jueves, 21 de marzo de 2013

Camps ¿otra vez ante un Jurado?

Daba cosita ver al expresidente Camps musitando “gracias, Dios mío” al escuchar el veredicto de “no culpable” que emitió un Jurado Popular a principios de 2012 en el llamado caso de los trajes. Ahora otro Supremo, no el Hacedor al que Camps agradecía sin asomo de su habitual soberbia, sino el Tribunal cúspide del ordenamiento judicial español, ha decidido revisar aquella decisión tomada por 5 a 4 por los integrantes del Jurado. Es la resolución del recurso presentado por el PSOE valenciano en aquellos días.

La cita es el próximo 9 de abril, día en que cinco magistrados de la Sala Segunda del Tribunal Supremo revisarán a puerta cerrada las absoluciones (la de Camps y la de Costa). Por estar reciente en la memoria esta historia pero, sobre todo, para ahorrarnos todos dar voz aquí a una serie de personajes de sainete (incluido el expresidente) que producen vergüenza ajena, no recuperaremos aquí el episodio textil y sus circunstancias.
Solo recordar que en la época en que circulaban los regalos, Orange Market y otras sociedades de la trama Gürtel que, como sabemos ahora, tenía ramificaciones en muchos sitios y puede que con uno de sus epicentros en una céntrica calle madrileña, obtuvo cerca de ocho millones de euros en adjudicaciones presuntamente (ja,ja, que risa) delictivas de la Generalitat.

En realidad, esa es la madre del cordero y no la menudez de los trajes que solo la estulticia de Camps y su entorno convirtió en un problema de dimensiones impropias a mi juicio; de menor cuantía, digo, porque en lo tocante a moralidad y decencia, tan reprobable como las cuentas en suiza de Bárcenas, por poner un ejemplo.
De lo que hablamos pues es de una de las seis piezas abiertas en Valencia por el caso Gürtel y no la más importante. Así es que no conviene ponerse estupendos y echar las campanas al vuelo como ya hacen algunos si nos atenemos al huevo; porque si vamos al fuero, la cosa es distinta: se trata nada menos que de discutir la labor del Jurado Popular una institución que, contra lo que a menudo se cree, tiene tradición en España: ya se contempló en las Constituciones de 1812, 1837, 1869 y 1931, y estuvo implantado de forma intermitente entre 1820 y 1936, en que fue suspendido; volvió a nuestro ordenamiento con un Ley específica en 1995 para cumplir el mandato de la Constitución del 78. Tiro de enciclopedia tan solo para decir que a estas alturas, ya debiéramos saber cómo funciona y por donde hace aguas.

Los recurrentes en el caso que comentamos alegaron que el Jurado incurrió en una "manifiesta contradicción" entre los hechos declarados probados por parte de los miembros del Jurado y el fallo final. Casi nada. Vamos, que las pruebas habrían exigido el veredicto contrario. Y como eso es exactamente lo que mueve al Supremo a revisarlo, se vuelve a poner sobre la mesa si el Jurado es la institución más adecuada para juzgar según qué hechos.
¿Qué puede ocurrir? Que el Supremo revoque la sentencia, o no, y condene, o no, directamente a Camps (y a Costa) o que ordene repetir el juicio; sí, de nuevo con Jurado.

El delito por el que se juzgó a Camps y a Costa fue el de cohecho pasivo impropio que no conlleva penas ni de inhabilitación ni de cárcel. De hecho, en su momento dos procesados por hechos idénticos (Víctor Campos, ex vicepresidente de la Generalitat y Rafaet Betoret, Jefe de Gabinete en la Consellería de Turismo) admitieron los cargos y se fueron a su casa tras pagar una multa. De manera que Camps y Costa, haga lo que haga el Supremo, seguirá el uno de diputado ausente remunerado y rezando cada mañana el “Jesusito de mi vida tu eres niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón” y el otro en lo que sea que haga, que ni lo sé ni me importa un carajo.
¿Saben qué? El Supremo debería ahorrarnos a los españoles el triste espectáculo de un nuevo juicio y condenarlos directamente aunque sea a una mierda de sanción económica. Y que los altos magistrados dediquen su valioso tiempo a asuntos de más provecho; por ejemplo (y disculpen la insistencia) a dilucidar si tiene sentido cómo se utiliza la institución del Jurado en nuestro país.