lunes, 20 de junio de 2011

Preguntas y respuestas

A la gente del 15-M se le pide que concrete. ¿Es concretar la demostración callejera de ayer? ¿Lo es oponerse sistemáticamente a cuantos desahucios pueden? ¿Es concretar ponerse en marcha, con la caló que hace, con el objetivo de llegar a Madrid el 23 de julio desde distintos puntos de España? ¿Tal vez es un asunto concreto la nueva demostración callejera que se producirá el próximo 15 de octubre, esta vez con carácter internacional? Se les pregunta cuales son sus objetivos y si los han conseguido: ¿no es una pregunta malintencionada? ¿No es obvia la respuesta?
Quizás debamos entender que, por el contrario, concretar es marear la perdiz respecto a la liberación de la segunda parte de la ayuda a Grecia o la firma del nefasto Pacto de Euro, que está al caer y acabará afectando gravemente a los de siempre. Tal vez alcanzar los objetivos es reconocer que la crisis es sistémica y persistir tozudamente sin embargo en actuaciones coyunturales.
O puede que concretar sea permitir que en Extremadura gobierne el PP cuando IU  juró y perjuró que nunca permitiría un gobierno de derechas si podía evitarlo. Concretar, al parecer, es no dimitir inmediatamente cuando te pasan por encima como le ha ocurrido al coordinador de la coalición de izquierdas, Pedro Escobar y, por elevación, al mismísimo Cayo Lara (los dicen que no se sienten desautorizados, ¡manda narices!) No es que el destino de Extremadura me preocupe más que el de cualquier otra parte de España; no es que me parezca mal que gobierne el partido más votado; lo que me da náuseas es tanta componenda, tanta vengancilla de mierda -igual eso es un objetivo, oyes- y tanta mediocridad insultante.
¿Que mezclo peras con manzanas? Yo creo que no. Me parece que entre las gentes del 15-M hay más personas que potencialmente votarían (o votan) al PSOE o a IU, que eventuales votantes del PP; no importa gran cosa al menos por ahora. Lo que verdaderamente me llama la atención es que, por encima de todo eso, una de las criaturas del 15-M es una cierta conciencia generacional que, además, se siente orgullosa de sí misma. Y sus mayores nos sentimos más que orgullosos, porque han conseguido generar esperanzas cuando ya casi las habíamos perdido todos; y ello aunque, de pronto, las instituciones de la democracia representativa y en especial los partidos, han envejecido de perplejidad sin que se conozca el recambio; ellos menos que nadie.
Se piden respuestas al 15-M y eso es una perversión, porque eso es lo que, precisamente, se exige desde el hartazgo: respuestas. Respuestas de quien tiene la obligación de darlas: no los mercados, no el sistema financiero. Respuestas de las instituciones de la representación social, de todas, no solo de los partidos. ¿Indignados? Es una forma de hablar; ojalá nunca la gente llegue a estar verdaderamente indignada. Aunque motivos sobran.