viernes, 24 de junio de 2016

Propuestas electorales. Cultura.

Si un gobierno grava la cultura al 21 por ciento con el impuesto menos progresivo que cabe (el IVA) pues ya sabemos cuál es su idea de la cultura.

Eso es lo que hizo el PP en 2012 (solo mantuvo el IVA super reducido -4 por ciento- para revistas y libros) y eso es lo que mantendrá si gobierna a partir del 26J, salvo que deba pagar algún peaje: Ciudadanos está por un impuesto del 10 por ciento lo mismo que el PSOE, aunque en el programa de esta última formación hay algunos matices, por ejemplo, impulsar “…que se reconozca la necesidad de un IVA cultural en el seno de la toda la UE que permita su armonización, con el reconocimiento de una fiscalidad especial con tramos menores del 10 por ciento…” y, mientras eso pasa, “… solicitaremos una autorización de la Unión Europea a España para aplicar el tipo súper reducido al 4% para la cultura” Un buen propósito sin duda; un brindis al sol, dirían otros. Solo Unidos Podemos prefiere no mojarse en esta materia y hablar de “…armonizar la norma española con la comunitaria…” acercarse a Italia unificando a efectos fiscales el tratamiento de productos y servicios y, en todo caso, ir hacia el estándar europeo, es decir, el tipo medio del 7 por ciento para la cultura en general.

Visto el desastroso efecto que el tratamiento fiscal que el Gobierno del PP ha dado a la cultura en la pasada legislatura, parece obvia la importancia -es de sentido común, por otra parte- que este asunto tiene por cuanto es un indicativo de cómo abordan la cuestión y cómo piensan gestionarlo las distintas fuerzas políticas que nos convocan a las urnas en próximo domingo. Por eso lo comento en primer lugar. Pero, como es natural, hay mucho más en los distintos programas electorales. Mucho más, quiere decir que, nada más encarar los documentos que soportan los programas, nos damos cuenta de qué va cada cual.
El PP ofrece una introducción a base de lugares comunes que ya conocemos de ofertas anteriores; esto es una cosa habitual, al fin y al cabo la derecha nunca se ha distinguido por ir más allá de los tópicos en la fundamentación de sus estrategias culturales y en sus políticas y medidas concretas. Para muestra, un botón: en el desarrollo de su programa se asegura que “Promoveremos la declaración de 2016 como Año Internacional del Español, convirtiendo al Español en un eje fundamental de la Marca España. Nivelazo.

Este mismo aire utilitarista y aún mercantilista, tiene el más moderno estilo Ciudadanos. Pero es un partido más práctico que no se anda con zarandajas, así es que a qué perder el tiempo con eufemismos: incluye el asunto cultural en el apartado de su programa que titula “Invertir en el presente para ganar el futuro” que ya nos orienta bastante por dónde van los tiros. Y, por si no nos habíamos enterado, he aquí una muestra, el punto 189 de su Programa: “Recuperaremos el Ministerio de Cultura para promover la pluralidad cultural y lingüística de España. El Ministerio de Cultura será independiente del Ministerio de Educación…” (hasta aquí íbamos bien) “… pero con una activa colaboración para que la escuela tenga un papel esencial en la formación de públicos (curioso: “públicos” es un concepto muy del gusto de marketing) y el desarrollo del respeto a la propiedad intelectual y las industrias culturales” Eso de la transversalidad de la cultura, algo ajeno a las modas y al utilitarismo les resulta sin duda un concepto extraño…o tal vez, una pérdida de tiempo y de recursos.
Pero, a fuer de ser justos, la recomendación habitual: hagan lo que siempre se debe de hacer y nunca se hace: lean los programas. Ahora que nadie nos oye: el del PP se lo pueden ahorrar.

Vamos a lo interesante.
El Programa del PSOE en materia cultural empieza así: “La cultura es la expresión de nuestra humanidad y, como tal, es un bien de primera necesidad y un derecho a ejercer. Es aquello que nos define, configura nuestro imaginario colectivo y se convierte en factor de cohesión social” y se queja: “…Sin embargo, ha sido una de las mayores víctimas de la acción del Gobierno del PP” Bueno, es natural que así sea; es que al PP eso que dice el Programa del PSOE le parece una monserga. Personalmente, firmaría ya la introducción que he citado, pero claro, aquí la de arena: “Esta política ha situado a nuestro sector cultural en inferioridad de condiciones para competir con los países de nuestro entorno” Nótese que aparece la idea de competitividad; ciertamente, de un modo que no se entiende bien, que en el contexto no se sabe bien a qué viene. O sí, porque el preámbulo del programa insiste: “Nos hemos alejado del resto de Europa donde las industrias de la cultura y la creatividad son entendidas como un sector de oportunidad y ocupan el centro de las estrategias de Estado. España puede y debe incorporarse a esta senda, dado que tiene condiciones naturales muy ventajosas para competir en el mercado global”

