domingo, 9 de junio de 2019

Emociones viejunas

Cada día me gusta más mi paisaje y menos mi paisanaje.

Ustedes dirán que no tiene nada que ver una cosa con otra. Yo creo que sí:

Se ha reunido en secreto Ignacio Aguado y Rocío Monasterio, ya saben el candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid por Ciudadanos y la tipa de Vox que pide terapias para curar a los niños homosexuales. Dicen los de Ciudadanos, empeñados en insultar la inteligencia de la gente, que no se reunieron para negociar nada. Valls, un político diletante que, no en balde, ha hecho su carrera en la Francia republicana, lo ha llamado “naturalizar a la extrema derecha” Algo debe de saber. 

Ayer, Rafael Nadal ganó su décimo segundo Roland Garros. Un político que estuvo en los gobiernos de la izquierda en los años ochenta (para quien no lo vivió: un tiempo de ilusión, de superación de fantasmas familiares, de despegue en la modernidad como país) explica en las redes sociales su emoción al ver cómo lloraba el tenista al oír el himno nacional, y se queja de que le han llamado patriotero. Digo yo que tal vez Nadal, un deportista ejemplar y persona sensata que siempre se ha pronunciado con una prudencia exquisita en asuntos de política, lloraba porque su hazaña deportiva es irrepetible y porque es natural soltar la tensión acumulada, especialmente cuando se arrastra desde hace mucho. No lo se, no le he preguntado; pero tampoco el ofendido lo ha hecho ni quienes, haciendo de coro de grillos que cantan a la luna, aseguran que patrioterismo es, en resumen, lo mismo que patriotismo.

Qué quieren que les diga, a mi estas emociones patrias en un contexto en el que uno de los partidos que venía a regenerar la política pacta con los filonazis, algo que en Europa es impensable, o cuando conozco que en municipios madrileños como Pozuelo, Majadahonda o Las Rozas Vox estará en el gobierno consistorial lo que me da en mucha pena, sí pena por mi patria. Eso si que es para llorar.

Cada día oigo mas gente a mi alrededor bromear con exiliarse a Setúbal o a Tánger porque suponen que no va a haber quien aguante cuatro años de tantas emociones por su patria o por la de ellos. Yo no se si hacer lo mismo o echarme al monte, la verdad. Por el paisaje, oyes.