lunes, 27 de junio de 2011

¿Sobrevivirá Europa?

Soy pesimista, la verdad. Y me refiero a nuestro futuro (al de España); a nuestro futuro así en general y no a nuestra economía en particular, que esa es poco a poco menos nuestra y más de no se sabe qué o quién. Es que me parece, cada vez más, que acabaremos a no tardar en situación parecida a la de Irlanda, Portugal o Grecia; sí, también como la desgraciada Grecia. Y ello, no porque nuestra situación objetiva (¿qué demonios será eso?) sea idéntica a la de nuestros vecinos, sino porque la situación es  la de una lucha individual contra un adversario demasiado poderoso como para enfrentarlo así, de uno en uno. Más aún, no creo que ni siquiera Francia o Alemania a título particular pudieran imponer el peso del Estado a los mercados financieros, esa cosa.
Así es que, además de una crisis económica, lo que tenemos es un problema político en el sentido estricto del término y referido, como no podría ser de otro modo, a Europa.
Francamente, me parece muy grave que las instituciones de la Unión (y el cónclave de los jefes de Gobierno) propicien, alimenten y hasta jaleen presuntas soluciones particulares que maltratan a los irlandeses, portugueses, griegos, españoles y lo que te rondaré. Y, por el contrario, nada nuevo sobre la gobernanza de Europa, sobre su construcción política o sobre una respuesta verdaderamente global a un furibundo ataque que tiene como objetivo, ahora es ya más que obvio, la moneda común, esto es, una de nuestras escasísimas señas de identidad como europeos. ¿Sobrevivirá Europa? Hace unos años ni se me hubiera pasado por las mientes hacerme una pregunta así.