sábado, 19 de diciembre de 2020

La jaula de grillos

 


Sin duda Antonia estuvo escuchando la tertulia de las mañanas de la SER dedicada en gran parte a comentar lo que se ha dado en llamar “17 Navidades distintas” una especie de bucle muy del gusto de ciertos periodistas y expertos en lo que haga falta. Consciente creo de que Barceló no es una ciudadana corriente y sí una comunicadora de campanillas que tiene a su disposición un instrumento muy potente, Antonia escribió el siguiente post: “A ver Ángels ¿hay que dártelo masticado? En Noche Buena yo voy a cenar con mi marido; ni hijos ni nietos. Ya está”

¿Se ha equivocado el Gobierno con sus recomendaciones? Sí, a mi juicio sí. Pienso en el sentido común de Antonia y creo que todo este rollo de si han de ser seis o diez, si podemos reunirnos con allegados (a propósito, ninguna confusión sobre qué son; para eso está el Diccionario) si el toque de queda debe ser más pronto o más tarde...es absurdo. Como es sabido el exceso de información es desinformación. Ya sabemos todos cómo se transmite el virus. Hubiera bastado con recomendar que no nos reunamos a cenar sino los convivientes y si, excepcionalmente, ha de incorporarse alguien más, observar medidas sencillas, las que todo el mundo conoce ya: mascarilla, distancia, ventilación y no compartir menaje. Plantear recomendaciones que sabemos se van a interpretar como normas cuyo cumplimiento es incontrolable solo sirve para confundir.

En eso se ha equivocado, sí. No en que ahora tengamos ante nosotros un manual con 17 catálogos de medidas. En Alemania, estado federal, no hay tal cosa, pero porque los gobernantes de los länder han entendido desde el primer instante que no se hace política con la pandemia y aquí tenemos una derecha silvestre y una cierta presunta izquierda bastante lerda que no lo ha entendido.

¿Se imaginan de nuevo el calvario de tener que volver a pasar por el Congreso y soportar la lentitud y la deslealtad de la oposición para aprobar un nuevo decreto de alarma que permitiera un mando único para tomar medidas similares a las de marzo. ¿Y para qué? ¿Para que luego algunos gobiernos regionales buscaran todo tipo de triquiñuelas a fin saltarse las normas? ¿Para que esa gentuza utilizaran como instrumento de erosión política, miserable y criminaloide, en la línea de seguir cuestionando la legitimidad del Gobierno de Coalición? Si hace porque hace y si no hace porque no hace ¡Pero si están diciendo ahora mismo que el Gobierno ha eludido sus responsabilidades, cuando actúa acorde a lo que exige un estado compuesto como el nuestro...como el alemán!

El Gobierno ha convocado cuantas veces ha sido necesario al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, que es el órgano colegiado competente y en donde está representado el Gobierno de la Nación y los Consejeros de Salud de todas las Comunidades y Ciudades Autónomas. El Artículo 14 de su Reglamento dice: “Los acuerdos del Consejo en relación a las materias que expresamente se determinan en la Ley 16/2003, de 28 de mayo, de cohesión y calidad del Sistema Nacional de Salud se plasmarán a través de recomendaciones, que se aprobarán, en su caso, por consenso”

¿Y qué es “consenso”? El Diccionario de la Real Academia de la Lengua dice que es “Acuerdo producido por consentimiento entre todos los miembros de un grupo o entre varios grupos” ¿Y qué es “unanimidad” Pues es “sin discrepancia” que en términos democráticos significa, como sabe hasta el más tonto, que todos votan lo mismo. De manera que “consenso” es algo conceptual y “unanimidad” algo más bien instrumental.

Imagino las reuniones del Consejo como una especie de tortura con el Gobierno de la Comunidad de Madrid oponiéndose siempre o respondiendo “ya si tal” a cualquier cosa que proponga el Gobierno central, como todos hemos podido ver. ¿Su presunta coartada? Que las decisiones no se toman por consenso -el mismo que ellos impiden sistemáticamente confundiéndolo a posta con unanimidad- sino por mayoría y eso, dice, va contra el Reglamento y, por tanto, es ilegal.

En ese Consejo y por la actitud del Gobierno Ayuso y solo por eso, el acuerdo es imposible, de modo que el Gobierno del Estado solo hace lo que puede: unas recomendaciones genéricas (equivocadas por prolijas en mi opinión, como he dicho) y certificar lo que la Constitución dice: que las competencias en materia sanitaria corresponden a las Comunidades Autónomas ¿Resultado? Pues 17 navidades distintas y a correr.

jueves, 17 de diciembre de 2020

Vacunas

 


Un antivacunas es un ser acientífico, básicamente un gran ignorante que, o bien muestra los rasgos paranoides habituales en quien está predispuesto a creer en toda clase de conspiraciones y manos negras, o desconoce que las vacunas son directamente responsables de la practica erradicación de enfermedades muy graves como la viruela y el control de otras como el sarampión, el dengue y muchas más que, sin vacuna, causarían una gran mortalidad. Entre las tonterías que hay que escuchar, hace fortuna la comparación entre la gripe común y la covid19 (lo que enseguida deriva a una conversación absurda sobre si fulano o mengana que no se vacunan cada año nunca enferman, sin embargo, de influenza) pero no hay comparación posible: aparte de otras consideraciones, el virus de la gripe mata mucha gente cada año, sí, pero es estacional; el sars-cov2 es mucho más contagioso, más letal y no entiende de estaciones.

Pero no perdamos el tiempo aunque este exordio sirva para introducir el tema. No quería yo hablar propiamente de estos especímenes conocidos como los antivacunas, sino más bien de asuntos que nos conciernen a la gente normal.

