viernes, 25 de marzo de 2011

Fue 9 a 7 y no 13 a 3

Ya se que con lo que voy a escribir quedaré como filo etarra o, como lo que para mi gusto es aún peor, tipo complaciente o ingenuo. Es lo que pasa cuando los llamados líderes de opinión deciden cual es la verdad oficial y el vocerío circundante les da la razón porque coincide con sus deseos (¿?).
A mi me parece una vergüenza que el Supremo, el Gobierno, la mayoría de la Oposición y, ya digo, los altoparlantes, hayan decidido intentar ocultar (sí, digo ocultar) que el resultado de la votación en el Alto Tribunal sobre la legalización de Sortu ha sido muy apretado. El truco, como hemos visto, es ponerse pesadísimos sobre el hecho de que se han producido tres votos particulares,  modo que parezca que solo tres magistrados se han opuesto a la decisión final.
¿Es esto importante? Pues ya me gustaría a mí que no lo fuera. Pero lo es, porque esa escisión es de orden político (vaaaale ideológico, no se me pongan estupendos) y, por tanto, la sentencia también lo es.
Sí, claro, hemos de acatar la decisión y todo ese rollo. Ya no dará tiempo y Sortu no irá a las urnas (lo cual, dicho sea de paso, no me quita el sueño…por ahora; ya veremos las consecuencias sobre el terreno) Pero ¿No resulta evidente, visto lo visto que el Constitucional la dará la razón?
Y, puestos a ser pragmáticos, ¿sería preferible que ocurriera así, aunque sea en descrédito del Supremo? Es que si el asunto llega a Estrasburgo, nos van a tumbar como Dios pintó a Perico; y entonces el descrédito será para España.