jueves, 7 de agosto de 2014

De la moral y otras miserias

Chantal Pascaline y Paciencia Melgar, las enfermeras que cuidaban a Miguel Pajares se han quedado en Liberia infectadas de ébola. No son españolas y dicen en el Ministerio de Exteriores que son las propias autoridades liberianas quienes impiden que salgan del país. Van a morir sin remisión en unos pocos días.

Miguel Pajares, el religioso de 75 años gravemente enfermo, por desgracia, también va a morir probablemente de esa enfermedad que, como sabemos, es incurable. Pero es español y nuestro muy compasivo Gobierno lo ha traído -a él y a otra religiosa que no está infectada, guineana ésta como Melgar aunque, en este caso, tiene la fortuna de poseer pasaporte español- en un avión medicalizado, ha despejado a toda prisa de enfermos una planta de un hospital madrileño y logrará así hacer más llevadero el final de su vida a este misionero de larga y meritoria existencia. Nada que objetar, por supuesto. Nada que ver -pensar otra cosa sería pura demagogia, naturalmente- con que haya dinero para una repatriación francamente cara como ya comprenderán y no, por ejemplo, para atender casos extremos de dependencia o de acceso a determinados medicamentos vitales.

Es lo que hacen los países civilizados... cuando las cámaras están pendientes...mala suerte para los africanos (o, más bien, para los negros) que lo intenten en la valla de Melilla o en un cayuco.

El ébola fue descubierto en 1976 pero no había llegado a occidente. Hace unos días está ya en Estados Unidos y ahora en Europa. Con todas las garantías, claro.
 
Digo yo si al menos el avión de la Fuerza Aérea Española les habrá dejado a los que se han quedado una biblias o algo, o si las autoridades estadounidenses les enviarán a los liberianos, nigerianos, sierraleoneses y vecinos de todos ellos esa pócima (al parecer milagrosa) que están suministrando a dos de sus ciudadanos; a lo mejor a aquéllos les da también igual que sea un tratamiento experimental y tal y cual...o a ver si va a ser que no es tan experimental y es solo que a los laboratorios no les sale a cuenta fabricar y vender en lugares que para qué, oyes.