jueves, 22 de marzo de 2018

¿Y tu para qué estás en Faceboock?


 
Un psicólogo pide a Faceboock (FB) datos de usuarios para una investigación científica y la Red se los cede graciosamente; luego, el tipo en cuestión vende esos datos y los de los contactos de esos usuarios (amigos, en al argot de la red) unos 50 millones de personas en total, a una consultora que los utiliza vaya usted a saber para qué...parece que para influir en las elecciones estadounidenses o en el Brexit. Eso es lo que ha pasado.

¿Deben los poderes públicos perseguir esta intromisión en la vida privada de la gente? Es obvio que sí, solo que nunca fue muy eficaz intentar ponerle puertas al campo o contener el agua en el puño.

Y tu ¿porqué haces publico en la red que te estás rascando la barriga en un pueblo del Pirineo? ¿Lo tuyo va de educar al personal compartiendo sesudos trabajos o lúcidos comentarios sobre la vanguardia científica o la experiencia estética? ¿Quizás es que a tu autoestima le viene muy bien que tus amigos te hagan la ola? ¿Será que eres un avispado divulgador de bulos o de tendencias? ¿Cuando haces clic sobre “me gusta” ¿Qué es exactamente lo que te gusta? ¿el objeto de tu atención o, precisamente, lo que pasa es que te gusta que te guste o que le guste? ¿Eres un activista político o social y utilizas la potencia de la red para denunciar injusticias? ¿Tal vez para desvelar manipulaciones? ¿Por qué “compartes” lo que “compartes”? ¿Qué vendes, qué compras?

En realidad la respuesta a todas estas preguntas y a la que da título a este articulejo, me importan menos que nada. Allá cada cual. Como tampoco me importa gran cosa esta otra: ¿De verdad te creías, alma de cántaro, que tener a tu disposición una plataforma como FB y otras redes sociales en las que poder hacer lo que quiera que sea que hagas, era gratis? No me respondas, en serio; es una pregunta retórica.

lunes, 19 de marzo de 2018

Vargas Llosa y el feminismo


Espero no ser mal interpretado y que se me disculpe si me pongo la venda antes de la herida. Me refiero a una cierta polémica suscitada en torno a un artículo de Vargas Llosa publicado ayer en el diario El País:

https://elpais.com/elpais/2018/03/16/opinion/1521215265_029385.html

Ideológicamente estoy en las antípodas, lo cual no me impide reconocer lo que por otra parte resulta obvio: que nuestro articulista es un mago de la palabra, uno de los mejores escritores de ficción en lengua española; casi es un tópico recordar lo que acabo de decir.

Aunque lo matice a veces con afectación plúmbea en sus novelas, digo lo mismo de Javier Marías, lo que no me impide asegurar, como he hecho muchas veces, que es un ególatra insufrible y un misógino miserable.

Como se ve, también menciona Vargas a Pérez Reverte; bueno, de él diré que como su amigo Marías, está por lo general encantado de conocerse y asqueado de que existan los demás...y, luego, pues sí, que vende muchos libros.

Y, por último, cita también a Pablo Neruda, a quien estoy por perdonarle cualquier cosa. Es sabido su machismo en sus relaciones personales con las mujeres, pero como hace mucho que está muerto, solo nos queda su literatura y hace mucho que no puede pervertirla con sus actitudes y su conducta.

Vargas Llosa, cuyo ramalazo antifeminista es patente en no pocas de sus manifestaciones y más estético que otra cosa (lo cual no le disculpa en absoluto, quizás al contrario), se refiere en este artículo a lo molesto que le ha resultado un llamado "Breve decálogo de ideas para una escuela feminista" del que son autoras Yeri Moreno y Melani Penna y, más específicamente al item siete:
 

Solo diré que “Eliminar libros escritos por autores machistas y misóginos -los que menciona el Decálogo y reitera Vargas- entre las posibles lecturas obligatorias para el alumnado” es, a mi juicio, una barbaridad y una gilipollez, sencillamente porque lo es eliminar cualquier libro. Pero sobre eso, y sobre si el Decálogo contiene otras propuestas acertadas, justas y útiles y/o algunas tonterías, algo sobre lo que Vargas no se pronuncia él sabrá por qué, juzguen ustedes.