuminada IU de Garzón (Alberto) en su seno por otro.
Llamazares ya lidera la llamada Izquierda Abierta, partido político propiamente dicho, y Garzón (Baltasar) su particular plataforma ciudadana. A ellos se une en este intento un denominado Grupo Recortes Cero, una suerte de colectivo variopinto que aglutina (signifique lo que signifique “aglutina”) a sindicalistas de pro, algunos intelectuales y profesores, activistas sociales, etc.

Están en esta pomada gentes como Nicolás Sartorius o Diego López Garrido que tal vez han sentido una punzada de melancolía recordando un bonito, ingenuo y fallido proyecto de finales de los noventa que se llamó Partido Democrático de la Nueva Izquierda. Uso tantos calificativos en el ejercicio de mi derecho histórico de hacerlo por haber participado activamente en aquella aventura, un punto romántica y más elitista, que acabó en algo más que palabras cuando la dirigencia del PDNI (entiéndase López Garrido) decidió integrarse en el PSOE de Zapatero. Hace de eso veinte años. Se dice pronto.
Más o menos por esa fecha se creó la asociación No nos resignamos (he de confesar que yo la creía desaparecida porque lleva muchos años en silencio, o casi) que es ahora el instrumento que se ha utilizado para invitar al “nuevo espacio de reflexión y debate” a socialistas críticos como José Antonio Pérez Tapias y Odón Elorza entre otros.

Como todos son gente sensata, no está en sus intenciones la creación de un nuevo partido político por ahora. Estiman que quienes decepcionados han abandonado al PSOE, no necesariamente dirigirán sus preferencias hacia UP en futuras citas electorales. Pero, dadas las turbulencias políticas del momento, creen que es preferible ahora lucubrar sobre si la abuela (roja) fuma. Lo malo será que nos estalle la cabeza de tanto darle al magín.
 

sábado, 10 de diciembre de 2016

Galgos, o la letra con sangre entra


La noticia, una gacetilla sin importancia, es la siguiente: el 28 de noviembre pasado dos mujeres paseaban por una calle de la localidad de Carranque (Toledo) cuando observaron que un coche en marcha llevaba atado a un galgo (en la foto, realizada con el móvil de una de ellas y publicada por eldiario.es) Llamaron la atención del conductor y se entabló una discusión. Las mujeres le han denunciado por agresión a una de ellas y amenazas; según el texto de la denuncia, el sujeto en cuestión vociferaba que “las iba a matar”, “que se fueran a fregar o a limpiar que es lo que tenían que hacer y que ese era su perro y hace con él lo que se sale de los cojones”

Aunque no consta, el susodicho asegura que él también las ha denunciado porque fueron ellas quienes le agredieron. Seguro que esta clase de reacción les suena a ustedes, amigos lectores.

Colofón: La Mesa Regional de la Federación de Caza emitió un comunicado en el que afirmaban que mientras el galguero paseaba a sus galgos desde un vehículo, fue “agredido por dos animalistas”, hechos que condenan apoyando al hombre, del que destacan que es participante en la fase final del último Campeonato de España de Galgos. Y remata el comunicado: “Consideramos que el entrenamiento de los galgos redunda en su bienestar y no supone una forma de maltrato animal”, y piden, cargados de razón, que la Consejería de Agricultura de Castilla La Mancha apruebe el Reglamento de entrenamiento de Galgos con vehículo a motor para “regular este tipo de prácticas y evitar que otros galgueros sufran estas lamentables agresiones”.

¿Qué? ¿Cómo se les queda el cuerpo?

A mi la verdad es que no me sorprende que esas paseantes se toparan con la escena descrita y menos tratándose de galgos, unos animales muy dóciles que añaden a sus portentosas condiciones físicas una bondad y una nobleza inigualables. Esa es su grandeza. Y esa es su tragedia, porque tales condiciones les hace perfectos para un tipo de caza y/o actividad presuntamente deportiva (deportiva para ellos, los perros se entiende, porque el dueño lo que hace mientras trabajan los animales es caminar un poco por el campo o fumarse un puro en la grada de un canódromo) y para ser masacrados en cuanto muestran el más mínimo signo de debilidad o inadecuación para los altos fines a los que los destinan los galgueros, ejemplo de virtud en tantas y tantas cosas. En realidad lo que pasa con los galgos es en muchos aspectos una metáfora de la vida.

Iba a decir que lo que si me resulta extraño es la actitud de la llamada Federación de Caza, una entidad pública; y no tanto porque haya condenado la actitud de las sin duda muy peligrosas paseantes que debían estar pues, eso, en sus cosas de mujeres y tal, sino porque les parezca que atar a un perro al coche para entrenarlo es práctica recomendable. Digo que iba a decirlo, pero no lo digo porque he caído en la cuenta de que mientras no se promulgue una ley que sancione duramente el maltrato animal empezando por el paradigma, la lidia de toros bravos, pues cualquier cosa es posible y en cualquier actividad relacionada con los animales…incluidas las que tienen que ver con la alimentación; sí, también esas.

Mientras, el sujeto del coche podrá seguir sacrificándose entrenando a su perro con el que hace lo que le sale de los cojones que para eso ha puesto Dios las bestezuelas a nuestro servicio. Si le sangran las pezuñas (las del cuadrúpedo, claro) no importa porque así aprende. Lo dicho, como lo de que la letra con sangre entra (la de otro, claro) Una metáfora de la vida.