sábado, 21 de octubre de 2017

¿Nos vamos todos al carajo?

Como, a pesar de la literalidad, es constante la interpretación del Artículo 155 de la Constitución, lo reproduzco de nuevo:

Artículo 155
    1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
    2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas
No dice en ninguna parte que se pueda destituir a los miembros del Govern ni a su Presidente, condición indispensable para que alguien (no se sabe quién, porque eso tampoco lo dice) pueda convocar elecciones, que es lo que han acordado PP, PSOE y Cs con el Gobierno; o eso dicen. Naturalmente, que sean los tres partidos "constitucionalistas" (uy que risa) quienes emprendan esta deriva no hace más legítima la actuación prevista.
 
Solo una inhabilitación del President podría removerle (ya saben, aforado, Tribunal Supremo, etc) siendo como es un cargo electo en unas elecciones -éstas sí- revestidas de absoluta legitimidad. Y para eso hace falta en primer lugar que el Supremo o el Fiscal le acusen de algo y en segundo que sea imputado y, acaso, condenado.
 
De manera que el 155 no puede ser una coartada, menos aún cuando no se ha proclamado la independencia como -al parecer- ha quedado por fin claro si no lo hubiera estado antes del sí o no. Es tan impreciso el precepto que en realidad deja a la discrecionalidad del Ejecutivo competencias que contradicen el espíritu mismo de la Constitución y hasta de la democracia...y ejercerlas en compañía de otros no las hace más legítimas. Pudiera ser que esas actuaciones resulten ilegales y, paradójicamente, hasta inconstitucionales.
 
Las reclamaciones al maestro armero. Después de todo, igual tenemos aquí una grieta -otra- en el sistema del 78; no se previó que esto podría pasar y, aún cuando después ya hubo un aviso en relación con la Comunidad Autónoma de Canarias, nadie parece que se preocupara en desarrollar este artículo 155 que aún nos dará muchos y graves dolores de cabeza.
 
Pero, como corolario, valga la siguiente conclusión: si el Estado no dispone de una herramienta legislativa eficaz para afrontar una situación como la presente (lo cual parece obvio) lo mejor hubiera sido no llegar a este punto. Pragmatismo elemental. No es que se deba dialogar, es que se debió hacer hace mucho y si no hacerlo hace meses, años, fue negligencia, ahora es irresponsabilidad culposa. 
 
¿Sobre qué dialogar? ¿Qué tal sobre cómo hacer para no irnos todos al carajo?
 
 

martes, 3 de octubre de 2017

No es el Rey de todos los españoles


 
Se agradece que el ciudadano Felipe haya hablado con claridad, sin eufemismos.

Tiene razón cuando dice que el Govern ha subvertido la Constitución y el Estatuto; pero eso ya lo sabíamos todos, incluso los independentistas.

Lástima que desde anoche sea menos el Rey de todos los españoles; no ya de una parte de los catalanes, no, de los españoles, catalanes o no.

En unos pocos días Rajoy se ha escondido detrás de la Ley, luego de las Fuerzas de Seguridad y ahora detrás el Rey. Todo un record.
 
Lo de anoche no es comparable para nada al discurso de su padre en 23F como se ha pretendido; aunque formalmente pudiera entenderse que sí, el titular de la Corona actuó entonces como Rey y como Jefe del Ejército, pues militares eran los sublevados y lo hizo en un contexto político y social muy diferente; allá quien no quiera verlo.

El Borbón reina pero no gobierna. Como entonces; pero entonces el Gobierno y el Legislativo estaban secuestrados y el Rey cumplió con un papel que precisaba, necesariamente, de cierta autonomía. Lo de anoche es diferente.

La ansiedad del PP hizo que Casado (que no es miembro el Gobierno que yo sepa) apareciera en apenas unos instantes después para valorar el discurso real. Se lo sabía de memoria y lo acababa de oir.

En ese discurso no hay ninguna autonomía, ni siquiera la que se deriva del papel de moderación y arbitraje que la Constitución asigna al Rey. Es un discurso dictado por el Gobierno que, en esto como en tantas cosas, no gobierna para todos.

El Rey se ha equivocado. Su aparición debía servir para atemperar los ánimos, no para añadir leña al fuego. No, el problema que tenemos encima de la mesa va más allá de la actuación de un Govern suicida, es un problema que está podrido y que desde anoche huele aún peor.  

No, el Rey no es garante de la Constitución ni de nada como se anda diciendo por ahí. “Artículo 56.1 El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes” Nada más.

Se ha equivocado aceptando un papel que no es el suyo y la institución de la Corona ha sido erosionada más por la cobardía y la inoperancia de un Gobierno nefasto soportado por un partido corrompido, algunos oportunistas y otros que se dedican a esperar la llegada de un tiempo que no volverá. En el enésimo ataque a su propio país, el Gobierno ha quemado un cartucho simbólico para tapar su irresponsabilidad...y no hay otro más en la cartuchera.