El Artículo 8 de la Constitución española dice: “Las
Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el
Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia
de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”
En la Carta Magna hay otros artículos que afectan a las Fuerzas Armadas: 28, 29,
30, 55, 62, 63, 65, 70, 94, 97, 104, 116, 117 y 149. Si se toman la molestia de
revisarlos, observarán que en ningún sitio se habla de Repsol.
El incidente que da lugar al comentario anterior se
produjo en aguas territoriales de España, no en aguas internacionales aunque
ciertamente, el caso de Canarias es objeto de gran polémica jurídica,
geopolítica y económica. Si bien, en general, se admite que la soberanía
española se extiende a las famosas 200 millas, en el caso del archipiélago y
por la cercanía de otros territorios soberanos (Portugal y Marruecos) la
situación es algo distinta. Sería prolijo extenderse sobre esto último y no me
parece necesario, aunque hay quien se empeña en que lo sucedido puede ser sujeto
de derecho internacional; no, no hay pleito entre países o grupos de países que
resolver, no hay colisión de intereses desde ese punto de vista.
Puede que se haya producido cierta confusión: el
incidente ha tenido como protagonista a Greenpeace, una institución que para
algunos no debe ser diferente a un grupo de piratas del Índico. Pero no, se
trata de una prestigiosa organización que cuenta con el respeto y la consideración,
ganados a lo largo de años de lucha en favor del medioambiente, de muchas
personas, instituciones y organizaciones de todo tipo e incluso estados. Los
activistas agredidos no pretendían ciertamente secuestrar el barco o a sus
tripulantes ni causar daño alguno a bienes o personas, sino realizar una
protesta pacífica sobre asunto que, por lo demás, cuenta con la oposición prácticamente
generalizada de la población canaria.
Así es que el día de autos no había que “…garantizar la
soberanía e independencia de España” ni que “…defender su integridad
territorial y el ordenamiento constitucional”. Ni tan siquiera se trataba de
defender bien público (salvo que por tal
se tenga el futuro profesional de nuestro ministro de Fomento o algún amiguete)
ni privado alguno; ya digo, Greenpeace no tiene por costumbre destrozar cosas. Si acaso, podría haberse pasado por allí la Guardia Civil, pero la Armada nunca.
Ahora el ministro Soria, un canario al que ya quieren mucho
en su tierra, ha retenido el Arctic
Sunrise, barco propiedad de la organización ecologista de donde partieron
las lanchas que fueron arrolladas por las de la Armada hasta que Greenpeace
presente una fianza de 50.000 euros. Así es que allí está, amarrado en el
puerto de Arrecife, Lanzarote, para ejemplo de lo que le ocurre a quien levanta
la voz, mientras Repsol ha empezado las prospecciones a toda velocidad.
¿Apostamos a que esta medida administrativa que ha tomado Fomento acabará provocando que
España sea el hazmerreir de medio mundo una vez más?
¿No debería el Gobierno explicar qué hacía por allí toda una fragata, corveta o lo que demonios sea el barco militar que andaba por la inmediaciones? ¿Eso lo paga Repsol?