viernes, 25 de marzo de 2011

Fue 9 a 7 y no 13 a 3

Ya se que con lo que voy a escribir quedaré como filo etarra o, como lo que para mi gusto es aún peor, tipo complaciente o ingenuo. Es lo que pasa cuando los llamados líderes de opinión deciden cual es la verdad oficial y el vocerío circundante les da la razón porque coincide con sus deseos (¿?).
A mi me parece una vergüenza que el Supremo, el Gobierno, la mayoría de la Oposición y, ya digo, los altoparlantes, hayan decidido intentar ocultar (sí, digo ocultar) que el resultado de la votación en el Alto Tribunal sobre la legalización de Sortu ha sido muy apretado. El truco, como hemos visto, es ponerse pesadísimos sobre el hecho de que se han producido tres votos particulares,  modo que parezca que solo tres magistrados se han opuesto a la decisión final.
¿Es esto importante? Pues ya me gustaría a mí que no lo fuera. Pero lo es, porque esa escisión es de orden político (vaaaale ideológico, no se me pongan estupendos) y, por tanto, la sentencia también lo es.
Sí, claro, hemos de acatar la decisión y todo ese rollo. Ya no dará tiempo y Sortu no irá a las urnas (lo cual, dicho sea de paso, no me quita el sueño…por ahora; ya veremos las consecuencias sobre el terreno) Pero ¿No resulta evidente, visto lo visto que el Constitucional la dará la razón?
Y, puestos a ser pragmáticos, ¿sería preferible que ocurriera así, aunque sea en descrédito del Supremo? Es que si el asunto llega a Estrasburgo, nos van a tumbar como Dios pintó a Perico; y entonces el descrédito será para España.

martes, 22 de marzo de 2011

¡Vaya tropa!

Dice Zapatero, repitiendo lo que ha dicho Obama, que no estamos en Libia para sacar de allí a hostias a Gadafi. ¿Ah no? Ya... es que hemos ido en misión humanitaria, con la intención de convencer al sátrapa y su corte de que deje de masacrar gente a base de romperle cosas: edificios, tanques, plazas...
Yo es que por más que la tele ponga mil veces aviones despegando y barcos de paseo, no termino de creerme que estemos en guerra; USA que no quiere ser el que manda en la cosa; las potencias con derecho a veto en la ONU que no vetan pero se abstienen y luego critican al resto; la OTAN que ni está ni se le espera; los noruegos que mandan los aviones y luego se enfadan porque ellos son gente seria y tal y esto es un cachondeo. La verdad es que no me negarán que un noruego no pinta nada en el desierto, con lo blanquitos que son y la solana que hace allí. Y Francia. ¿Alguien entiende a Francia?

miércoles, 16 de marzo de 2011

Miguel Sebastian, ministro preclaro

Escribo estas líneas en el momento en que, con la central nuclear de Fukushima fuera de control, Japón lucha con todos los medios a su alcance para enfriar los reactores. Y el mundo cruza los dedos.
Alemania para sus nucleares más viejas (sí, es tiempo de elecciones y tal y cual, pero parar un reactor no es cosa que se haga chascando los dedos, oyes) , Francia -que depende tanto de esta clase de energía- se tienta la ropa...Europa, siempre paquidérmica, reacciona no obstante como un resorte.
Pero a mi me ha llamado la atención el comentario realizado por un ministro preclaro: me refiero a Miguel Sebastián, titular de la cosa, cuyo critertio es que no es momento de plantear debates sobre la energía nuclear. ¿Ah no?
¿Está acaso el ministro enajenado? ¿Quizás es que su celo por preservar nuestra felicidad le lleva a evitarnos preocupaciones? ¿Quizás es que piensa que, dadas las circunstancias, la ciudadanía siempre algo lela y dada a excesos, deseará volver al neolítico propiamente? Y a mi que me parece que es, precisamente, el momento del debate; sí, este instante en que nos lo hacemos encima de miedo, con razón.

lunes, 14 de marzo de 2011

Nucleares

El argumento más razonable en favor de la energía nuclear es el que supone que, dando por sentado que las energías fósiles se terminarán, lo deseable sería sustituirlas por las denominadas energías limpias. Pero, siendo así que no estarán disponibles en tiempo y forma para que no sufra nuestro bienestar ni el desarrollo, el único recambio de verdad posible es la energía nuclear.
El razonamiento es impecable ¿no?
Ya, pero ¿dónde están las consideraciones sobre seguridad?
Si se observa bien, es algo que suele ir a continuación del impecable razonamiento. Y por supuesto es del siguiente tenor: es la más segura, la que menos contamina y bla,bla,bla.
En Chernobil fue un error técnico-humano; en Japón es una catástrofe natural. ¿Qué será lo siguiente? La casuística puede ser infinita si nos ponemos pesimistas. ¿Pueden alterarse las condiciones en que se guardan los residuos de alta de actividad dando lugar a un accidente dantesco? ¿Seguro que en donde se emplazan los cementerrios nucleares no puede ocurrir un gran seismo? ¿Ni siquiera dentro de cientos de años que es lo que dura la actividad de esos residuos? ¿No volverá a ocurrir, por una razón u otra, incluido un eventual atentado, lo que Chernobil o Japón?
¿Hay alguien capaz de tranquilizarnos ante esos temores? Si lo hay, será que no ha visto por televisión estos días lo que la naturaleza es capaz de hacer con la soberbia de la especie humana. O que es estupido.

