Como yo, mucha gente nos hemos pasado más de 40 años
cotizando a la Seguridad Social y, como consecuencia de ello, hemos contribuido
a constituir un fondo (la famosa hucha) a fin de tener, a la hora de la
jubilación, la seguridad de que tendremos garantizada nuestra pensión.
Dicho de otro modo: en gran medida, nos hemos pagado nuestra
propia jubilación.
Pero este Gobierno, en cuatro años, ha dejado la hucha en
la mitad, es decir, ha robado a la gente que entregó un porcentaje nada
desdeñable del fruto de su trabajo durante toda la vida.
Ha robado porque por toda alternativa al actual sistema de
cobertura, ha destrozado el mercado laboral, primero dando lugar a que mucha
gente se quede sin trabajo y provocando en segunda instancia la existencia de
trabajos precarios que poco pueden contribuir a la caja común. Es decir, que la alternativa no es tal, sino la rapiña y un cambio de modelo que prima los fondos privados.
En unos años habrá un número elevado de jubilaciones, de
golpe: a nuestro país no le dará tiempo a recomponer la situación de tal modo
que una población activa suficiente y no empobrecida pueda mantener a quienes
tenemos bien ganado el derecho a descansar sin más sobresaltos que las penurias
de la edad. En esas circunstancias, va a ser inevitable que las pensiones
sufran recortes significativos, así es que no solo nos han robado la mitad de
nuestros ahorros, sino que atentarán impunemente contra ese derecho. Son
criminales y quienes les votan, cómplices.