Pues
sí. Resulta que vamos a tener un gobierno en el que las izquierdas
se han concertado
por primera vez desde la II República y, en el caso
de Podemos, tras aguantar lo que nadie ha debido soportar jamás en
democracia; en ninguna parte. Ya
son lo de menos sus crisis internas y sus errores bien naturales; lo
demás, desde la guerra sucia a dificultades de todo tipo hasta
llegar aquí.
Lo cierto es que Podemos (con su peculiar estructura
dispersa y variopinta, con IU y con parte de Equo, ciertamente)
estará gobernando apenas cinco años después de su creación. Van a
gobernar acorde a un programa que es genuinamente
socialdemócrata al modo tradicional, nada radical, que tiene de revolucionario y
anticapitalista o antisistema lo que yo de sacristán; basta leerlo.
A
eso ha respondido la derecha tildando tal gobierno de ilegítimo,
utilizando en sus ataques dislocados a las victimas del terrorismo, a
la patria y al Rey, amenazando diputados, llamando incluso a la
insurrección y mintiendo, mintiendo mucho, mintiendo todo el tiempo
y sobre cualquier cosa. En la Investidura, ni una palabra sobre el
acuerdo PSOE-UP; ni siquiera sobre la literalidad de lo firmado con
PNV y ERC, solo suposiciones, falsedades o medias verdades sobre la letra y el espíritu
de los acuerdos, anuncios del Armagedón catalán e insultos varios
al presidente del Gobierno en funciones. España es un país en el que sale gratis
llamar traidor a quién ostenta la representación de uno de los
poderes del Estado.
No
se si es histórico porque da pudor usar ese adjetivo en vista de que
los muy devaluados medios de comunicación españoles han manoseado y
trivializado el adjetivo hasta la náusea. Sí se que en unos días
habrá gobierno y que eso levanta no pocas esperanzas en mucha gente.
El Partido Popular (el resto de la derecha o está camino de
desaparecer o es puro fascismo) debiera darse cuenta de que hoy no
hay alternativa y solo de ellos depende que la haya en el futuro si,
como dice Casado, esa es su vocación. Ciudadanos no existe y VOX
debe ser combatido; sí, sobre todo por el PP. O será devorado.
Debieran
acallarse las voces que desde el propio PSOE y sus aledaños (algunos
barones, viejos roqueros, socialistas que dicen ser pata negra y
otras faunas) han oficiado una especie de quintacolumnismo de eso tan
raro que llaman “sanchismo”. También ellos han perdido; háganse
a un lado y no estorben.
Ojalá
desaparezca de nuestro lenguaje para siempre la palabra
“constitucionalista”, mendaz denominación que sirve para
designar precisamente a quienes no les interesa la Constitución más
que para sus fines cortoplacistas, romos, muy poco patrióticos. Para
eso y para dividir, estigmatizar y agredir.
Gobierne
pues el Gobierno y hágalo con la determinación que corresponde a su magistratura y su misión. Sin aspavientos pero, llegado el caso, con la
firmeza que exige el cumplimiento del mandato que ha recibido de la
voluntad popular. Habrá mucho ruido, va a ser difícil, pero el
Gobierno dispone de las herramientas necesarias para laminar si hace
falta a quien busque el modo de torcer esa voluntad.
Suerte.
Nosotros, la gente corriente, nos jugamos mucho.