martes, 28 de marzo de 2017

138 años de historia y unas Primarias


El PSOE tiene ya tres candidatos para celebrar Primarias. No es muy arriesgado adelantar una hipótesis: Patxi López se retirará de la carrera por la Secretaría General; solo falta saber si lo hará antes de que los militantes voten (menos probable, a mi juicio) o después. Lo que más me cuesta imaginar es qué harán Sánchez y sus partidarios si gana Díaz porque, daño lo que se dice daño, pueden hacer mucho si se empeñan. Caso de que gane Sánchez (poco probable, desde luego) el partido se moverá, imagino, entre una euforia difícil de interiorizar y de gestionar y una melancolía perniciosa.

En cualquier caso, como no soy militante del PSOE no me conciernen según qué cosas. Como ciudadano, otras sí: por ejemplo, que la Gestora apoye indisimuladamente a la candidata Díaz habiendo dos aspirantes más, es un ejercicio de perversión democrática. Que los grandes prebostes del PSOE participen en un espectáculo rutilante para aclamar a la misma candidata, es irresponsable; algo más de prudencia habría venido bien siendo así que hay un día después, Díaz no tiene garantizada la victoria (y aunque la tuviera) y ellos no son militantes rasos sino la historia reciente del PSOE, de todo el PSOE ¿Sabe alguien por qué estaba tan serio Rubalcaba?

Pero claro, igual es que con esto de la historia reciente pasa lo mismo que con la historia remota: que se acomoda al gusto del aparato o de la mayoría dominante. La verdad es que con lo de los 138 años uno acaba un poco harto de que se utilice como una especie de aval de la historia no se sabe muy bien a qué o para qué; como si existir fuera un mérito en sí mismo para todos los siempres jamases. Y no me refiero, tanto a los enternecedores deseos de Díaz: “ser el partido que fuimos”, “el PSOE de siempre”, “gobernar desde la victoria”, etc, etc. que cuelga, me parece que sin recato y sospecho que con escaso conocimiento, de la ilustre efeméride; lo hizo ayer mismo por enésima vez en una pseudo entrevista de Pedro Piqueras en Telecinco.

Me refiero a que eso de los 138 años como si fueran un totum continuum es falaz. No les vendría mal a quienes tanto usan y abusan del comodín de la historia, repasarla un poquito. Claro que igual se les atraganta.

El PSOE se fundó en 1879 como “partido de la clase obrera, socialista y marxista” Marxista ya sabemos desde 1979 que no es, y en cuanto a lo demás, pues habrá quien dude si es o no el partido de la clase obrera o incluso qué es hoy la clase obrera; y habrá también quien sepa y quien no que el significado de “socialista” a finales del siglo XIX y durante buena parte del XX, poco tiene que ver con la socialdemocracia y sus variantes de nuevo cuño, aún cuando el término se siga usando: “nosotros los socialistas” para referirse con exclusividad a quienes tienen carné del Partido Socialista Obrero Español.

El PSOE de Iglesias no obtuvo representación parlamentaria hasta 1910: un diputado, el propio Iglesias, reelegido cuatro años después aunque con la mitad de votos y como diputado por Oviedo. A partir de ese momento y sobre todo por sus alianzas con los partidos republicanos y el impulso de la UGT (la afiliación sindicato-partido era obligatoria) fue creciendo su peso e influencia. El partido se rompió en 1917 como la mayoría de los partidos de extracción obrera en la III Internacional de la que nació el Partido Comunista de España. En 1923 tomó el poder Miguel Primo de Rivera que toleró (o algo más que eso) a la UGT, reprimiendo con dureza al sindicato entonces mayoritario, la CNT. Cuando terminó la dictadura de Primo, el PSOE era el partido político más extendido; en el período (entre 1923 y 1931) un diletante Largo Caballero había sido consejero de estado con la oposición (en ocasiones furibunda) de Fernando de los Ríos e Indalecio Prieto y había dimitido Besteiro como presidente de la UGT y del PSOE; en ese momento el Partido era la fuerza mayoritaria en las Cortes con 131 diputados de 470. Sería largo relatar aquí los movimientos del Partido hasta el final de la Guerra Civil: fue una etapa muy convulsa que contempla, en resumen apresurado: el apoyo a los Gobiernos reformistas de Azaña, las disputas entre Indalecio Prieto/Julián Besteiro y Largo Caballero (hubo tiros y todo), la colaboración con la CNT y el Partido Comunista en la llamada Revolución del 34, la participación en el Frente Popular junto a otras fuerzas republicanas de izquierdas y los Gobiernos de Largo y de Negrín.

