Cada
día me gusta más mi paisaje y menos mi paisanaje.
Ustedes
dirán que no tiene nada que ver una cosa con otra. Yo creo que sí:
Se
ha reunido en secreto Ignacio Aguado y Rocío Monasterio, ya saben el
candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Ciudadanos y
la tipa de Vox que pide terapias para curar a los niños
homosexuales. Dicen los de Ciudadanos, empeñados en insultar la
inteligencia de la gente, que no se reunieron para negociar nada.
Valls, un político diletante que, no en balde, ha hecho su carrera
en la Francia republicana, lo ha llamado “naturalizar a la extrema
derecha” Algo debe de saber.
Ayer,
Rafael Nadal ganó su décimo segundo Roland Garros. Un político que
estuvo en los gobiernos de la izquierda en los años ochenta (para
quien no lo vivió: un tiempo de ilusión, de superación de
fantasmas familiares, de despegue en la modernidad como país)
explica en las redes sociales su emoción al ver cómo lloraba el
tenista al oír el himno nacional, y se queja de que le han llamado
patriotero. Digo yo que tal vez Nadal, un deportista ejemplar y
persona sensata que siempre se ha pronunciado con una prudencia
exquisita en asuntos de política, lloraba porque su hazaña
deportiva es irrepetible y porque es natural soltar la tensión
acumulada, especialmente cuando se arrastra desde hace mucho. No lo se, no le he preguntado; pero tampoco el ofendido lo
ha hecho ni quienes, haciendo de coro de grillos que cantan a la luna, aseguran que patrioterismo es, en
resumen, lo mismo que patriotismo.
Qué
quieren que les diga, a mi estas emociones patrias en un contexto en
el que uno de los partidos que venía a regenerar la política pacta
con los filonazis, algo que en Europa es impensable, o cuando conozco
que en municipios madrileños como Pozuelo, Majadahonda o Las Rozas
Vox estará en el gobierno consistorial lo que me da en mucha pena,
sí pena por mi patria. Eso si que es para llorar.
Cada
día oigo mas gente a mi alrededor bromear con exiliarse a Setúbal o
a Tánger porque suponen que no va a haber quien aguante cuatro años
de tantas emociones por su patria o por la de ellos. Yo no se si
hacer lo mismo o echarme al monte, la verdad. Por el paisaje, oyes.