En este terreno inicial de los propósitos, el enfoque de Podemos es radicalmente distinto. En su Programa critica el uso de expresiones (que devienen en conceptos) como “economía de la cultura” o “industria cultural” porque -dicen- eso es entender la cultura como moneda de cambio al servicio de intereses mercantilísticos y que, por tanto, deben ser rentables. El preámbulo del programa advierte: “La expropiación de los espacios públicos en virtud de prácticas privatizadoras durante las últimas décadas ha conducido a un modelo mercantilista, donde el valor cultural cada vez más se asocia con el negocio de las elites y en donde no pocas veces la foto del artista es simplemente instrumentalizada por el partido de turno para conseguir votos o prestigio. Es preciso abandonar la cultura como fetiche u oropel de lujo para entenderla como urgencia popular”

Tanto para PSOE como para Podemos, la cultura es un derecho y es un recurso económico de primer orden (en su Programa el PSOE recuerda que representa el 3 por ciento del PIB; ha bajado medio punto desde 2013) Podemos precisa que es también “un bien común” y añade: “En la mayoría de los países de nuestro entorno y de otros ámbitos geográficos relevantes, la cultura no es un adorno que se añade a los logros sociales y económicos, sino que constituye un eje fundamental donde se dirime el modelo de país al que se aspira. Por el contrario, en nuestro país, las enormes capacidades de nuestros creadores, así como de nuestras redes de producción y difusión cultural, chocan permanentemente con el obstáculo de que o no pueden desarrollarse ni acceder a los circuitos relevantes o tienen que hacerlo a pesar de la gestión política”

Lean los Programas, insisto: con todo, tanto Podemos como PSOE proponen una batería de medidas y cambios legislativos perfectamente intercambiables y en muchos ámbitos complementarios; si pudieran reunirse los responsables de estas propuestas, a mi juicio no tardarían mucho en encontrar un territorio común. Y en esas ando cuando vuelvo a escuchar la enésima declaración de los voceros del PSOE o de Podemos y me digo que no pueden pertenecer a la misma organización que quienes han elaborado estas propuestas.  

miércoles, 8 de junio de 2016

La Socialdemocracia

Si a usted le preguntan si sabe qué es la calidad, sin duda dirá que sí; pero si le piden que defina “calidad” es probable que le cueste trabajo salir del aprieto.

¿Sabe usted qué es la socialdemocracia? Claro, claro que lo sabe, faltaría más. Pero ¿podría definir qué es? Complicadillo ¿eh?

Como no tengo demasiado interés en debatir sobre si eran socialdemócratas o no Karl Marx y Friedrich Engels, aquí les dejo las palabras de Pablo Iglesias (junto con el uso de la corbata por el secretario general de Podemos y el catálogo-programa, son los asuntos del máximo interés en estos días) al respecto y ustedes mismos sigan con la murga si les place: https://www.youtube.com/watch?v=OapGc2VjsWg

Siempre se puede recurrir a la Wikypedia. Yo lo he hecho y la verdad es que resulta ilustrativo y, si uno aprovecha todas las capacidades al hipertexto, puede iniciar una navegación que enriquece pero que no sabe uno muy bien a donde nos puede llevar…quizás porque el horizonte, como el universo, está hecho de una materia difusa.

A mi lo que me parece es que, en ausencia de coordenadas claras (definir a partir del abandono del marxismo o algún que otro acontecimiento histórico y cosas así es bastante elemental), más valdría no discutir demasiado sobre quién es y quién no es socialdemócrata y comenzar por pararse a recomponer el tipo. Reclamar, como acabo de oír en televisión a Susana Díaz la “representación” en España de la socialdemocracia para el PSOE, muy en la línea de la habitual apropiación en exclusiva del sustantivo plural “los socialistas” pues la verdad, resulta inquietante por ser una ocurrencia de todo a cien en quien pasa por ser la gran esperanza blanca.