Hay un principio básico por obvio: es natural que haya desconfianza. Nadie sobre la capa de la tierra tiene experiencia sobre una epidemia de la dimensión como la que padecemos. Nadie. Ni la ciencia, ni los políticos, ni las autoridades sanitarias, ni la gente corriente. Tampoco sabíamos nada, evidentemente, sobre las vacunas que pretenden combatirla impidiendo o minimizando -eso es lo que hacen las vacunas- el contagio. Hemos sabido que el proceso de elaboración de una vacuna es lento y el de las que se están preparando se ha acelerado de forma extraordinaria; esto se debe a tres factores: la urgencia médica (en el mundo y al ritmo que vamos, estaremos en dos millones de muertos ocasionados directamente por la covid19 en breve; aparte los que mueren como consecuencia de la saturación de los sistemas sanitarios, tal vez muchos más pues solo cabe pensar en lo que sucede en occidente para deducir qué estará ocurriendo en lugares en donde las infraestructuras son mucho más precarias) la tremenda crisis económica asociada, y la formidable oportunidad de negocio que supone para los grandes laboratorios; ya noto que las personas de bien tuercen el gesto al pensar en los motivos de las grandes corporaciones farmacéuticas, pero es lo que hay.

¿Serán seguras las vacunas? Pues, como es natural, yo no lo se. Por tanto tendré que fiarme del criterio científico...y de algo más: los gobiernos y las organizaciones supra estatales van a controlar que lo sean o se tendrían que enfrentar a algo parecido al Armagedón en forma de desastre sanitario y económico globales y, en ese horizonte, ni que decir tiene cuanto se juega la nada altruista industria farmacéutica si sus vacunas acaban siendo un fiasco. ¿Que son argumentos conceptualmente algo endebles? Ya, vivir es inseguro en más de un sentido. Y, sobre todo ¿cual es la alternativa a las vacunas, más allá del mantenimiento de algunos hábitos de higiene y prevención y, sobre todo, la introducción de cambios de calado pero de lenta asimilación en nuestro estilo de vida? Yo no la conozco.

Yo no me vacunaré hasta que no vea cómo les va a los demás" Es una frase que ustedes como yo habrán escuchado más de una vez. Ya les auguro: la mayor parte de quienes así se expresan, van a perder el culo para ir a vacunarse en cuanto tengan oportunidad (quizás creen que sí, pero a medio y largo plazo no tienen alternativa) Pero esa actitud merece un comentario.

Sucede muchas veces que el egoísmo es la antesala de la estupidez. La pandemia no es una excepción. Resulta absurdo el acaparamiento de la producción de vacunas por parte de los los países ricos siendo así que, una vez acantonados en la fortaleza de cartón de la presunta inmunidad, tendrían que levantar otra clase de muros mucho más resistentes para evitar la movilidad, algo que choca con la economía global; no se pueden poner puertas al viento y aquí, o hay vacunas para todos o palma hasta el apuntador.

Igual pasa en las actitudes personales: no tiene sentido preocuparse si uno puede ponerse a salvo o no a titulo individual y pasando de los demás ante un problema mundial de salud pública; eso es de una insolidaridad absolutamente irresponsable ¿acaso quienes decidan no vacunarse renunciarán a que el Estado, es decir, la sociedad entera, corra con los gastos de su hospitalización si tiene la desgracia de contraer la enfermedad? ¿Que harán para evitar el contagio? ¿Recluirse sin contacto con el exterior y con la mascarilla puesta hasta que escampe aunque eso dure años? ¿Y cómo sabrán que ya no hay riesgo? Como es obvio, además de asocial, el egoísmo es poco práctico, también por la razón que sigue.

¿Vacunación obligatoria? A mi juicio, no debería serlo. Pero no crean, hay países en que la protección ante algunas enfermedades y en determinadas circunstancias, sí lo es. ¿En Cuba? ¿Venezuela? ¿Tal vez China? No, sorpresa: 11 de los 27 países de la Unión Europea tienen calendarios de vacunación obligatoria y también los tienen algunos estados USA y en Australia por ejemplo. Insisto, no creo que deba ser obligatoria y debería quedar a la mera responsabilidad de cada cual, pero comprenderé perfectamente que los Estados se protejan y traten de proteger a sus ciudadanos, por ejemplo: obligando a hacer cuarentena a quien queriendo viajar no pueda demostrar que está vacunado; exigiendo la vacunación de algunas unidades del Ejercito o a integrantes de profesiones esenciales con especial peligro de contagio hacia la población en su conjunto o a grupos de riesgo, etc.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Presentada ante el Tribunal Supremo la demanda contra el Gobierno por falta de acción climática



