sábado, 16 de abril de 2016

Paraísos


¿Cuánto dinero se esconde en los paraísos fiscales? Pues, dada su naturaleza opaca, es difícil saberlo. Tax Justice (http://www.taxjustice.net/) una organización independiente de especialistas en la gestión de tributos, abogados y activistas, considera que aproximadamente un tercio del PIB mundial, es decir, unos 21 billones de dólares.

A mi me parece una barbaridad pero claro, siempre habrá quien replique que comparado con qué. Tampoco puedo saber de cuanto estamos hablando en términos de evasión fiscal; mucho, en todo caso…y mucho es mucho y no hay que compararlo con nada.
Quizás los datos que ofrece Oxfam para España nos pongan un poco más en situación: la organización estima que en esas jurisdicciones opacas se esconden casi 7 billones de euros; esto significa que en nuestro país el fraude fiscal podría alcanzar los 175.000 millones y no para de crecer, hasta el punto de que solo en 2014 la desviación de capitales españoles hacia paraísos fiscales se incrementó el 2.000 por ciento.

Por poner solo un ejemplo que permita disponer de algún elemento de referencia: en 2013 el gasto público en salud en España fue de 64.918 millones de euros, esto es, una cifra inferior a la de 2007, año desde el que no ha parado de bajar. Recuerden: el fraude fiscal relacionado con los paraísos fiscales es de unos 175.000 millones.
Y podríamos seguir así páginas y páginas. No tiene sentido.

Tampoco lo tiene debatir sobre las intenciones de quien hace uso de los paraísos fiscales acudiendo a la fórmula que sea, o distinguir entre lo que es legal y lo que es moral. Cabe, desde luego, argüir que un sistema fiscal es más solidario o menos, más o menos justo y equitativo, pero que quien utiliza los paraísos fiscales es un criminal, pues de eso no hay ninguna duda.
Como dijo Pero Grullo, en las democracias, las leyes las hacen los parlamentos y los gobiernos, y éstos resultan de las mayorías que deciden los ciudadanos. Con muchas reticencias que no son del caso, instituciones de diverso tipo que también derivan de la representación legítima influyen e intervienen en las reglas de juego. Así es que, aunque sea por delegación remotísima, alguna responsabilidad tenemos usted y yo en que existan los paraísos fiscales que, obviamente, no son fenómenos de la naturaleza ni excrecencias de la Providencia siempre inexcrutable.

Un suponer: Si Esperanza Aguirre dice que es natural que todo hijo de vecino intente por medios legales pagar menos impuestos, un ministro del reino de España (“esa persona a la que usted se refiere” ya saben) miente como bellaco para ocultar su participación en sociedades offshore y un cantamañanas de medio pelo que no tiene inconveniente en cobrar de una televisión pública, abomina de todo lo que huela a público y asegura que todo el mundo haría lo mismo (eludir impuestos) si pudiera, pues igual no es difícil entender de qué va todo esto sin necesidad de saber mucho de economía y hacienda.
De la austeridad y del déficit ya hablaremos otro día que hoy me da risa.