Que lo diga yo poco importa, pero hay voces, incluso dentro de la estructura orgánica, que demandan otra cosa, un poquito de por favor por así decir; por ejemplo Ignacio Urquizu (destacado militante del PSOE) reclama con urgencia “una conferencia europea de muy alto nivel para definir el proyecto socialdemócrata y marcar líneas de actuación La crisis de la socialdemocracia ¿Qué crisis? Los libros de la Catarata 2012.

¿En qué se parece el Partido Democrático de Matteo Renzi que evitó llamarse “socialista” y que está en serias dificultades a juzgar por los resultados de estos días en la primera vuelta de las municipales italianas, al de un Hollande y Valls acosados en las calles por quienes se resisten a una reforma laboral que tiene poco de “socialista” o al SPD aliado de Merkel y al que no parece irle muy bien la experiencia a juzgar porque está en franca caída tras la sangría de apoyos (el 50% en cuatro años) en Baden-Wurtemberg y Sajonia?

De los 28 estados de la Unión, en 9 de ellos quienes se llaman a sí mismos socialdemócratas tienen un papel relativamente determinante; las fórmulas son diversas: pueden liderar una alianza de izquierdas como en la República Checa o pueden gobernar de la mano de los democristianos como en Austria. Si vemos el panorama europeo, apreciamos con facilidad la falsedad de que las llamadas “grandes coaliciones” estén de moda como si eso fuera el mejor hallazgo de la política contemporánea.

Y si a esa diversidad de papeles se une que, en el caso español, el PSOE de Sánchez, no es ya que pueda pactar a derecha o a izquierda como sus homónimos europeos según sople el viento, sino que está dispuesto -o lo estaba hasta la fallida investidura- a hacerlo a diestro y siniestro…a la vez (salvo que admitamos pulpo como animal de compañía, o sea, que Ciudadanos es de centro izquierda y hasta un poquito socialdemócrata) pues no resulta nada desencaminada la petición de Urquizu.

Por completar el cuadro: en Europa la capacidad de pactar va directamente relacionada con la perdida de apoyos en las urnas. No, claro que no es un designio fatal; es la observación de lo que está pasando en el continente; es una constatación empírica cuando hablamos de los partidos que se reclaman socialdemócratas, o socialdemócratas en sentido clásico porque, como sabemos, el magma (perdón por la pedantería) ideológico anda algo alborotado…no solo en España, y quién sabe si, en caso de celebrarse algún día esa “conferencia europea de muy alto nivel” habría dificultades para elaborar los gafetes.

Quien no quiera ver que desde hace al menos dos décadas el deterioro del proyecto político en sentido amplio, que por su propio impulso y por su capacidad de seducir al centro derecha, fue el responsable de crear y sostener eso que llamamos el estado del bienestar y la Unión Europea, es paulatino, está ciego. En Europa los partidos que se dicen socialdemócratas llegaron a concitar el interés de cerca de la mitad de sus electorados; hoy si llegan al 25% pueden darse con un canto en los dientes.

Ya se que si digo que a estas alturas resulta patente que los partidos socialdemócratas clásicos se han equivocado al creer que gestionar el capitalismo en una alternancia cuasi natural con la derecha, era su misión histórica, se me puede tildar de bolivariano o vaya usted a saber de qué. Pero tal vez, solo tal vez, deberían abrir un poco el foco y abandonar protagonismos que encajan mal con la tradicional capacidad de la izquierda para asumir e incorporar nuevas energías; nos jugamos mucho; todos.

viernes, 3 de junio de 2016

26J Lemas e imagen de campaña

 
“Ahora más que nunca” es el lema de campaña elegido por el PP para el 26J. No me consta que lo vayan a cambiar teniendo en cuenta que es una copia literal de uno que ya utilizó la Cruz Roja a finales de 2012.

En todo caso, es una muestra de que, en general, los creativos de los partidos o las agencias que contratan no se estrujan precisamente las meninges a la hora de buscar fórmulas originales.
En esto, como en casi todo lo que concierne a estas disciplinas, Podemos y ahora Unidos Podemos, es quien más se emplea; conocen muy bien los entresijos de la comunicación y el márketing políticos: saben manejar los tiempos y las oportunidades en sus comparecencias y nunca desaprovechan una oportunidad. Por ejemplo, cuando en marzo de 2015 Fernando León de Aranoa propuso a Podemos la realización del documental “Política. Manual de Instrucciones” que se estrena hoy, aceptaron a la primera: lo que podremos ver en las pantallas es un adelantamiento a mil por hora a todas las formaciones políticas; y no es la primera vez que comprobamos que en esta materia van muy por delante.

