Termino
de leer estos días el ensayo que David Rieff dedica a lo que él
llama crisis del humanitarismo (Una cama por una noche, Debate
2019) Entiéndase la palabra crisis como cambio de cierta
profundidad. Es un interesantísimo repaso a la labor de las ONGs
desde Bosnia a Afganistan pasando por Ruanda o Kosovo. Quienes deseen
ahondar en estos temas tienen en esta obra una referencia fundamental
en mi opinión
Dedica
apenas un par de páginas a los migrantes en el Mediterráneo, pero
esas pocas alusiones son clave para entender lo que ha puesto de
manifiesto a mi juicio el asunto del Open Arms. Lo sucedido, creo,
volverá a ocurrir cada vez más ante la inoperancia de la Unión
Europea. Con el Ocean Viking inmediatamente y muchas más veces en lo
sucesivo. Mantener el pulso como ha hecho la ONG española es un
salto cualitativo.
Dice
Riff: “El reto político más grave al que se enfrentan las ONGs
radica no ya en lo que está pasando en el Sur Global sino en lo que
está ocurriendo en el Norte Global y en particular en Europa”
Cuando
la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, dice que el Open Arms
no tiene permiso para rescatar no está diciendo una estupidez sin
más; lo que dice es que no se debería permitir que cualquiera haga
esta labor fuera del sistema de Naciones Unidas o de la UE. Solo que
tal sistema es muy deficitario en el caso de la ONU (Acnur está para
otras cosas) e inexistente en lo que hace a la UE. Así es que cuando
una ONG rescata en el mar, especialmente en aguas internacionales, se
convierte inevitablemente en un agente destacado de una “profunda
lucha política” (Op. Cit.)
Cuando
muere gente no se puede ser neutral. No crean, el humanitarismo no
siempre ha defendido algo así. Hubo un tiempo en que entidades de
todos conocidas trataban de mantenerse al margen de la política y
desde luego de la ideología. Hoy casi nadie se apunta en este ámbito
a la equidistancia, lo cual genera algunas perplejidades y ciertas reacciones torpemente incriminatorias con un alto grado de estupidez: eso es lo que es sostener que la labor de las
ONGs que rescatan migrantes en realidad favorecen a los traficantes
de seres humanos.
“El
humanitarismo ha salido airoso de numerosas crisis y quizás también
salga airoso de ésta. Desde luego, así lo espero. Pero para ello
será preciso que cambie radicalmente, de una forma tan radical como
los Salvini, Orbán o los seguidores de Alternativa por Alemania (y
de Vox y el propio PP, añado yo) han hecho para modificar las
relaciones de fuerza de la política, la ética y la moral en Europa.
Y la única forma de conseguirlo pasa por abandonar la política
humanitaria en favor de la política pura y simple.” (Op.Cit.)
¿Será
eso lo que quería decir Óscar Camps, cuando afirmó que oyendo a
Calvo le parecía oir a Salvini?