"Ecologistas en Acción, Greenpeace y Oxfam Intermón dan un paso más para evidenciar la falta de ambición climática del Gobierno y las consecuencias que conlleva.
Medio centenar de organizaciones y más de 24.000 personas se han sumado ya al primer proceso judicial por el clima en España. Mientras la UE ha aumentado el objetivo de reducción de emisiones netas al 55% para 2030, el Gobierno de España propone solo un 23% para el mismo periodo.  Ecologistas en Acción, Greenpeace y Oxfam Intermón han presentado ante el Tribunal Supremo la demanda contra el Gobierno de España por inacción ante el cambio climático. Se trata de un paso decisivo en el proceso judicial emprendido por las tres organizaciones el pasado mes de septiembre para exigir al Ejecutivo una respuesta adecuada ante la emergencia climática. Hasta el momento, más de 55 organizaciones, movimientos y plataformas de todo el territorio nacional se han sumado a la demanda. En paralelo, las organizaciones demandantes continúan con la recogida de firmas, que hasta el momento ha recabado el apoyo de más de 24.000 personas. La demanda se basa en la constatación de que los sucesivos Gobiernos de España han incumplido sus compromisos internacionales en la lucha contra el cambio climático. Las tres organizaciones solicitan al Tribunal Supremo que obligue al Ejecutivo a aprobar formalmente un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que incluya una reducción de emisiones de al menos el 55% hasta 2030 respecto a las que se tenían en 1990. Actualmente, mientras la Unión Europea (UE) ha aumentado el objetivo de reducción de emisiones netas al 55% para 2030, el Ejecutivo español propone solo un 23% La falta de ambición climática del Gobierno español se ha hecho más evidente estos días tras el acuerdo de la UE de incrementar sus objetivos, que, aun siendo todavía insuficientes, están muy por encima de los españoles. No estamos hablando de meros números, sino de las consecuencias devastadoras que estos pueden tener para la vida y la salud de las generaciones futuras. Mientras los Gobiernos sigan sin hacer su parte, nosotros continuaremos acudiendo a la justicia, ha señalado Lorena Ruiz-Huerta, abogada demandante de las tres organizaciones.  Los casi 200 folios de la demanda incorporan las últimas referencias científicas que evidencian los impactos sociales, económicos, físicos y biológicos del cambio climático, así como la vulneración de derechos humanos derivada de este, e incluyen las conclusiones de dos informes periciales: uno sobre los impactos del cambio climático específicamente en España, elaborado por el catedrático José María Baldasano, miembro del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático de la ONU (IPCC), que demuestra cómo las sequías, inundaciones e incendios son cada vez más devastadores en el país; y un segundo informe pericial centrado en la vinculación entre el cambio climático y la desigualdad, en particular la brecha de género, elaborado por la profesora Margarita Ruiz Ramos, profesora titular e investigadora en Universidad Politécnica de Madrid, que revela cómo la crisis climática afecta especialmente a las personas más vulnerables, que no cuentan con medios para afrontarla, ni con la protección efectiva de los poderes públicos. Entre los datos y argumentos esgrimidos en la demanda, destaca que el Gobierno de España prevé que en 2030 el país seguirá teniendo una dependencia de los combustibles fósiles de más del 64% en el consumo energético. Un modelo energético basado en los combustibles fósiles, además de ser responsable del cambio climático, contamina gravemente el aire, lo que, según los informes de la Agencia Europea de Medio Ambiente, provoca más de 30.000 muertes prematuras en España cada año. Las organizaciones señalan que el abandono de los combustibles fósiles es fundamental no solo para evitar los peores impactos del cambio climático, sino también para mejorar la calidad del aire.  España es uno de los países más vulnerables al cambio climático de Europa y también es el que más ha aumentado sus emisiones entre 1990 y 2017. Según las organizaciones, el Gobierno está ahora obligado a incrementar su esfuerzo de reducción de las emisiones, para posibilitar que las generaciones futuras puedan disfrutar de un medio ambiente que les permita llevar una vida en condiciones dignas “Si consumimos hoy el escaso presupuesto de carbono que nos queda, las generaciones futuras sólo heredarán una enorme factura de impactos ecológicos y económicos, y no podrán emitir ni una partícula de carbono para su desarrollo ni para llevar a cabo una transición ecológica justa, que a fecha de hoy sigue estando muy lejana”, ha subrayado Ruiz-Huerta. Precedentes internacionales La Sala Tercera del Tribunal Supremo admitió el pasado 30 de septiembre el recurso contencioso-administrativo interpuesto por las tres organizaciones. Finalizado este trámite y recibido el expediente administrativo del Gobierno, el Tribunal emplazó a las organizaciones para que, en el plazo de un mes, formularan la demanda que esta mañana se ha presentado a través de la plataforma telemática LexNet.  Esta demanda se enmarca dentro de una ola internacional de litigios climáticos que sostienen que la falta de acción contra el cambio climático vulnera los derechos humanos: desde mediados de la década de 2010, se han iniciado más de 150 litigios contra Gobiernos de todo el mundo. Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia, Bélgica, Irlanda o Nueva Zelanda son sólo algunos de los países cuyos ejecutivos enfrentan actualmente demandas por esta causa. El caso más notorio es el de Holanda, donde la Fundación Urgenda ha logrado este año una histórica sentencia del Tribunal Supremo, que ha condenado al Gobierno holandés a contribuir con su “parte mínima justa” a la reducción global de emisiones para frenar el cambio climático –con independencia de cuál sea la actuación de otros Estados– y cumplir así con su obligación constitucional de proteger los derechos fundamentales de las generaciones presentes y futuras.   “Los casos que ya se han resuelto han dado como resultado una serie de normas incipientes que ‘revolucionan’ el derecho tal y como lo hemos conocido hasta ahora”, ha concluido Ruiz-Huerta"

viernes, 4 de diciembre de 2020

El abuelo metralleta

 


Hubiera preferido reproducir aquí de manera literal el comunicado que el Jefe del Estado Mayor de la Defensa ha emitido hace unas horas para que nadie tuviera la sospecha de que interpreto lo que dice. Lo lamento, no lo he encontrado, de modo que utilizo una fuente secundaria: lo que las agencias de noticias han publicado que, siendo prácticamente lo mismo todas ellas, cabe suponer que reproducen una nota de prensa del Ministerio de Defensa.

Tras resumir cual es la labor de las FFAA, acorde a la Constitución y las Ordenanzas, dice el general Villarroya que las opiniones de los firmantes de las cartas al Rey, que son también quienes intervienen en el chat de Wassap cuyo contenido estamos conociendo desde hace unos días “...no pueden considerarse representativas del colectivo del que formaban parte con anterioridad"

En puridad, sería así, claro. Son militares retirados. Por eso y en lo que concierne a los Ejércitos, esto no pasaría de ser por ahora y salvo que la Fiscalía tome cartas en el asunto como parece que hará y encuentre otros indicios, cosa de jubilados ociosos. Pero en absoluto es eso.

Esos militares retirados tuvieron mando hasta hace no mucho tiempo. No en la posguerra o en los primeros años de la Transición; no son tan mayores. Mandaron sobre la oficialidad y la tropa y gestionaron recursos públicos en democracia. Y no cabe pensar que sus manifestaciones de ahora -directamente ilegales si estuvieran en activo- son efusiones ideológicas sobrevenidas.

¿Hay militares en activo que hubieran firmado esas cartas de no estarlo? Personalmente no tengo ninguna duda aunque no tengo pruebas de ello. O sí. ¿Alguien sabe qué mando permitió a Ortega Smith entretenerse en hacer ejercicios de tiro con un arma de reglamento? No creo que fuera un general retirado ¿verdad?

No, lo de estos generales y otras hierbas forma parte de un estado de opinión que atizan de palabra y de obra VOX, el PP, Ciudadanos, algunos medios de comunicación y una serie de francotiradores encantados de conocerse a sí mismos, con un argumento básico: el Gobierno es ilegítimo y para acabar con él todo vale. Ellos señalan y estos energúmenos se toman las cosas al pié de la letra. De primero de fascismo.