Como todos los partidos de izquierdas el PSOE sufrió exilio y una durísima represión durante la dictadura de Franco. Aunque siguió celebrando congresos, no es hasta el de Suresnes en 1974 que resulta elegido Felipe González en sustitución del anciano Rodolfo Llopis, cuando vuelve a aparecer en la escena pública con fuerza creciente. En la clandestinidad su papel fue poco relevante y la oposición al régimen la protagonizó fundamentalmente un mucho más activo Partido Comunista de España. Habían transcurrido 95 años de los 138, y de esos 95 en 35 (del 39 al 74) nada o casi nada hubo.

Como apunté antes, el abandono del Marxismo en el 79 fue la mayor transformación que ha sufrido el PSOE desde Pablo Iglesias. No es un juicio de valor e imagino que nadie lo discutirá; en puridad, eso transformó al partido en una formación socialdemócrata homologable en el momento que sucede a sus hermanos en Occidente. 95 años, pues, nada lineales como se ha visto, un cambio estructural y organizativo de calado en 1974 y otro de fondo en 1979.

Siguieron los Gobiernos de Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero que, con sus zonas de sombra responden, los primeros de la consolidación del estado del bienestar ahora en grave riesgo y los segundos sobre todo de algunos avances notables de carácter social y del comienzo de la crisis. Sobre las zonas de sombra no voy a insistir; todo el mundo las conoce.

En octubre de 2016, el PSOE se abstuvo en la Investidura de Rajoy e hizo posible el Gobierno del Partido Popular. Al margen de las interpretaciones y juicios de valor que se hacen y se harán sobre este acontecimiento, es un hecho que el PSOE nunca, salvo cuando favoreció gobiernos republicanos de primera hora o se dejó querer en la dictadura de Primo de Rivera, había actuado de tal modo que la consecuencia fuera el gobierno de la derecha.

Así es qué cuando se insiste de modo hasta cansino en eso de los “138 años de historia” ¿qué es lo que se dice? No, no es como si, pongamos por caso, Médicos sin Fronteras explica que lleva más de 45 años de acción humanitaria, lo cual es de mucho mérito, o como si informamos que la encina de mi jardín ha alcanzado los 400 años de edad aproximadamente, lo cual no tiene ningún mérito por parte de la encina. ¿Qué quiere decir que un partido político tiene 138 años? ¿Qué tiene muchos? Vale ¿los militantes actuales, los que vendrán y los que se han ido desde aquel lejano 2 de mayo de 1879, los que apoyan a Díaz, a Sánchez o a López, asumen todos esa historia? ¿sí? ¿toda la historia? ¿También el lado oscuro?

Pues, aunque la respuesta a esas preguntas sea un sí informado y honesto, argüir los 138 años no es más que una artimaña de márketing ramplón, porque el dato en sí mismo nada significa; ni es ni puede ser un argumento de valor. Y cuando se usa como tal, especialmente por parte de gentes a las que la mediocridad intelectual y la endogamia cntumaz le sale por los poros, no saben de qué hablan y llevan años pensando de manual, la historia viva puede acabar convirtiéndose en una cosa de museo y ellos en figuras de cera. Todos sin excepción.

