miércoles, 28 de mayo de 2014

¿'Podemos' o hubieramos podido?

La caverna y sus adeptos están que trinan con Podemos; normal, esa gente tira contra todo lo que se menea. Si acaso algunos tuvieran la tentación –que no creo- de echarle un vistazo al programa con el que la formación (obviamente no es un partido político al uso) ha concurrido a las elecciones europeas, pueden acudir al ABC (http://www.abc.es/espana/20140527/abci-programa-podemos-iglesias-201405271044.html) que ya lo ha cocinado convenientemente condimentado de aires castristas y maduristas (¿se dirá así?) como dicta la falacia extendida por tipos como Alfonso Rojo, cuya capacidad de respuesta a ciertos estímulos va mermando visiblemente con los años y las tertulias, en un panfleto que dice dirigir y de cuyo nombre no me acuerdo en este momento pero que incluye, para vergüenza de la profesión, la palabra periodista. Punto, y a otra cosa.
 
Lo que me llama la atención es el desconcierto de quienes son sin duda progresistas y, al tiempo, gentes de orden; a ver: Podemos es de izquierdas ¿vale?  De nuevo una recomendación: ustedes que no se conforman con interpretaciones de terceros lean sin apriorismos ni prejuicios el programa (http://www.podemos.info/sites/default/files/Programa%20Podemos%20def%202.pdf)
puede que en algún momento les recuerde a ustedes mismos cuando eran más jóvenes: ya saben, habla de suprimir las Sicav (ese instrumento de la injusticia social más flagrante) o de prohibir los despidos en empresas con beneficios; o de derogar la última reforma de las pensiones; o de auditar la deuda…en fin, ya digo, de izquierdas; ¿Que tiene un punto de utopía? Claro, es de izquierdas ¿o ya no se acuerdan?
 
Que Podemos ponga de los nervios a quienes, presuntamente de izquierdas pero sin más mimbres ideológicos que el interés de su ombligo (a estas alturas repleto de pelusas) y su extraordinaria capacidad para trepar durante años, es también muy normal. Son eso que llama Pablo Iglesias y los suyos “la casta” a mi juicio, expresión no demasiado afortunada pues no son un linaje o una clase especial que se distingue del resto ni, desde luego, destacan por su coraje. Son, más bien, la expresión del triunfo de la mediocridad sobre el talento y, por lo mismo, un elemento retardatario de las organizaciones que fagocitan. Es que eso de llamarles “casta” les pone en evidencia por más que se sepan protegidos por una especie de incomprensible corporativismo y un sentido patrimonial de las ideas y de las organizaciones en que se apoyan: vale, son como sanguijuelas, pero son nuestras sanguijuelas.
Para los más pragmáticos: observemos el panorama. Podemos da el campanazo y ahora está en todos los medios; vamos, hasta hay analistas, antes desdeñosos, que ahora les dedican sesudos análisis. ¿Flor de un día? Ya veremos.
 
¿El PP? Bah, en esto no cuenta (chorradas de Floriano,  ocurrencias cursis de González Pons, pijadas de Cospedal y exabruptos de Cañete. Nada)
 
¿IU? Pues pidiendo cariño por las esquinas.
 
¿El PSOE? Imaginen qué hubiera pasado si no pasa lo de Andalucía: pone los pelos de punta ¿a que sí? Pues a Rubalcaba, que se va pero poco, no lo pone nervioso nada ni siquiera, a lo que parece, el suicidio de la organización que pilota; digo pilota, porque liderar lo que se dice liderar ya le están diciendo dentro que no. Una lástima: la gente que no acaba de encontrar el momento de decir adiós, suele acabar muy mal; la vida es dura qué le vamos a hacer.
El 15 M fue (es, no nos equivoquemos) un movimiento de perfiles difusos e inequívoca contestación a la situación derivada de eso que damos en llamar crisis y algunos denominan farsa, que ha dado lugar en España a organizaciones muy activas entre las que destacan la PAH y que ahora alumbra Podemos. Hay más actores que no es del caso relacionar aquí; en España y en muchos otros países. Tiren de google si les interesa el tema. El 15M nació a raíz de una manifestación celebrada el 15 de mayo de 2011. El tiempo pasa rápido, pero tres años se me antoja un plazo suficiente para haber intentado comprender, canalizar y aprovechar toda esa energía por quienes, manteniendo la capacidad real de gobernar, cada día han recibido el testimonio de la desafección de la gente. Ahora, Valenciano dixit, toca llorar sobre la leche derramada.
Insisto, observen el panorama de hoy y saquen conclusiones. Ah, disculpen la insistencia: Podemos es de izquierdas, ya digo, aunque no pertenece a la aristocracia inversa y no tiene la pátina que da la historia.