martes, 8 de marzo de 2011

Aznar, el gracioso


La política (por llamarle algo) en materia de energía de los gobiernos de Rodríguez Zapatero es ninguna. Exactamente la misma que cuando Aznar. Solo un dato: nuestra dependencia energética es hoy tan grande como lo era hace treinta años. Así es que los ciudadanos podemos reírnos –aunque no tengan maldita la gracia- de las ocurrencias del momento. Quien  no debería hacerlo es el ciudadano Aznar que, según  las crónicas, fue Presidente del Gobierno (¿se merece este país tipos así?) y hoy oficia de gracioso: “las ocurrencias de quienes pretenden simular que la política energética es un concurso de pegatinas o un juego de bombillas que reparten en correos y de farolas que se apagan en las carreteras, o un pase de modelos de caballeros sin corbata o una subasta de neumáticos o un acertijo de nuclear quizá sí, pero Garoña no” ha dicho en  la presentación del libro Propuestas para una estrategia energética nacional, editado por FAES, una relación de absurdos menores y un canto a la energía nuclear que olvida, como suele ocurrir entre sus valedores, el problema infinito de los residuos y el modo como un país como el nuestro (sin un chavo) habría de afrontar la inversión en “emplazamientos para nuevos grupos nucleares"

sábado, 5 de marzo de 2011

La muerte en los tejanos

Por lo visto hay gente que muere a cuenta del envejecimiento de los pantalones tejanos. No lo sabía y ya lo se, de modo que ahora cada vez que me cruce con un sujeto o sujeta ataviados con la falsamente vetusta prenda de vestir, pensaré que carga con uno o varios muertos a cuestas. No sobre su conciencia pues, sin hacer juicios de valor, estoy seguro de que quien se enfunda en este tipo de tejanos, ignora las consecuencias remotas de su gusto en el vestir.
Al parecer el proceso de envejecimiento se realiza a base de someter la tela a la acción abrasiva de chorros de arena a presión. Y el sílice que se expande por el aire en  forma de aerosol, penetra en los pulmones de los operarios provocando algo parecido a la silicosis que aqueja secularmente a los mineros.
No me dirán que no tiene cojones la comparanza: la muerte cabalgando igual sobre las necesidades de la industria que sobre las preferencias estéticas de Maripuri de los Remedios o las de Borja Mari de los Sagrados Corazones.

viernes, 4 de marzo de 2011

Apagar y encender

La gasolina disparada. El precio del dinero a punto de complicarle la vida más a las empresas y a las familias. Las cifras del paro disparadas y, lo que es peor, repartiendo el drama indiscriminadamente en todos los sectores de actividad.
¿Qué más nos tiene que pasar? ¿Cómo no aconsejar a nuestros hijos o a nuestros nietos que emigren ya a un lugar en donde haya alguna expectativa por dura o remota que sea?
Que termine ya la legislatura y se convoquen elecciones. No es por que piense yo que, de ganar el Partido Popular -que está por ver- vaya a cambiar algo. No es que, de ganar de nuevo el PSOE -con Zapatero, con Rubalcaba o con quien sea- me parezca que algo nuevo vendrá.
Es solo que la pesadilla tiene que acabar ya. Y a lo mejor desenchufando y volviendo a enchufar se arregla algo.
El otro día en un acto oficial, el Rey despedía a un buen número de chicos y chicas becados por La Caixa que se van a estudiar al extranjero. "Espero que a vuestra vuelta haya más puestos de trabajo" les dijo Juan Carlos; y su cara era un poema.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Las tecnologías de la información y la DGT

Observese lo que me ha sucedido:
Recibo una denuncia de tráfico en la que se me impone una sanción de 100 euros.  En la boleta se me informa de que si pago ipso facto, tendré una reducción del 50 por ciento, así es que me pongo al ordenador a fin de formalizar el trámite a través de internet y mediante mi tarjeta VISA.
Todo perfecto: operación realizada con éxito. Hay que ver lo que adelanta la ciencia.
Poco después, se me ocurre mirar con cierta atención algo a lo que no solemos hacer demasiado caso por lo general: el extracto que nos manda el banco de vez en cuando y con una secuencia que solo ellos,  y acaso Correos, comprenden. Oh! hay dos adeudos de la misma cantidad a favor de la Dirección General de Tráfico, por el mismo importe y con las mismas referencias.
Sin duda se ha producido una duplicidad, discurro. Así es que telefoneo a un servicio de atención de la DGT (por supuesto un 902) y, despues de un buen rato de conversación robótica, un ente al parecer de mi propia especie aunque de una amabilidad y solicitud imposibles, me confirma que en efecto se trata de un doble cargo achacable a un error que, por lo demás, se ha producido más veces y afecta a un número indeterminado de usuarios del automóvil.
Vale ¿Y cómo lo van a arreglar? pregunto inocente. Pues la voz celestial me indica que he de esperar máximo dos meses, dentro de cuyo plazo recibiré una comunicación y con ella he de personarme en las oficinas de la DGT (sólo quien conozca tales oficinas en la calle Arturo Soria de Madrid se hace una idea de por qué al punto me temblaron las rodillas) a fin de dejar el asunto concluido.
Mi siguiente pregunta es que por qué he de solucionar yo un problema que no he creado yo; por qué he de sufrir yo más molestias de las que implican lo que, precisamente, estoy haciendo en el momento: ser molestado sin buscarlo. Pero entonces la voz se vuelve más dulce aún, como si con  ello quisiera combatir lo que sin duda intuye: que estoy a punto de cagarme en tó.
Lo que sigue sin duda lo sabe ya el lector curtido en mil peripecias similares: vocifero, pido hablar con alguien que resuelva, que aconseje, que comprenda...o con alguien a secas, porque a esas alturas ya he comprendido que la voz no es real; sin duda es una ilusión o un a máquina perfecta de manejar energúmenos.
¿Solución? Pues ninguna, por supuesto. Igual algún día me devuelven los 50 pavos. Pero no se.