domingo, 10 de julio de 2011

Rubalcaba

¿Cabe confiar en alguien que asegura que actuará en el futuro como no actuó en el pasado inmediato? Sí, claro, me refiero a Alfredo Pérez Rubalcaba, a su actuación mientras estuvo en el Gobierno y esa especie de avance de programa político y de actitudes que desgranó el sábado 9 de julio ante los cuadros y militantes de su partido y, a distancia, ante mucha más gente que, según me dice un pajarito, ha seguido con interés las propias palabras del candidato y los comentarios al hilo en los medios de comunicación.
Si respondemos a la pregunta de forma sencilla, la respuesta tendría que ser “no”, que no nos podemos fiar. Pero dicho eso, resulta que, como estamos hablando de política, igual la respuesta es sí,  puesto que, como dijo el clásico, la política es el arte de lo posible, y lo posible a menudo  tiene poco que ver con lo deseable, incluso en asuntos de ética y moral. Por lo demás y, en el fondo, que nos fiemos o no, poco importa; seguramente es más útil abandonar ese debate que solo nos haría entrar a un bucle interminable y mareante.
Después de escuchar el discurso de Rubalcaba, escribí en tono de broma en twitter que no estaba seguro: o había soñado, o dicho discurso, después de tanto tiempo, era de izquierdas. Enseguida alguien me respondió que ya no es posible creer sino en los hechos. Es verdad, solo los hechos, pero qué le vamos a hacer si uno es un sentimental.
¿De izquierdas? Bueno, es una forma de hablar claro. ¿Es Rubalcaba de izquierdas? Bueno, en el discurso dijo sentirse orgulloso de ser socialista, solo que se puede ser del PSOE, esto es, socialdemócrata, un punto regeneracionista de la mejor tradición: rojo educado por los Marianistas en El Pilar (como el liberal Aznar); o sea, esas cosas que nos pasan en este país de nuestras originales desdichas.
Y hablando de eso, yo creo que una de las grandes diferencias entre Zapatero y Rubalcaba es que aquél jamás leyó a Costa o al Ginés de los Ríos, y éste sí. O sea, que hay candidato sólido, aunque contra lo que opina un importante diario, a mi juicio no hay partido. Es demasiado tarde.
Lo que sí hay, me parece (a parte de un incordio de primera magnitud para el limitado Rajoy) es un instrumento –el mejor de los posibles- para una cierta regeneración de la izquierda, la de la  política real se entiende, porque a la ideología le pasa lo que le pasa, que está o aburrida y cansada, o impotente frente al monstruo desbocado del neoliberalismo o perpleja ante esa singular marea sin orden pero extraordinariamente vital de la que es exponente el 15-M.
El listo y rápido con el rayo candidato, dijo también en su discurso: “nada está escrito” ¿Quería decir que hay posibilidades para el futuro inmediato, como se le entendió a vote pronto? Puede ser, pero Rubalcaba es también muy largo y quizás debamos inferir que a lo que se refería es a que el futuro hay que escribirlo. Y eso lleva su tiempo.
Ganará el PP las próximas legislativas (con mayoría absoluta o no, eso está por ver) Está descontado.
Personalmente encuentro mucho más interesante ver cómo el socialismo se enfrenta desde la oposición al gran reproche: su sumisión a los mercados; y en observar como Rubalcaba pilota una travesía en la que tal vez se queme, ofreciéndonos a todos su suprema clase magistral y a España un servicio inestimable desde un papel que le cuadra mucho mejor que el de líder carismático.