Como yo no me puedo creer que esa gente esté desconectada de sus compañeros en activo, creo que es vital que el Gobierno sea consciente, actúe con la discreción que exige el caso y se tome en serio estas presuntas ensoñaciones.

domingo, 8 de noviembre de 2020

La amenaza híbrida y el ministerio de la verdad

 


Ha sido publicar el Gobierno en el BOE la Orden sobre “Procedimiento de actuación contra la desinformación” https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2020-13663&fbclid=IwAR2jyNOaJP37gUHAd0yY5NCVf8CVHKAjn9a-cxducv-pUki_c-r5dEjhBvs y desatarse la bronca. La variopinta derecha y -como dicen los estupendos- sus terminales periodísticas y mediáticas, le llaman “El Ministerio de la Verdad” a la Comisión que esa Orden propone, en recuerdo, tan ilustrados que son cuando quieren, de George Orwell.

Es un tanto paradógico que quienes salieron en tromba a aplaudir la actitud de las cadenas de televisión estadounidenses que cortaron la emisión del discurso levantisco de Trump tras los primeros resultados desfavorables, sean prácticamente los mismos que hablan de “monopolio de la mentira” y atentado a la libertad de expresión. En no pocos casos, me consta, que sin haber leído siquiera la Orden gubernamental; ir a la fuente siempre es más cansado que dejar que te lo expliquen los predicadores habituales. La CNN prefirió dar la diatriba entera y poner luego a caldo a su autor, en una lectura en mi opinión más ajustada al derecho a la información que no arroja sombra alguna de censura y que está en coherencia con la conducta crítica que esa cadena viene manteniendo de siempre frente al rey de las fake news.

Para que no haya duda, les diré que aunque la Orden menciona -si pinchan en el enlace de arriba pueden comprobarlo- a los medios de comunicación y plataformas digitales privadas en tanto que agentes del procedimiento a aplicar, no precisa de qué modo podrían intervenir y, ciertamente, parece que todo quede al albur del Gobierno de turno, dando que tampoco se ha pensado en la fórmula de una agencia independiente. Está mal desde luego si esa es la intención, pero quizás sería apropiado que en lugar de enredarse en esta algarabía de doncellas ofendidas, esa gente de la que usted me habla propusiera algo constructivo no vaya a ser que creamos que confunden la libertad de expresión y opinión con la facultad de mentir y manipular a su libérrimo albedrío. Aunque usted, lector no iniciado seguramente lo ignora, hay unas entidades llamadas Asociaciones de la Prensa que debieran servir para “...la defensa de las libertades de información y expresión, la promoción del buen ejercicio profesional del periodismo, de la reputación de los periodistas y la preocupación por el bienestar de los socios” (eso dicen los Estatutos de la madrileña) y en realidad solo son un reducto para el más cutre de los gremialismos. Quizás estas entidades, hoy dinosaurios sin reflejos, podrían redimirse tomando la iniciativa en este asunto, porque el problema de la desinformación (como en todo, también hay negacionistas, claro) existe, vaya si existe.

En el verano de 2018 se impartió en la Universidad de Verano de la Complutense, un curso titulado “La amenaza híbrida” Los ponentes fueron militares de alta graduación participantes en misiones internacionales, expertos en ciberseguridad, analistas del Centro Superior de Estudios de la Defensa y del Instituto Español de Estudios Estratégicos. También dictó una ponencia Iñaki Gabilondo y participó en una mesa redonda otro periodista, Alfonso Merlos. Entre los asistentes al curso, sobre todo militares de todas las Armas y guardias civiles, de comandante para arriba ¿Periodistas o profesionales de la comunicación entre el público? Sí, uno, yo.

La amenaza híbrida es un término que engloba todo tipo de actuaciones coordinadas para influir en la toma de decisiones de los Estados, haciendo uso de medios políticos, económicos, militares, civiles y de la información. Estas acciones pueden ser realizadas tanto por actores estatales como por actores extranjeros. El concepto comenzó a utilizarse entre los especialistas, sobre todo de la Defensa, tras el choque entre Israel y Hezbolá en 2006, según explica el profesor Colom Piella en su ensayo El conflicto en el siglo XXI. La amenaza híbrida: mitos, leyendas y realidades” para designar “la integración de tácticas, técnicas y procedimientos no convencionales e irregulares, mezclados con actos terroristas, propaganda y conexiones con el crimen organizado”

Durante los tres días en San Lorenzo de El Escorial, se habló de ciberataques y de estrategia militar, pero también de ética de los medios de comunicación, de postverdad, de disrupción y desinformación, de redes sociales, de intromisión en procesos electorales, bien violentando el voto electrónico o tratando de hacerlo con la voluntad de los electores mediante la difusión de bulos, etc.

En la pausa de la mañana del primer día, paseando por el esplendido jardín del Colegio María Cristina, pregunté al director del curso, el general de brigada Miguel Ángel Ballesteros, la razón de que el asunto suscitara tan poco interés entre los comunicadores y, tan sorprendido como yo, no supo responderme. Yo me lo sigo preguntando a veces aunque me iluminan bastante las reacciones de una parte de mis compañeros de profesión cuando pasan cosas como la que refiero al principio. Menos mal que hay gente que se preocupa en serio de estas cosas.


sábado, 31 de octubre de 2020

Fatiga pandémica

Aseguran lo expertos (o algo) que existe. La “fatiga pandémica”, digo. Es una especie de cansancio y/o hartazgo relativo a los efectos que sobre nuestra cotidianeidad tiene la contumaz prevalencia del SARS-Cov2. En mi pueblo dirían, poniendo cara de abatimiento, que están hasta el colodrillo del joío bicho. Los efectos para la psicología individual y colectiva, son que, o bien uno entra en depresión, o se relaja y se deja llevar.

Sí, están los que aseguran que, puesto que es planeta, sin duda la tierra es plana y los que niegan la existencia del virus. Con esos, que ni se amoínan ni se entregan, dado que son como el alcornoque que ya le pueden sacar la piel a machetazos, que ni siente ni padece, no cuento, pues tarugos siempre los hubo, los hay y los habrá por los siglos de los siglos, amén.

Me refiero más bien a lo que damos en llamar gente corriente como usted y como yo.

