domingo, 23 de junio de 2013

Y la montaña parió un ratón...que nos comerá por los piés

Se nos anuncia con gran fanfarria la reforma de las Administraciones Públicas. Uno cree que saldrán a la pista una docena de tigres con su bizarro domador al frente, pero se abren los cortinones y aparece un payaso que hace una pedorreta al respetable y se retira. Solo que es un payaso perverso, letal.

Son tiempos de gestos vacíos, de eufemismos que ya resultan estomagantes.
En este anuncio por entregas que hace el Gobierno de Mariano Rajoy, el propio presidente viene explicando aquí y allá cuatro chorradas;  su vicepresidenta se extiende algo más y, por ejemplo, dice que solo con “racionalizar” (¿?) la Administración se ahorrarán más de 6.400 millones de euros. Eso sí, si las Comunidades Autónomas cumplen las recomendaciones del Gobierno, el ahorro hasta el final de la legislatura superaría los 37.000 millones. Montoro ya se ha encargado de plantearlo de tal modo que algunos responsables de gobiernos autonómicos ya hablan de chantaje al entender que se trata de imponerles la forma en que deben alcanzar los objetivos de déficit.
Naturalmente, no faltan en los planes gubernamentales las recurrentes apelaciones a modernidades tales como la ventanilla única, la administración electrónica y otras maravillas que nos producirían gran alegría y alborozo si no fuera porque hemos oído eso tantas veces para que luego acabe en nada que, a mí personalmente, ya ni media sonrisa me provoca. El chiste es que, según Montoro, por la vía de la simplificación de los trámites y gestiones, los españoles podremos ahorrar (ahora sí) más de 16.000 millones.
Y ya está la explicación de la reforma. Ahora la letra pequeña.
Dice la vicepresidenta Sáenz de Santamaría que “estas reformas no están hechas para reducir plantilla, sino para buscar más eficiencia” Eso es, simplemente, mentira.
En 2012 se destruyeron más de 374.000 puestos de trabajo públicos. En lo sucesivo, dice la vicepresidenta, no se cubrirán las bajas y  “se prescindirá de algunos asesores” A continuación recomienda a las Comunidades Autónomas que supriman instituciones hasta quedarse en la raspa, es decir, que para ahorrar hay que cargarse en la práctica el modelo de Estado, lo cual, a estas alturas, a mí personalmente, me daría igual, sino fuera porque lo que todo eso significa es más gente al paro y, contra lo que sostiene Sáenz de Santamaría, menos eficiencia; por ejemplo, asegura que “ los empleados de los organismos que desaparezcan serán recolocados en otros en donde hacen falta precisamente porque tenemos que cubrir los huecos que se han producido” o sea: razonable ¿verdad? ¿van a cubrir la plaza de un interino que lleve 20 años en un juzgado mercantil por ejemplo con un funcionario de una oficina del Defensor del Pueblo suprimida? Seguro que el segundo conoce al dedillo las normas y los vericuetos procesales. Y no se sorprenda, querido lector, en la Administración española hay interinos que se jubilan de interinos, por mucho que le resulte a usted repugnante esta precarización del empleo perpetrada por la propia Administración Pública, ya saben siempre defendiendo el muy constitucional e igual de falaz argumento del principio de mérito y capacidad.
A ver si nos aclaramos entre tanta mentira interesada y tanto tópico injusto: casi el 40% de los empleados públicos no tiene plaza en propiedad, la mayoría disfruta de los mismos 22 días laborables que cualquiera y los sueldos oscilan entre 1.200 y 3.000 euros al mes. En cuanto a la cuestión recurrente de que sobran funcionarios, la pregunta más bien sería de dónde, ya que 43 de cada 100 son profesores y sanitarios en un país en el que ambos servicios son universales y gratuitos...por ahora, claro. Además, en el ranking europeo por volumen de funcionarios España no está en la cabeza, sino a la mitad de la tabla.
Así es que nada de más eficiencia; puro ahorro a base de mandar gente al paro. Gente corriente quiero decir. Gente como usted y como yo.
De lo que no se habla en esta farsa de reforma de las administraciones es de asuntos como los que siguen:
En 2007 había en España 2.294 empresas públicas; en 2011 había 255 más. En este momento no sé cuántas hay; simplemente no hay forma de saberlo con certeza. ¿Cuántas son realmente necesarias? Igual me paso, pero más de la mitad solo sirven para gastar dinero, eludir obligaciones públicas, duplicar tareas y agradecer favores y cosas así. Pierdan cuidado, si se cierran muchas de ellas o se adelgazan sus consejos de administración y otras mamandurrias eso no incrementará sensiblemente las cifras de paro; y, sin embargo, el ahorro sí puede ser considerable.
Y ¿qué me dicen de las embajadas regionales en el exterior? Hay unas 300 representaciones comerciales que se solapan con el Icex. Un esquema parecido se reproduce en la promoción turística.  
¿Cuántos políticos, asesores, asesores de asesores, cargos de confianza, etc hay en España? Ya me gustaría saberlo. Si uno bucea por ahí llega a la conclusión de que una cifra ponderada podría ser la de unos 300.000 cargos; sí, circula por ahí un numero bastante más elevado pero, la verdad, no me parece muy fiable y cargado de intención. ¿Y son muchos o pocos? Pues juzguen ustedes mismos: somos el país de Europa con más cargos públicos en cifras absolutas.; recuerden: en cuanto a empleados públicos, en la mitad de la tabla ¿Demagogia? Ustedes mismos.
No hemos tenido todavía la fortuna de conocer en detalle la mayoría de las 217 medidas que Rajoy asegura contiene su reforma, pero ¿apostamos a que ninguna se refiere a modificaciones drásticas en el estatus quo que acabo de resumir?