En 1982 hubo un programa de televisión sobre libros. Tuvo por sintonía una cancioncilla pegadiza con letra -qué cosas- de Jesús Munárriz y música de Luis Eduardo Aute: “Todo está en los Libros” En efecto: todo está en los libros; todo, también lo malo. El programa lo presentaba Fernando Sánchez Dragó; no les digo más.  

miércoles, 8 de marzo de 2017

La nota de la Asociación de la Prensa de Madrid sobre Podemos

Para que sepamos de quién y de qué estamos hablando desde el principio: la Asociación de la Prensa de Madrid no representa a todos los periodistas de la capital del Reino, como la Asociación de Cádiz, pongamos por caso, no representa a todos los plumillas que trabajan en la tacita de plata; más aún, el grado de afiliación es bajo y eso porque, a diferencia de los médicos, los abogados, los arquitectos, etc, los periodistas no estamos obligados a colegiarnos y porque estarlo no representa apenas ninguna ventaja. Yo pertenecí a la APM un rato y cuando era un mocito feliz e indocumentado (como hubiera dicho Gabo) porque asociarse era una especie de seña de identidad profesional; de eso, como de casi todo, hace ya mucho.

En el otoño de 2008 la crisis se llevó por delante a El Universo de Madrid, la única experiencia de diario de información general que ha tenido esta ciudad. Se lo llevó la crisis y los tejemanejes de compañeros de viaje del PP de Aguirre y tipos con el carnet del charrán algunos de los cuales, supimos luego y sospechábamos ya, manejaban con soltura tarjetas black, asociados con un empresario del ladrillo con expectativas. La empresa editora cerró de la noche a la mañana, cambió la cerradura de la sede y se cargó en un pis pas el esfuerzo y la ilusión de periodistas y lectores y, de paso, la vergüenza, la decencia y la libertad de expresión. Este que suscribe denunció el caso ante la Asociación de la Prensa de Madrid: no emitió comunicado alguno en amparo.
La historia que les acabo de contar no es conocida y, al cabo, es asunto menor comparado, por ejemplo, con la actual y miserable explotación generalizada de becarios o falsos autónomos, la incorporación en los consejos de administración de las empresas editoras de políticos de probada afición a las bambalinas y las cloacas del Estado, las llamadas telefónicas de empresarios, ministros, banqueros, algunos directores de comunicación y otros especímenes a los responsables editoriales para condicionar su trabajo y el de los profesionales a su cargo, el cierre del grifo en las campañas publicitarias o institucionales a los medios poco dóciles...

Los periodistas estamos acostumbrados a convivir con eso, del mismo modo que un abogado de oficio lo está a relacionarse con el crimen por mucho que le repugne el criminal al que debe defender o un médico se hace a recomponer como puede el cuerpo de quien llega destrozado tras un grave accidente de tráfico aún cuando el estómago y el corazón se le remuevan. Porque la APM lo sabe, no se ha pronunciado sobre esas miserias de la profesión con un comunicado urgente. Nunca.

Miren, en resumen: la Asociación de la Prensa de Madrid y las de otros lugares, la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, el Club Internacional de Prensa, y otros bonitos reductos gremiales no sirven para nada. Y algunos de sus cargos son gentes que se resisten a entender que el tiempo pasa y es inexorable.
Me disculparán que hable de mí, pero es que este post va de periodistas y el que suscribe siente verdadera vergüenza cuando lee el comunicado ( http://www.apmadrid.es/comunicado/comunicado-de-apm-ante-el-acoso-de-podemos-a-periodistas/) de la APM. Ni se identifica a los denunciantes, ni se muestran las pruebas de la denuncia, por lo demás imprecisa, que hacen. Victoria Prego aseguraba ayer en televisión que los nombres y las pruebas “son propiedad de los denunciantes” y que la Asociación “protege sus fuentes y no las rebela” Lamento decirlo, pero a Prego se le ha ido definitivamente la olla. Siguiendo con la gilipollez o el delirio: hay quien opina que este silencio es natural, pues los damnificados deberán seguir con su trabajo cerca de Podemos y, al revelarse su identidad, sus personitas y su trabajo podrían verse afectados; es comprensible, como todo el mundo conoce, la formación que lidera coleta morada tiene un poder inmenso, omnímodo, fulminante, en nuestro país y en el universo todo a través de sus conexiones bolivariana e iraní.