La generación de mis abuelos aún oyó hablar de la Gripe Española y de la Primera Guerra Mundial. Ellos y la generación de mis padres vivieron en sus carnes la Guerra Civil, el hambre y la miseria de la Postguerra y la Segunda Guerra Mundial. A nosotros y a nuestros hijos nos ha tocado la Crisis de 2008 -también llamada estafa- y esto de ahora, sindémia por mejor nombre. Todas esas experiencias son terribles y tiene poco sentido establecer comparaciones, aunque quiénes se fueron a pegar tiros con 17 años o los que hacían sopa con unas pocas algarrobas, sin duda lo harían seguramente con razón. Pero nunca hasta ahora habíamos oído hablar de “fatiga” para describir el estado de ánimo de quienes sufrieron y sufrimos estas calamidades.

Hay una canción de Javier Krahe que probablemente conocen ustedes. “Marieta” cuenta la historia de quien encuentra a su amada con otro y se lamenta: “y yo allí con mi flor como un gilipollas, madre” Pues bien, “fatiga pandémica” es como si el poema dijera “y yo allí con mi zambomba como un gilipollas, madre” para explicar el estado de ánimo de quien se queda sin Halloween, el Black Friday o las entrañables fiestas navideñas, como va a ocurrir este año.

Digo esto porque los tales expertos aluden a la “fatiga pandémica” como mal que afecta a los que, no habiendo sufrido ellos directamente o en sus seres queridos la enfermedad o sus duras consecuencias económicas, se muestran desalentados y morugos, levantiscos a veces, ante la posibilidad de no poder ir el finde a Cullera, tomar unas tapas en el bar de Mariano, reunirse en el parque con los colegas a cocerse de calimocho o ir de tiendas, actividades todas ellas imprescindibles cuando uno sale de un duro confinamiento de tres meses tres y otros cinco meses cinco de insoportable incertidumbre y de ese infame distanciamiento tan anti español que nos aconseja no frotarle la parte baja de la espalda o el omóplato al amigo de un amigo que nos acaban de presentar. Se comprende que den ganas de gritar ¡libertad! a pleno pulmón cuando nos sueltan un poco de la mano los de la dictadura constitucional.

A mi me da que ahora, como la generación de mis abuelos y la de mis padres, nos tenemos que sacar las castañas del fuego nosotros mismos. No es ese rollo de la responsabilidad individual que nos recuerdan cada día los que abdican también cada día de la responsabilidad pública que les tenemos encargada y por cuya vigilancia y ejecución les pagamos. Es más bien una cuestión práctica.

De manera que dejen de quejarse y aprieten el culo porque la vida sigue entrando por los poros cada mañana aunque lleven mascarilla. Hagan lo que puedan por sí mismos que, en esto de la Covid, es lo mismo que hacerlo por los demás.

Eso sí, tomen nota mental de quién está a la altura y de quién no. No se van a ir y cuando todo esto pase, deberemos seguir protegiéndonos todo lo posible de ellos.



domingo, 25 de octubre de 2020

Sindemia

 


En la edición de 6 de julio de este año de la revista Nature, hay un artículo de los profesores Roben Naidoo y Brendan Fisher ( https://www.nature.com/articles/d41586-020-01999-x) en el que alertan de que la COVID19 amenaza el cumplimiento de los dos tercios de los 169 metas de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) El doctor Fernando Valladares de la Universidad Rey Juan Carlos (El éxito ante la Covid19, edición del 29 de septiembre último de la revista de elDiario.es) que es quien los referencia, pone el acento en que, como advierten asimismo Naidoo y Fisher, el 10 por ciento de los Objetivos -recuerden: se establecieron en 2015 y su grado de cumplimiento cinco años después es desalentador- pueden amplificar los impactos de futuras pandemias, básicamente aquellos que, como por ejemplo la gestión de las emisiones de CO2 y otros agentes, se concilian mal con el desarrollo económico. En cristiano: que el crecimiento deseado-esperado hará imposible la reducción, en tiempo y dimensión necesarios, de los agentes responsables del calentamiento causante del cambio climático que, además de una amenaza directa y a corto plazo perfectamente identificable a estas alturas, tiene implicaciones indirectas como es favorecer la extensión de patógenos de cuya existencia tiene noticia cierta la ciencia desde hace tiempo, aunque no hayan saltado al género humano...aún.

Hace unos días escribí en este mismo espacio un artículo en el que hacía referencia al llamado decoupling, esto es, la posibilidad de un desarrollo económico que tenga escaso impacto negativo en el medio ambiente. Naidoo y Fisher insisten en ello y creen que los ODS debieran revisarse precisamente en vista de que tal desacoplamiento es en gran medida una falacia. Bueno, en realidad, ellos lo dicen de manera más eufemística; soy yo el que sostiene que la expresión “desarrollo sostenible” es un oxímoron y, por tanto, cuanto se derive de ella es falaz.

Sea como fuere, Valladares cree que a la hora de pensar en esa revisión de los ODS nos enfrentamos precisamente, “cara a cara, con la esencia de nuestro sistema socioeconómico” Y la pandemia nos está poniendo frente al espejo con terrible crudeza, exigiendo que actuemos de forma perentoria, urgente. ¿Muy urgente? Cada vez hay más sectores sociales que creen que sí; es muy urgente.

No me refiero, por ejemplo, al FMI por mencionar una institución que últimamente viene manifestándose con una sensibilidad social poco habitual (https://www.imf.org/es/Topics/imf-and-covid19): su sobrevenida preocupación es la misma de quien teme que la desigualdad creciente y la ruptura del pacto social acaben poniendo en riesgo el sistema mismo. "Se ha dicho que la pandemia ha escenificado un conflicto entre la economía y la vida. Pero este enunciado, esta forma ficticia de contraposición, oculta el conflicto real entre derechos y privilegios" escribe en La sobrevida, misma edición de la revista de elDiario.es, la periodista y escritora Belén Gopegui.

El FMI como otros actores domésticos y transnacionales no desean en absoluto una reconversión económica profunda, no en el sentido que la sindemia exige. Sindemia digo; sí, es hora de llamarla por su nombre real, en tanto que epidemia sinérgica, esto es un fenómeno que resulta de una enfermedad de origen vírico, de sus interacciones con otras afecciones y de sus secuelas, y de las consecuencias sociales y económicas de diverso tipo a que da lugar.

¿O será, como escribe Valladares, que “...el principal obstáculo para una reconversión socioeconómica profunda es que no queremos hacerla”? ¿quiénes “no queremos”?

