martes, 21 de octubre de 2014

Pudimos…y ahora, quizás Podemos.

Las encuestas son encuestas y la única que vale es la de las urnas. Pues sí. Por más que eso sea algo que suele repetir quien no se ve favorecido por las encuestas, pues sí, es así. De manera que no tengo mucho interés en debatir a propósito de un dato incontestable: que los sondeos registran un ascenso imparable de Podemos. Ya se verá que significa a efectos prácticos.
 
Desde hoy y hasta el día 26 de este mes, la gente puede votar las 40 propuestas que se han presentado bajo los epígrafes de documento ético, documento político y documento organizativo. No son solo dos como machaconamente repite casi toda la prensa. Son tres los grupos promotores que presentan los tres tipos de propuestas: Círculo Enfermeras, Claro que podemos (Pablo Iglesias, Monedero, Errejón, etc) y Juristas Madrid; el de Pablo Echenique, Teresa Rodríguez, etc, para la mayoría de la prensa el segundo en discordia como si todo lo demás no existiera, que solo ha entregado el documento organizativo. Si usted quiere votar, basta que se inscriba en la plataforma habilitada al efecto, lea los documentos y ejerza lo que nuestra Constitución consagra como un derecho individual; para entendernos, no funciona como un partido político tradicional: no hay censos, no hay cuotas, no hay carnets.
No estamos acostumbrados a esta forma de funcionar. Más aún, no estamos acostumbrados a fenómenos como Podemos, y mira que, como dice la letra de “A cántaros” (la canción de Pablo Guerrero curiosamente rediviva en estos días) “…pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian que la siesta se acaba…” señales… desde hace tiempo, al menos desde el 15 de mayo de 2011.
Tal vez por eso asistimos a escenificaciones ridículas que más parecen el exponente de la impotencia, como ese empeño de ciertos personajes de la política y el periodismo más bien bufos en pedir cada vez que un dirigente de Podemos se pone a tiro que repita letanías del tipo “Los de ETA son terroristas” o “Venezuela es una dictadura” -que no lo es, como sabe cualquiera, por cierto- que reconozca que proponen el impago de la deuda -da igual que nunca lo hayan dicho; da igual que nadie presente documento alguno en el que conste algo que no sea, desde el principio, la defensa de una auditoria y una reordenación de la deuda- o esa reciente estrategia, que parece sacada de un manual orgánico más bien cutre y que consiste en preguntar de nuevo a quien se ponga a tiro sin Podemos es de izquierdas o de derechas.
Sobre esto último, en efecto, los portavoces más conocidos de Podemos insisten en que no están en esa dinámica: quieren “ocupar la centralidad”, dicen. Y eso es algo que se entiende bien desde el punto de vista de la estrategia: saben de dónde vienen los apoyos y saben que la procedencia es diversa. El PSOE dice que es un partido de izquierdas que quiere ocupar el centro y el PP asegura que es un partido de centro; el resto, cada cual tiene su karma, egocéntrico si se me permite la broma.
Pero si vamos a los principios, pueden leerse los documentos políticos que se votan esta semana si se prefiere estar informado para formar criterio mejor que repetir como papagayos lo que otros dicen; o se pueden tomar en consideración, a modo de resumen, las cinco resoluciones ya aprobadas: auditoria y reestructuración de la deuda que, por ejemplo "determine el grado de corresponsabilidad de los gobernantes y acreedores"; sanidad pública para todos que, por ejemplo, contemple “la eliminación de los copagos, la derogación de las leyes de gestión del Sistema Nacional de Salud (SNS) y de ordenación sanitarias de las comunidades autónomas que posibilita la gestión privada de los recursos sanitarios, el desarrollo de un plan que redefina los objetivos de salud y permita la reformulación de la Ley General de Sanidad (1986)”; defender la educación pública, nuestro derecho y no su negocio que, por ejemplo, presupone “ la paralización y derogación de la LOMCE…”; medidas urgentes de anticorrupción que, por ejemplo, pide “se eliminen las tasas judiciales, el aumento de las penas por delitos de cohecho, tráfico de influencias, malversación y fraude, la tipificación penal de la financiación ilegal de los partidos políticos…” y ganar el derecho a la vivienda y acabar con la impunidad financiera que, entre otras medidas propuestas, implica “el derecho a la dación en pago con carácter retroactivo… reconocer el derecho al alquiler social…”
¿Son de izquierdas o son de derechas? No sé a ustedes, pero a mi me parece que no son medidas neoliberales y que igual si la socialdemocracia no ha perdido la memoria, podría suscribir sin mayor dificultad.  
Y, por cierto, hablando de la memoria: no diré nada de la derecha política o ideológica (suponiendo que esto último exista) porque no tiene. Pero en cuanto al PSOE, me parece a mi que debería ir dejando de lado ese papel de doncella ofendida y la repetición machacona raca,raca de unos cuantos lugares comunes que ya son ineficaces como discurso general; no, la gente sensata, no hemos perdido la cabeza; recordamos y reconocemos los méritos y deméritos, más aún sabemos algo de historia, de España y de Europa; sabemos muy bien quienes están hoy legitimados por la urnas y quienes aún no; no es necesario que se pongan didácticos con nosotros desde esa especie de autoridad moral que, reconocerán conmigo, está un poquito debilitada.
En estos días se celebra aniversario de Suresnes. La historia se escribe a saltos, no es un relato lineal: aquel grupo de jóvenes (tenían la edad que hoy tienen los dirigentes de Podemos) desfenestró a unos dinosaurios -con el política e intelectualmente muy mediocre Llopis a la cabeza- de un partido que apestaba a naftalina,  casi había olvidado en un busto polvoriento a aquel marxista insigne que fue el otro Iglesias y no se enteraba de lo que se cocía en Europa desde hacía tiempo. Por abreviar: luego vino la ilusión del 78 y la  nefasta Tercera Vía de Blair y Guidens. Y ahora, esto.
Es que de todo ha habido en la viña del Señor. Un eslogan de hace años decía que “todo está en los libros” Sí, así es: todo...y también en las hemerotecas.