lunes, 3 de diciembre de 2012

Diga 33, en privado

El ataque que está sufriendo la sanidad pública como modelo es sencillamente demoledor. Y presenta numerosos frentes de los que el más virulento es con toda probabilidad la Comunidad de Madrid. Basta leer las recientes declaraciones del consejero del ramo, Fernández Lasquetty, publicadas en la edición regional de un diario el pasado viernes día 30. Pueden recuperar la entrevista en el siguiente enlace: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/11/30/actualidad/1354312343_771860.html 
pero si prefieren un resumen de alcance, valga el siguiente:

Lo primero a destacar es el empleo del neo lenguaje tan al uso que hace el consejero al llamar “externalización de la gestión” a lo que en español entendemos por privatización;  ya comprendemos que no se trata de entregar a la iniciativa privada la propiedad de nuestro sistema sanitario pues eso, que sí mereciera para el PP ser calificado de privatización según Lasquetty, no sería tal, sino más bien un expolio. Pero este juego perverso con las palabras ha dejado de sorprendernos: en otros ámbitos ya sabemos que debemos llamar “regulación fiscal” a la amnistía, o que hemos de aprender los rudimentos de lo que algunos llaman en broma “guindés” o “montorés” si queremos conocer de primera mano en qué consiste la siguiente medida económica del Gobierno.

Los argumentos de Fernández-Lasquetty pasan por recordarnos que su partido tiene el 53% de los votos en la Comunidad madrileña y, por tanto, no necesita dejarse asesorar por los especialistas ni negociar cosa alguna, o que la gestión privada es más eficiente que la pública, una especie de axioma del más genuino neoliberalismo que, a lo que parece, no precisa ser demostrado (dice tener informes inapelables al respecto pero nadie los ha visto, independientes quiero decir; existen estudios, claro, y son complacientes, pero están financiados por entidades privadas del sector) aún cuando la realidad nos demuestra que hay hospitales bien gestionados y otros mal sin que necesariamente en eso influya la “externalización” o no de la gestión; como todos conocemos ejemplos de una cosa y de la otra, es bastante estéril la discusión.

Es curioso que el mismo día en que se publicó la mencionada entrevista, un denominado Instituto para el desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) puso en marcha una campaña publicitaria que merece ser comentada. El que reproduzco a continuación es el anuncio publicado a toda página:

No es nítida la reproducción pero no importa: lo que dice ya lo comento yo. Sí quiero llamar la atención sobre el formato: es el que habitualmente se usa para un anuncio oficial; de hecho, bajo el logo de IDIS y sobre el titular “La colaboración público-privada no es sinónimo de privatización de la sanidad” aparece la mención “Comunicado Oficial”

Jugando al despiste, o una prueba más de que el lenguaje puede ser pervertido para manipular la realidad, porque el comunicado debe su autoría a un grupo de empresas del sector sanitario privado. Así es que “oficial”no; ¿o sí? Eso es IDIS en todo caso: un lobby; y también, por pura casualidad espero, un ser femenino de la mitología germana asociado al destino. De agradecer de todos modos esta nueva aportación que enriquece de significados el castellano: a la privatización o “externalización de la gestión” podremos llamarla también y según el anuncio “colaboración”

Breve paréntesis: cada vez que escribo la palabra “externalización” Word, que es el listísimo tratamiento de textos que utilizo, la subraya en rojo. ¿Saben por qué? Pues porque en castellano esa palabra no existe; que cosas ¿verdad?

A lo que iba. Los redactores del anuncio de IDIS se muestran preocupados porque “afirmaciones que se están produciendo en diversos medios de comunicación…pueden dar lugar a corrientes de opinión equivocadas en la sociedad” Curioso, desde luego que a IDIS le parezca que pueda haber corrientes de opinión equivocadas; las opiniones son eso, opiniones, ni están equivocadas ni lo contrario, pero se agradece el interés de este Instituto al velar por el buen criterio de los ciudadanos aunque no comprenda bien ni siquiera en donde está la sutil línea que separa la publicidad de la propaganda.

Hay quien cree que la “colaboración público-privada” es convertir la salud del ciudadano de a pie en un negocio para las grandes empresas del sector. Y a mí me parece que, desde luego, si consideramos la sanidad como la prestación de un servicio antes que como un derecho, ocurre exactamente eso, salvo que demos con arcangélicas entidades que pongan por encima de su legítimo afán de lucro la satisfacción de ese derecho. Más bien lo harán llegado el caso si las administraciones públicas cubren sus espaldas con subvenciones o garantías para caso de pérdida económica. Hay ejemplos para aburrir.

El comunicado “oficial” termina con un texto destacado en versales y negritas: “El IDIS apela a la responsabilidad de todas las partes implicadas en este escenario de crisis económica en el que nos encontramos…” Es como una proclama triste, hecha como con poco entusiasmo que es, por lo visto, el aroma de las cosas bien hechas, las cosas serias, las que se hacen aunque no guste hacerlas, ya saben ¿A que eso de la responsabilidad les suena? ¿Conocen una palabra más manoseada últimamente? ¿Cuántas veces les ha parecido que se utiliza como arma arrojadiza cuando expresan ustedes un desacuerdo?

Roberto Sánchez, médico de familia que tiene un interesante (y bastante radical) blog: http://1palabratuyabastaraparasanarme.blogspot.com.es/) ha escrito lo siguiente en relación con una práctica corriente en la sanidad privada: “Lo de que no derivan a los pacientes graves a la sanidad pública por motivos económicos sino por nivel de especialización, es simplemente insultante. Lástima que la pública sea la especialista en cáncer avanzado resistente a quimioterapias iniciales, SIDA, diabetes y un sinfín de enfermedades NO RENTABLES, y que la privada sea la reina de las patologías banales, de los niños/as acatarrados y de los partos no complicados…” Pues eso.