domingo, 3 de febrero de 2013

Los ricos son más cochinos


Al César lo que es del César y a los ediles el reconocimiento que les corresponde. Nada menos que el Tribunal Supremo lo acaba de hacer.
Mira que me cuesta encontrar motivos para aplaudir la gestión del Gobierno municipal de Madrid con Ana Botella a la cabeza. Pues resulta que su manera de estimar el modo como debe de cobrarse la tasa de basuras en la capital es un ejemplo de proporcionalidad solidaria en el reparto de las cargas. Ya lo dijo el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y ahora lo refrenda la máxima instancia judicial.

La cosa es que el Ayuntamiento calcula la tasa a partir del valor catastral de las viviendas y, claro, sale más allí donde las viviendas valen más. Como los ricos también lloran, en su momento recurrieron el procedimiento alegando que “no se respeta el principio de igualdad que ha de valorar el grado de utilización del servicio” y siendo igual el coste del servicio para quien lo presta (el Consistorio) tanto si un piso está en el Barrio de Salamanca como en Orcasitas, se produce una discriminación de hecho.
En realidad este caso es una parábola de la vida misma: muestra qué es para la gente pudiente la igualdad y cómo debe de entenderse la prestación de servicios a la ciudadanía. Cosas como la solidaridad, la distribución de las cargas en función de las rentas, el modo como deben gestionarse servicios de carácter público, etc, son asuntos que no se conciben de igual modo si uno vive en la milla de oro o malvive en las afueras. Si en España el 20% de la población de mayores ingresos tiene una participación en la renta total superior a la que tiene el 60% de la población de menores ingresos, es para los recurrentes el estado natural de la humanidad, de toda la vida y esas cosas de lo público y lo privado son debates que no conducen más que a perder el tiempo y poner nerviosa a la parroquia.

Yo creo que quienes se opusieron a la forma de calcular el gravamen han debido quedarse con la boca abierta con la resolución del Supremo, pues no solo les quita toda razón y cierra la vía judicial, sino que el fallo del Tribunal dice “Se parte a priori de que los titulares de bienes inmuebles de más valor generan más residuos urbanos” Osea, sabíamos que por su condición los ricos tienden más al derroche, pero además son más guarretes.
Si yo fuera ellos contratacaría rápidamente cara a la opinión pública: si generan más residuos urbanos es para que los cubos de basura estén repletos de suculentas excrecencias, objetos apenas desgastados y porquería fashion, de tal modo que los pobres puedan rebuscar con fundamento, que eso sí que es prestar un servicio de calidad a nuestros semejantes.

Lo único malo es que si no se lo explican bien a alcaldesa igual acaba vendiéndolo como si todo hubiera sido idea suya desde el principio, mientras nos obsequia con esa sonrisa perdonavidas tan suya.