Se ha escrito muchas veces: cuando cayó el Muro de Berlín desapareció toda alternativa al neoliberalismo; eso es al menos lo que nos dice el relato dominante ¿No hay pues hoy modelos económicos diferentes al actual a los que pudiéramos acudir? ¿Disponemos de conocimientos empíricos y recursos tecnológicos para plantear una alternativa? Tengo al respecto algo más que intuiciones, pero como no soy especialista, no intentaré siquiera responder a esas preguntas. Al contrario, haré otra: ¿Realmente no queremos, o es que el diagnóstico y, por tanto, el enfoque de la salida de la crisis que padecemos es equivocado?

¿Cuáles son las diferencias entre la crisis de 2008 y ésta? Muchas desde luego. En 2009 la caída del PIB mundial fue del 0,1 por ciento y en 2020 estará entorno al 3 por ciento. Esto ya es un dato frio pero que nos sitúa en una realidad muy dura ciertamente. Asusta. Enrique Marazuela, director de Inversiones de BBVA dice (y su opinión es ampliamente compartida) https://www.bbva.com/es/de-la-gran-recesion-a-la-gran-pandemia-diferencias-entre-la-crisis-de-2008-y-la-de-2020/ que “El paquete de garantías públicas conseguirá que esta crisis no derive en otra sistémica” ¿De modo que no es “sistémica”? No lo es, en efecto, si aplicamos las referencias habituales: no la ha provocado una quiebra del conglomerado financiero como consecuencia de la ruptura de alguna clase de equilibrio, sino un acontecimiento inesperado (menos inesperado para la ciencia que venía advirtiendo desde hace mucho tiempo y que, a lo que parece, no forma parte del sistema) y no actúa directamente sobre sector económico alguno sino sobre la salud (que, en cuanto tal, tampoco fes un concepto sistémico) y, como pasa con las fichas del dominó puestas en fila, actúa sobre todo lo que de verdad importa: sobre toda nuestra vida, lo cual, en puridad, será que tampoco forma parte del sistema. Ha puesto todo patas arriba, revelando las insuficiencias del estado del bienestar y poniendo al descubierto que hay detentadores del poder democráticamente otorgado dispuestos a poner en riesgo a las poblaciones vulnerables y, más allá, sacrificar al 1 por ciento de la población en favor -creen ellos- del 99 por ciento restante. ¿Y el asunto no es sistémico? Vale.

¿Porqué tengo la sensación de que para no pocos economistas, esta sindemia puede destruirnos, pero es un asunto que enfrentan con una especie de desdén intelectual?

Dejen que añada a este desordenado comentario un par de cosas. Hay un libro que nunca me cansaré de recomendar; se titula Pluriverso (Icaria 2019) y es una recopilación de artículos breves y, a mi juicio, del mayor interés: José María Tortosa, catedrático de Sociología de la Universidad de Alicante, rescata en “Europa” el concepto de Maldesarrollo que ya utilizó en 1968 Sugata Dasgupta (“Peacelessness and Maldevelopment”) y más a fondo Samir Amín (“Maldevelopment: Anatomy of a Global Failure) y dice lo siguiente: “Los seres vivos... sufren maldesarrollo cuando sus órganos no siguen su código, se desequilibran entre sí, se malforman” lo cual es una metáfora -dice Tortosa- que como otras metáforas “suele contener ideología y más si se centra en el objetivo a conseguir, el del crecimiento, normalmente del PIB...”.

Por su parte, el economista ecuatoriano Alberto Acosta escribe en “Posteconomía”: “Nunca antes afloraron tantas cuestiones críticas de manera simultánea que no se circunscriben sólo a lo económico y social. Los graves problemas problemas ambientales son ya inocultables. Las manifestaciones de esta crisis civilizatoria, influenciadas por una especie de virus mutante (Acosta, naturalmente, no sabía nada en 2019 del SARS-Cov-2) aparecen en muchos otros campos: político, ético, social, energético, alimentario y, por supuesto, cultural”

No me voy a extender sobre los comentarios de Tortosa y Acosta; eso excedería las pretensiones de este artículo. No se a ustedes, pero a mi me resultan muy sugerentes.

Una última cosa. Terminando estas líneas se hace pública la decisión del Gobierno de España de decretar un nuevo estado de alarma con la pretensión de extenderlo hasta finales de abril del año que viene. Eso implica que los gobiernos de las comunidades autónomas dispondrán de un instrumento jurídico para poder restringir derechos fundamentales, es decir, quienes no han sido capaces de controlar la extensión de la enfermedad desde el final del anterior estado de alarma, tal era y es su competencia, disponen ahora de más poder para hacer ni ellos saben qué. Malos tiempos, muy malos pero, contra lo que suele ser habitual (que la inoperancia y la estupidez me provoquen una insufrible acidez estomacal) me ha dado por recordar otra aportación de Pluriverso, la de Michelle Boulous que dirige un singular Grupo Europeo de Investigación Filosófica en la Universidad de Queensland, Australia. En “Movimiento Slow” escribe “la ecuación de la velocidad y la precipitación con la eficiencia, está arraigada en la modalidad europea clásica de pensamiento instrumental racional en donde el cuidado da paso al cálculo y el pensamiento, por lo general, se reduce a una hueca manipulación y ampliación técnica de los hechos” ¿Unos friquis estos del “Movimiento Slow”? Seguramente, pero igual no es mala idea tomarse las cosas con calma, con nuestra mascarilla, nuestra distancia social y nuestro lavado de manos frecuente, porque esto va para largo y a estas alturas ya sabemos que lo que no hagamos por nosotros mismos y los nuestros, nadie lo hará. 

Mucha suerte.

miércoles, 3 de junio de 2020

Los de cuarenta

La nómina de agradecimientos, todos muy merecidos, por su comportamiento durante estos días difíciles es extensísima, empezando por los sanitarios y acabando por cualquiera que tenga alguna labor de servicio público que desempeñar.

Pero yo quiero hacer hoy un reconocimiento que, a mi juicio, no se hace porque sus protagonistas no se identifican en particular por su pertenencia a gremio alguno; pueden ser médicos o enfermeros, pero tal vez informáticos, periodistas, artistas, ingenieros, quizás estudiaron mecánica del automóvil o cocina... No son sus estudios o su profesión lo que les define.

