Ya no es el tiempo de las caras mustias, las tristezas y
los sentimentalismos, las nostalgias de lo que fue y no volverá. Con veinticuatro
horas ha sido para mi suficiente. Cuanto antes pase esta llorera de recuerdos,
lealtades y carnés rotos mejor.
Tampoco es buena idea encastillarse en la burla o la santa
irritación semántica. ¿Que hay quien dice, mirusté, que el PSOE está fracturado
pero no roto, nunca roto (Luena, otra luminaria, ésta en desgracia) como si no
fuera exactamente lo mismo, pues nada, adelante con los faroles…o los faralaes,
ya me entienden.
Sobre si se abstienen todos o unos cuantos, de golpe o en
dos sesiones en diferido y en forma de simulación mirusté, da igual. El
resultado es el mismo. ¿Qué habrá quien se obstine en no respetar lo que un
Comité Federal abierto en dos ha decidido y por tanto se pase por el forro de
sus tristezas el sacrosanto Reglamento? Bueno, es el signo de los tiempos; el
Psoe lleva mucho tiempo no respetándose a sí mismo…nada nuevo en este sentido
pues.
Como van a escribir un relato de lo sucedido y nos lo van a
repetir hasta la náusea, yo no se ustedes pero yo voy a hacer un ejercicio de
memoria para no perder la perspectiva, por mera economía de esfuerzo. Hace poco
recomendé que el tal relato se lo encargaran a Javier Marías. Es un intelectual
orgánico algo incómodo porque tiende a despreciar a cualquiera que no sea él,
pero a estas alturas qué más les da a barones, baronesas y personales menores.
Al fin y al cabo Marías es un maestro de la ficción. No me han hecho caso,
pierdan cuidado, tirarán de lo que mejorcito de la casa.
El 28 de diciembre de 2015 el Comité Federal dijo que “…la
autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento
sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí dividida. Son
innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es
una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de
formaciones políticas” y sus voceros (las hemerotecas están al alcance de todo
el mundo) aseguraron, por si no estaba suficientemente claro, que no había que
entenderse con populistas. Así es que toda opción que tuviera en cuenta un
acuerdo con Podemos, tercera fuerza con apenas medio millón de votos menos que
el Psoe, quedada cegada.
Luego vino el acuerdo con Ciudadanos, que habría de dar
lugar a un gobierno transversal (sea lo que sea transversal) y de cambio y, a
renglón seguido, la oferta de un trágala a Podemos. “De cambio” y con
Ciudadanos: hay cosas que no resisten el paso del tiempo ¿verdad?
Celebrose la investidura de Sánchez y nada hubo. Bueno sí,
hubo que los lingüistas del Partido inventaron un nuevo paradigma según el cual
“con” es lo mismo que “como”, esto es que al votar como el PP, Podemos lo hacía
con el PP. Una revolución del castellano toda vez que, por extensión, preposiciones
y adverbios, tan molestos para los estudiantes menos memoriosos, quedaban
reducidos a una sola cosa. Junto con el concepto de abstención técnica de reciente cuño, estoy seguro que los académicos
de la lengua tienen tajo para mucho tiempo.
Y volvimos a votar en Junio con aquella resolución del
Federal en vigor, así es que en esas circunstancias no podía haber alternativa
al recrecido PP ni siquiera a pesar del pestazo que día a día emana de Génova. Lo
de Sánchez amagando sin dar, su defenestración por procedimientos digamos poco
elegantes y toda la comidilla que hemos vivido estos días se olvidarán pronto
por el común de los mortales…no por los militantes, no por quienes votaban al
Psoe; pero eso, al fin y al cabo, es cosa de cada cual.
A mi lo que me parece más grave en estos días es cómo un
partido fundamental en la historia del siglo XX en España y en Europa, ha ido
haciendo y haciéndose trampas desde el 20 de diciembre, hasta llegar pasito a
pasito a la monumental doble falacia de afirmar que abstenerse no es dar el
gobierno al partido más corrupto del continente y que no había otra opción
porque para los españoles es malo votar por tercera vez, algo sobre lo que,
obviamente, no tienen ninguna certeza ni tienen derecho alguno a juzgar.
Eso en cuanto al presente. Y en cuanto al futuro inmediato,
los estrategas (si es que los hay que ya lo dudo) se equivocan por completo. Es
una simpleza afirmar que van a liderar la oposición. Lo que pasará es que la
gente decente del Partido va a sufrir mucho, porque esos 85 diputados -o los
que queden después de la investidura del capo di capi- van a estar, como dicen
en mi pueblo, cogidos por las pelotas por Mariano Rajoy que, con la llave en la
mano, puede a partir de mayo disolver el Parlamento y convocar nuevas
elecciones cuando le de la real gana. ¿Y entonces que dirá la muy brillante
Valenciano? ¿Qué eso no son terceras elecciones?
Asunto concluido, mirusté. Por desgracia…porque durante
mucho tiempo en la política española no vamos a poder contar con una pieza que
fue clave. Y eso es una mala, una pésima noticia.
Ahora lo que me importa es qué va a hacer Unidos Podemos
una vez el Gobierno esté en marcha y el Parlamento funcione a pleno
rendimiento. Va a tener que emplear mucho tiempo y esfuerzo en defenderse, sí; creo
que eso ya lo saben. Lo que no tengo muy claro es si se dan cuenta de la enorme
responsabilidad que les ha caído encima: gestionar la ilusión, la poca que nos
queda.