lunes, 14 de marzo de 2011

Nucleares

El argumento más razonable en favor de la energía nuclear es el que supone que, dando por sentado que las energías fósiles se terminarán, lo deseable sería sustituirlas por las denominadas energías limpias. Pero, siendo así que no estarán disponibles en tiempo y forma para que no sufra nuestro bienestar ni el desarrollo, el único recambio de verdad posible es la energía nuclear.
El razonamiento es impecable ¿no?
Ya, pero ¿dónde están las consideraciones sobre seguridad?
Si se observa bien, es algo que suele ir a continuación del impecable razonamiento. Y por supuesto es del siguiente tenor: es la más segura, la que menos contamina y bla,bla,bla.
En Chernobil fue un error técnico-humano; en Japón es una catástrofe natural. ¿Qué será lo siguiente? La casuística puede ser infinita si nos ponemos pesimistas. ¿Pueden alterarse las condiciones en que se guardan los residuos de alta de actividad dando lugar a un accidente dantesco? ¿Seguro que en donde se emplazan los cementerrios nucleares no puede ocurrir un gran seismo? ¿Ni siquiera dentro de cientos de años que es lo que dura la actividad de esos residuos? ¿No volverá a ocurrir, por una razón u otra, incluido un eventual atentado, lo que Chernobil o Japón?
¿Hay alguien capaz de tranquilizarnos ante esos temores? Si lo hay, será que no ha visto por televisión estos días lo que la naturaleza es capaz de hacer con la soberbia de la especie humana. O que es estupido.