Como soy ya mayor, he conocido varias generaciones de españoles: la de mis abuelos y padres que vivieron dos guerras, el hambre de los años cuarenta y un desierto cultural y de libertades. La mía es sobre todo la de la Transición, mucho más liviana que la anterior por más que algunos coetáneos se empeñen en creerse el ombligo de la historia. Y está la de los hijos e hijas de quienes tenemos mi edad. A ellos me quiero referir.

Es un lugar común afirmar desde hace tiempo ya que la de los que hoy están en la cuarentena o cerca, es la generación más preparada de la historia; estoy hablando de habilidades profesionales y sociales, solo de eso; sin duda no se saben de corrido la lista de los reyes godos o la tabla del cuatro pero, dado que no se ha demostrado la necesidad imperiosa de sabérselas, se puede constatar solo como ver sus curricula que, efectivamente, nunca hubo en España tanta gente con tanta preparación...y tan mal aprovechada, tanto que a veces creo que España no los merece.  

Pero se dice también que han crecido entre algodones y no saben enfrentarse a las dificultades de la vida; eso es, simplemente, falso. Insisto, si la anterior afirmación pudiera ser puesta a la consideración de nuestros abuelos y nuestros padres (no es posible porque están muertos) quizás tendrían algo que decir al respecto dado que su peripecia vital les facultaría para comparar; sospecho, en todo caso, que no se sentirían especialmente satisfechos con ganar de calle en tan absurda competición. Mi generación, por mucho que se empeñe en dar lecciones (y se empeña) pues no está en condiciones de juzgar.

Quienes hoy tienen, más o menos, cuarenta años se enfrentan -como todos- a una crisis económica jamás conocida, la que se deriva de la pandemia. Hay consecuencias inmediatas: se han quedado sin trabajo o rezan para que su ERTE no acabe mal; si tenían alguna aspiración de salir de la precariedad pierden ahora la esperanza. ¿Como todos?

El tiempo vuela. Ellos también lo saben muy bien porque en 2008 no habían cumplido los treinta y ya entonces, cuando empezaban a sacar la cabeza, su proyecto vital quedó truncado por una crisis económica que algunos se empeñan en llamar estafa. Esta de ahora no es una estafa, pero para los efectos da igual; es peor porque es más dura y porque les pilla entrando en la madurez y, como los viejos sabemos, es ese momento en que uno empieza a darse cuenta de que no es superman o superwoman...y menos después de ver lo que un simple virus, un insignificante no-vivo, es capaz de hacer con la gente y el mundo en general.

Así es que estas personas llevan ya dos golpes muy duros. ¿Alguien se sorprende de que haya quien no esté interesado en reproducir el modelo de vida de sus padres? ¿comprar una vivienda? ¿casarse y formar una familia? ¿confiar en que cuando lleguen a mi edad tendrán una pensión? ¿para qué planteárselo siquiera? ¿para añadir a la impotencia la frustración?

¿A qué nueva normalidad tienen que volver? Como yo no tengo la respuesta, al menos diré que merecen mi admiración y todo mi respeto hagan lo que hagan con su vida, porque como les pasó a nuestros abuelos o nuestros padres hay que echarle agallas. 

Lo que yo diga o sienta al respecto no les sirve de mucho y lo lamento; pero a mi sí. Sin duda a mi sí.

