sábado, 29 de junio de 2013

Ataque al poder judicial: sigue el golpe en diferido.

No dejarán títere con cabeza. En esta forma (en cierto modo inédita) de golpear al Estado que lleva ejecutando el Partido Popular desde que los españoles le confiaron la administración de la cosa pública (qué ironía) ahora le toca también al sistema judicial, en la figura de su máximo órgano de gobierno, el Consejo General del Poder Judicial.

Sí, es cierto que el poder ejecutivo (fuera quien fuese el partido gobernante) ha pervertido a menudo el estatus quo con el abuso del indulto para interferir en las decisiones del poder judicial. Pero esto de ahora es un ataque directo a la separación de poderes; es, una vez más, otra forma del mismo golpe de estado, como diría Cospedal, en diferido y con simulación.
Como no es un asunto que goce de demasiada atención en los medios informativos (iba a decir, sorprendentemente, pero no lo es en vista del despiste general) conviene recordar lo que pasa. Y lo que pasa, en resumen, es que a partir del próximo mes de septiembre el PP, en contra del criterio de los demás grupos políticos, las asociaciones de jueces y fiscales, el propio Consejo y hasta el Supremo, aplicará una norma que ha impulsado el ministro de Justicia y que consiste a grandes rasgos en lo siguiente:

La mitad del Consejo será renovada solo con los votos del PP en el Senado, con lo que salta por los aires el tradicional consenso parlamentario y, sin que ello implique, sensu contrario, sino un incumplimiento del programa electoral del partido que gobierna (eso no es novedad, obviamente) que se comprometió a favorecer que fueran los propios profesionales de la judicatura quienes eligieran a sus gobernantes. Y,  por resaltar solo algo más en esta reforma-carga de profundidad: sólo seis de los veinte vocales tendrán dedicación exclusiva; eso es algo que está en la lógica antidemocrática si se piensa que al Gobierno de Mariano Rajoy le resulta más conveniente que los consejeros se dediquen a esta función en sus horas libres y no enreden demasiado en estos tiempos en los que los jueces han tomado de su mano tareas de defensa de la ciudadanía en vista de que casi nadie más lo hace. Seis son mucho más manejables que veinte.
Sin duda habrá recurso de inconstitucionalidad: ya lo han anunciado prácticamente todos los grupos de la Oposición. Pero de momento, ahí queda eso: una herida más que restañar cuando llegue el momento…pero hay ya tantas.

Cuando este asunto se ha debatido en el Congreso, Gallardón, el tipo más chulo del barrio, ni ha aparecido por el hemiciclo. Dicen que no ha sido desprecio a la soberanía popular, sino que no tenía tiempo porque andaba metido en operaciones rocambolescas para enchironar finalmente a Bárcenas, y provocar una especie de voladura controlada dentro de su propio partido. ¡Joder! pues si es así, adiós a la vieja guardia, pero líbrenos la Providencia de sus cachorros.