Yo a lo que vengo a referirme, como dicen en mi pueblo, es
al resultado de las elecciones francesas, sí a esas que ha ganado un tipo sin
carisma pero que ha sabido concitar a su alrededor muchas esperanzas en unos
comicios que eran mucho más que un plebiscito nacional. Mientras escribo, sigo
el resultado de las votaciones en Twitter: fresco, divertido y me informo
igual.
Un twitero
dice: “Vive La France. De ahí (casi) siempre viene el aire…” Y otro escribe: “Algunos
dan por hecho que Hollande doblegará a Merkel y que el BCE mañana se pone a
imprimir euros. Enternecedor pero bastante ilusorio”
Qué quieren que les diga, me quedo con el primero, al fin
y al cabo expresa una cierta esperanza. El segundo, un triste sin duda, no es más que más de lo mismo; la reacción, el
pensamiento único siempre así: si alguien piensa distinto es que es un iluso o,
más modernamente, un antisistema;
este, además, te perdona la vida en cuanto te descuidas.
Vive la France pues, y ya si eso.
Lástima lo de Grecia con el huevo de la serpiente en el
Parlamento mismo. De Amanecer Dorado, el grupo neonazi y violento que tendrá su
sitio en la Cámara, decía otro twitero
que era un nombre como muy de Loco Mía.
Pues sí, pero con mucha más mala leche.
Europa debe tomar nota de lo de Francia, pero mucho más
de lo de Grecia. ¿Lo oyes Merkel?