viernes, 22 de mayo de 2020

La Reforma laboral, Bildu, Podemos

Espero que los historiadores estén tomando notas. Tal vez dentro de unos años alguno explique que en España hubo una especie de caza de brujas para tratar de laminar a un partido político que nació al calor de las protestas ciudadanas. Tal vez puedan, incluso, explicar porqué. Tendrán tajo. El último episodio es una ofensiva que en estos días se intensifica a cuenta de un incidente de menor cuantía con el fin de extender, una vez más y en plena pandemia del covid19, la especie de que el Gobierno de coalición está a punto de saltar en pedazos por sus peleas internas entre los ministros -militantes o no- cercanos al PSOE y los de Unidas Podemos. No es el objeto de este artículo extenderme sobre tal incidente, pero conviene explicarlo apenas porque, siendo como digo, menor, sí da idea de cual es el clima que se vive mientras tememos seriamente por la salud de todos y por nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos. El anterior Gobierno, de Mariano Rajoy, PP, puso en marcha una reforma laboral que no calificaré; lo hizo apoyándose en su mayoría absoluta en el Parlamento y sin contar con los llamados interlocutores sociales. En el acuerdo PSOE-Unidas Podemos que alumbró en enero de 2020 el Gobierno de coalición que tenemos, se acordó la derogación de esa reforma, aunque se ha explicado muchas veces que eso no es posible hacerlo de modo que se provoque un vacío legal que sería muy perjudicial para empresas y trabajadores; de manera que cómo hacerlo y con el mayor alcance posible a la hora de superar sus efectos lesivos es asunto de detalle, de matiz...no de brocha gorda. Hace apenas 48 horas y a fin de renovar el Estado de Alarma en vigor en España, el PSOE negoció el apoyo de Bildu (5 diputados) y la contrapartida fue un acuerdo que es exactamente el mismo al que me acabo de referir entre PSOE-UP solo que ahora también firma Bildu. A la hora de la votación, finalmente, no fueron necesarios los votos -abstención- del partido vasco, pero eso no lo sabía el PSOE y en todo caso es irrelevante. Ambos textos hablan de "reforma integral" pero ya he explicado qué quiere decir eso. Una palabra no innecesaria sobre quién es Bildu: para la derecha -los partidos y otros actores sociales- son los herederos de ETA; para la gente sensata, un partido perfectamente legal que procede de una agrupación de partidos tales como Sortu (este sí, heredero de Herri Batasuna) y de otros cuyo compromiso con la democracia y la no violencia es inequívoco desde su nacimiento, como es el caso de Aralar o Amaiur. En este enlace puede verse el texto del acuerdo y el de la nota publicada en la madrugada de ayer rectificando el primer punto de dicho acuerdo: https://elpais.com/espana/2020-05-21/el-documento-del-acuerdo-y-la-nota-de-rectificacion-del-pacto-entre-psoe-podemos-y-eh-bildu.html Vistas las explicaciones sobre en qué términos y como se pretende desactivar la Reforma que acabo de ofrecer (Bildu las suscribe tal como han declarado) lo sucedido a continuación es, en mi opinión, algo extraño que seguramente procede de las dudas de alguien (de Calviño y de Lastra se dice) pero que en todo caso tiene poca relevancia. En el siguiente acto, Calviño declara que no es momento de abrir ese debate y el profesor Iglesias (ambos vicepresidentes como sabemos) se pone estupendo y asegura que pacta sunt servanda que lo que se pacta se cumple, vamos. Que la derecha, la Patronal y gentes como Page lo hayan leído como un enfrentamiento entre Iglesias-Díaz y Calviño, no es más que un delirio a mi juicio. Un cometario nada racional: si contemplamos un episodio algo equívoco en cualquier asunto y aparecen relacionadas las palabras Bildu y Podemos, estadistas como Espinosa de los Monteros, Teodoro García Egea, Cayetana Álvarez de Toledo y otras luminarias del Moncayo o de la estepa manchega, caerán sobre nuestras entendederas y afanes de ciudadanos como rapaces, bien como águilas imperiales o como milanos comunes. Podemos no tiene un solo caso de corrupción en sus filas; ni siquiera se financia con otra cosa que no sean las aportaciones de la gente y de lo que entregan los dirigentes que tienen limitados sus salarios públicos; no parece que haya críticas concretas a su gestión allí en donde tiene algún poder puesto que cuando las hay son genéricas y siempre ridículas acusaciones de dependencia de oscuros intereses caribeños. Yo confieso que no lo termino de entender; Podemos jamás ha nacionalizado nada, nunca ha expropiado cosa alguna, pero se le ataca como si hubiera gobernado una república bolivariana o un gulag llamado España, dejándola en la raspa hasta que fuera finalmente rescatada por las fuerzas de la libertad. Lo que pasa con Podemos, la persecución a la que se le somete desde que nació, no se parece en nada a lo que pasa o ha pasado con el PSOE, con el PP, con Ciudadanos, ni siquiera con Vox; pero tampoco es un fenómeno comparable a ninguno de los partidos políticos de la Segunda República, ni hay parangón en Europa ni en parte alguna. Su breve historia es la de ser víctima de una guerra sucia constante y su acción de gobierno de apenas cinco meses en el seno de la coalición, alcanza a la mejora del salario mínimo interprofesional y poco más, dado que el resto de las medidas de protección social en cuya implementación ha participado están relacionadas con la situación de excepcionalidad que padecemos. De modo que no encuentro razones de peso para esa especie de odio africano a Podemos, como no sea que su líder máximo es algo listillo, un poco faltón y nada simpático. Pero eso los historiadores lo descartarán enseguida porque, además de ser una tontería, si admitieran tal argumento les crecerían los enanos en la realidad política más contemporánea. Créanme los historiadores del futuro, esta gilipollez del acuerdo con Bildu y sus correcciones (que pasará rápido) es el enésimo episodio de un intento de romper ese Gobierno que por lo visto padecemos. Y si no, lean el editorial de El País, la gran Biblia de la democracia española, de ayer, que lleva el bonito título de "La intemperie" y dice, por ejemplo: "Un Ejecutivo de coalición no puede ser el cuadrilátero político donde dirimir mediante golpes de efecto las disputas entre socios"
https://elpais.com/opinion/2020-05-21/a-la-intemperie.html

miércoles, 20 de mayo de 2020

El Gobierno debe parar ya a los provocadores


El Gobierno se equivoca. En las caceroladas no se respetan las medidas de prevención, ni antes ni ahora; eso debió haber sido, debería ser, razón suficiente para impedirlas. No se hizo desde el principio y esto empieza a ponerse feo: ahora, esas gentes animadas por dirigentes del PP y de Vox aunque luego lo nieguen porque ni para eso tienen agallas esos matones de pacotilla, manipuladores de tres al cuarto, se dedican además a otras cosas. 

Un Gobierno digno y democrático no puede consentir que se acose (esa es la palabra) a un vicepresidente y a varios ministros, dirigentes a los que los perolos consideran usurpadores de lo que por derecho divino les corresponde, autoridades a las que desprecian ("el coletas", "chepas", la mujer el macho alfa, etc) y por eso creen que pueden faltarle el respeto impunemente a una magistratura del Estado. 

Gentes que llevan muchos días aguantando el confinamiento, que sufren este problema sanitario y económico mucho más que los de las cacerolas, que leen o escuchan a conspicuos comentaristas llamarles poco menos que cabestros conformes de su condición, resignados a su destino de habitantes de un Gulag caribeño pero en el Mediterráneo, han empezado a salir a la calle para enfrentarse a los de las cacerolas. El siguiente paso es que aparezcan los encapuchados. 

Es natural que un Gobierno modere su actuación en materia de orden público y trate de mantener el equilibrio, esa es su obligación; pero llega un momento en que, si se mantiene en la inacción, en una especie de absurda neutralidad, esa actitud se convierte en dejación de su responsabilidad. Las caceroladas son una forma de protesta legítima, salvo cuando se pone en riesgo la salud pública o derivan en provocaciones; y eso es lo que ya está pasando. 

El momento de que el Gobierno pare esta escalada es ahora, cuando aún se puede identificar con facilidad quienes son los provocadores, quienes incumplen las normas del Estado de Alarma, quienes nos ponen a todos en riesgo, quiénes se creen con derecho a acosar. Es que después de los políticos -además de a miembros del Gobierno, ya lo han hecho con la sede del PSOE en Madrid; "rojos maricones" les gritaron a quienes en la calle Ferraz les pedían que mantuvieran la distancia de seguridad- vendrán los periodistas -ya ha pasado en Zaragoza con un cámara de tv o en Madrid con una redactora de "Público"- los miembros de algunas ONGs -el Padre Ángel ha sido insultado- los homosexuales -también ha pasado ya en el barrio de Lavapiés con un muchacho que salió a la calle envuelto en una bandera arco iris- las feministas etc; el fascio siempre actúa igual. El Gobierno debería de saberlo; esto empieza a írsele de las manos.