Pero, veamos algunos detalles relativos a los principales partidos PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos que compiten en la arena del Estado:
Tanto PP como Ciudadanos vuelven a utilizar profusamente la fotografía en plano corto de sus respectivos candidatos.

Con respecto al 2OD, Rajoy se ha quitado la corbata y aparece con una americana azul a cuadros que le da cierto aire provecto pero desenfadado; aparte el plagio del lema que mencioné antes, esa imagen va bien con el eslogan “Ahora más que nunca” sobre todo porque en la cartelería se subraya con el que utilizó este partido en la anterior convocatoria “España en serio” y es, a mi juicio, coherente con lo que afirmó el secretario de Comunicación Pablo Casado en el acto de presentación de campaña: que venden “…una propuesta previsible, fiable y eficaz” nada de experimentos inconsistentes nos advierte Rajoy con su dedo acusador, ahora menos que nunca.

Albert Rivera aparece en las fotografías exultante y en plano medio como en la anterior cita; resulta obvio que para Ciudadanos su figura sigue siendo, en términos de mercadotecnia política, decisiva. Cambian los lemas: el 20D fue “Vota con ilusión” y ahora es “Tiempo de acuerdo. Tiempo de Cambio” En las fotos de diciembre miraba (quizás con ilusión) a la izquierda del espectador y en las de ahora (tal vez con pragmatismo) a la derecha. Nos queda la duda (pero poco) de quién es el propietario de la mano que estrecha en el cartel para el 26J: no lleva gemelos, pero arremanga la camisa muy abajo para lo que es moda en otras formaciones.

Confieso que me sorprendió el acto de proclamación de candidatura de Pedro Sánchez. Bien, de acuerdo con los estrategas de campaña, la manera -la única- de decirle “no” a Rajoy es decirle “sí” a Pedro Sánchez, de modo que “Sí, un sí por el cambio” es el lema de campaña que, alude de forma bastante obvia al juego sí-no de la sesión de investidura. Pero la imagen de Pedro Sánchez, siempre potente, no forma parte -al menos no de forma principal- de la iconografía en esta ocasión. Ignoro por qué y no especularé sobre eso. Sí me parece que, aunque los dirigentes del PSOE se han empleado a fondo en sostener que no son los nuevos comicios una suerte de segunda vuelta, el paso de “Un futuro para la mayoría” a “Sí, un sí por el cambio” sugiere otra cosa. Finalmente, el PSOE recurre de nuevo a la palabra “cambio” que utilizó por primera vez que yo recuerde Felipe González en 1982 y que lo mismo vale para un roto que para un descosido a juzgar por el uso que han hecho de ella en diferentes citas electorales prácticamente todos los partidos. Desde que en la Grecia Clásica discutieran sobre este asuntillo del cambio Heráclito y Parménides parece que sigue estando de actualidad.

“Un país contigo” y “Por un nuevo País” fueron los lemas usados en la campaña del 20D por Podemos y Unidad Popular (IU) respectivamente. Poco que decir en la comparativa con Unidos Podemos; en puridad, sería comparar cosas disímiles, aunque no resista la tentación de hacer una broma en forma de juego de palabras: Quizás cuando nos hablan de “La sonrisa de un país” eslogan de UP para la actual campaña, se refieren a uno nuevo y contigo, algo muy acorde con la imagen elegida, un corazón amoroso en el que confluyen distintas sensibilidades y puntos de vista. Habrá quien tilde esta iconografía de naif e incluso quien asegure que tras tanta ingenuidad se oculta el comunismo y los bolivarianos todos; en la presentación de campaña el propio Iglesias aseguró que tratan de definir el “…estado de ánimo con el que afronta esta campaña UP, con ilusión y con sonrisas que miran al futuro”

Como no es cosa de criticar a nadie en particular, insistir en que a mí y exclusivamente desde el punto de vista de la comunicación política, el tono general me parece más bien mediocre. Puede que tenga que ver, claro, con un cierto cansancio por tener que afrontar dos campañas seguidas sin otra novedad que la coalición UP y el conocimiento ciudadano de los comportamientos de unos y otros entre ambos comicios. Ya lo mencioné antes, pero tal vez el paradigma de lo que quiero decir sea el cambio que ha experimentado Ciudadanos. No me refiero a la ideología de este partido sobre la que, naturalmente, tengo una convicción plena, sino sobre su posicionamiento político a través de sus instrumentos de comunicación: nos pidió que votásemos con ilusión y ahora nos invita al cambio por la vía del acuerdo ¿quizás sin ilusión?