Hoy hemos sabido que este asunto de la nota se fraguó y se decidió entre cuatro personas cercanas a la presidenta y ella misma, es decir de espaldas a la gran mayoría de los vocales y con cierta nocturnidad y findesemanavosía.
Uno tendería a tomarse a broma todo esto, una broma triste eso sí, pero es que aparte el despropósito concreto (por decir algo) que motiva la iniciativa de Prego y su séquito, por ingenuidad culposa o complicidad criminal y en la vanguardia de algo muy feo, resulta que se permiten escribir:  “La APM pide a los periodistas que resistan las presiones, vengan de donde vengan, en el convencimiento de que esta asociación les amparará siempre en la defensa de su derecho a la libertad de expresión y en su deber de ejercer la libertad de información”

Para resistir las presiones no les necesitamos, nunca les hemos necesitado y, en cuanto al resto del párrafo pues, sencillamente, es mentira lo que dice.




martes, 7 de marzo de 2017

Democracia deliberativa


En Agosto de 2004, el diario El País publicaba un artículo de Adela Cortina en el que esta mujer, admirable por muchas razones, escribía lo siguiente: “…Cierto que en su larga historia la democracia se ha visto acompañada de calificativos como directa, indirecta, representativa, elitista, participativa, congregativa o consocional, pero el que hoy está de actualidad, en la vida académica y en la política, es el de deliberativa. Lo cual está muy bien, sólo que cabe preguntar si una tal forma de democracia no está tan lejos de la que tenemos que es imposible encarnarla, incluso es hasta descabellado perseguirla como ideal. Y no porque resulte indeseable, o porque no sea una forma de democracia auténtica, incluso la más auténtica. Sino porque para tejer ese cesto se necesitan unos mimbres tan distintos de los que tenemos que sus pretensiones no pueden ni admitirse a trámite”
Buenas noticias: en estos 13 años desde que Cortina escribiera aquello, hemos visto varias experiencias de democracia deliberativa de entidad. No me extenderé en relatarlas, pero en estos enlaces se explican con cierto detalle y por cronistas solventes:

http://politikon.es/2014/03/25/el-g-1000-innovando-la-democracia/

Desde las últimas elecciones municipales se han puesto en marcha en España algunas experiencias de democracia deliberativa; entre otros y por ejemplo el Pla d’Actuació Municipal de Barcelona (https://decidim.barcelona/processes/1)  o A porta aberta en La Coruña (https://aportaaberta.coruna.es/). En realidad, no es que esto sea algo enteramente novedoso; por ejemplo, ya en 2002 y en el Ayuntamiento de Albacete un gobierno del PSOE puso en marcha un proceso de democracia directa a fin de elaborar lo que entonces se empezaba a llamar presupuestos participativos, algo que languideció después con sucesivos gobiernos conservadores.
En Madrid se produjo entre el 13 y el 19 del pasado mes de febrero una consulta ciudadana que es colofón de un proceso abierto y en curso: en el siguiente enlace hay información detallada: https://decide.madrid.es/vota Y el último episodio ha sido la celebración el pasado sábado día 4 y en el Palacio de Correos del G1000 Madrid (https://diario.madrid.es/decidemadrid/2017/02/28/g1000-una-cumbre-ciudadana-para-aumentar-la-pluralidad-en-la-participacion/) Un éxito, per se y porque ha puesto de los nervios a la oposición.

El pasado 24 de febrero, el periódico El Mundo publicaba una entrevista, con este polémico titular: “David Van Reybrouck: La democracia ha llegado a su límite...” http://www.elmundo.es/cronica/2017/02/24/58a7336de5fdeaa8038b4619.html
No lo puedo saber, pero estoy seguro de que las fundadas reticencias de Cortina que es, además de una intelectual con una honestidad ejemplar, alguien con un sentido común poco corriente, se habrán relajado en vista de que hay señales. Eppur si muove.