jueves, 22 de agosto de 2019

Open Arms: más que un final feliz


Termino de leer estos días el ensayo que David Rieff dedica a lo que él llama crisis del humanitarismo (Una cama por una noche, Debate 2019) Entiéndase la palabra crisis como cambio de cierta profundidad. Es un interesantísimo repaso a la labor de las ONGs desde Bosnia a Afganistan pasando por Ruanda o Kosovo. Quienes deseen ahondar en estos temas tienen en esta obra una referencia fundamental en mi opinión

Dedica apenas un par de páginas a los migrantes en el Mediterráneo, pero esas pocas alusiones son clave para entender lo que ha puesto de manifiesto a mi juicio el asunto del Open Arms. Lo sucedido, creo, volverá a ocurrir cada vez más ante la inoperancia de la Unión Europea. Con el Ocean Viking inmediatamente y muchas más veces en lo sucesivo. Mantener el pulso como ha hecho la ONG española es un salto cualitativo.

Dice Riff: “El reto político más grave al que se enfrentan las ONGs radica no ya en lo que está pasando en el Sur Global sino en lo que está ocurriendo en el Norte Global y en particular en Europa”

Cuando la vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, dice que el Open Arms no tiene permiso para rescatar no está diciendo una estupidez sin más; lo que dice es que no se debería permitir que cualquiera haga esta labor fuera del sistema de Naciones Unidas o de la UE. Solo que tal sistema es muy deficitario en el caso de la ONU (Acnur está para otras cosas) e inexistente en lo que hace a la UE. Así es que cuando una ONG rescata en el mar, especialmente en aguas internacionales, se convierte inevitablemente en un agente destacado de una “profunda lucha política” (Op. Cit.)

Cuando muere gente no se puede ser neutral. No crean, el humanitarismo no siempre ha defendido algo así. Hubo un tiempo en que entidades de todos conocidas trataban de mantenerse al margen de la política y desde luego de la ideología. Hoy casi nadie se apunta en este ámbito a la equidistancia, lo cual genera algunas perplejidades y ciertas reacciones torpemente incriminatorias con un alto grado de estupidez: eso es lo que es sostener que la labor de las ONGs que rescatan migrantes en realidad favorecen a los traficantes de seres humanos.

El humanitarismo ha salido airoso de numerosas crisis y quizás también salga airoso de ésta. Desde luego, así lo espero. Pero para ello será preciso que cambie radicalmente, de una forma tan radical como los Salvini, Orbán o los seguidores de Alternativa por Alemania (y de Vox y el propio PP, añado yo) han hecho para modificar las relaciones de fuerza de la política, la ética y la moral en Europa. Y la única forma de conseguirlo pasa por abandonar la política humanitaria en favor de la política pura y simple.” (Op.Cit.) 

¿Será eso lo que quería decir Óscar Camps, cuando afirmó que oyendo a Calvo le parecía oir a Salvini?