martes, 26 de febrero de 2019

Ese muerto es mío


 
Pues con el asunto en manos del Supremo, poco puede hacer ya el Gobierno. Pero se ha equivocado de pe a pa. Está mal que lo repita, pero es que lo vengo diciendo desde julio. Y no porque abriera la caja de los truenos; desde ese punto de vista lo vergonzante es que otros gobiernos del PSOE con mayor poder no lo hicieran hace mucho tiempo. Ahora el Ejecutivo, en estos pocos días que le quedan, es la risión del facherío. Ahora resulta que un juez fascistóide se apoya en el informe de dos arquitectos patibularios de la Fundación Franco para tumbar una licencia de obra menor -ya saben, eso que se pide para cambiar las ventanas o el azulejo del baño- y argumentar que no se puede levantar la losa no vaya a ser que se hunda la basílica toda.

Lo dicho, hasta el más tonto hace relojes y a base de dilaciones no hay quien saque a la momia del Valle.

El Gobierno de mi país va remolque de lo que se le ocurra al franquismo. Sinceramente, no me puedo creer que no se haya podido hacer de otra forma con toda esa corte de abogados del estado y asesores varios, de manera tal que sean los demás los que tengan reaccionar a la acción del Ejecutivo.

En tono de humor, o no: ese muerto es mío y hago con él lo que quiero. ¿No lo enterraron en un mausoleo de estado? Pues mientras esté allí es mío, o sea del estado y el Gobierno tendría que haber sido menos garantista y más efectivo. Fuera el fiambre y que la familia haga lo que quiera con él, naturalmente menos llevarlo a la Almudena ni a ningún otro lugar con el único fin de seguir tocándonos las gónadas a todos.

Y que reclamen ellos. A ver quien tiene agallas de volverlo a llevar a Cuelgamuros.