jueves, 28 de julio de 2011

La buena banca

Puede parecer irrelevante, pero no lo es. Me refiero al reconocimiento del Banco Santander del daño que está haciendo a su imagen la práctica que consiste en quedarse con la vivienda de un deudor y, no obstante, perseguirlo hasta la tumba. Se agradece pues, qué remedio, uno se conforma con poco.
Lo de menos es que traten de hacer de la necesidad virtud y hasta negocio: el Santander, que ofrece ahora caritativas moras, alargamientos de plazos y otras facilidades, asegura que desea colaborar a que no se pierda la “cultura” española de  “buenos pagadores” Bankinter, por su parte, se ha sacado de la manga un tipo de hipoteca que admite la dación en pago para caso de no poder finalmente atender el compromiso de pago.
¿Significa esto que el sector financiero se ha convertido como San Pablo? Claro que no, pero si actuando por puro interés, o sea que no quieren dedicarse colateralmente al negocio inmobiliario con el objeto de la rapiña pues les resulta oneroso y no es su rollo (y además ya se acabó eso de a cliente muerto, cliente puesto) sale beneficiado el personal, pues benditos sean…solo un poco y un rato ¿eh?
PD. Según las cifras que el propio Banco Santander acaba de comunicar a la CNMV, la cúpula del Banco incrementó sus remuneraciones en un 24 por ciento; el consejo y la alta dirección recibieron 26.275 millones. Todo ello da idea del grado de altruismo y la dimensión del sacrificio que la entidad hace por sus clientes más menesterosos.

martes, 19 de julio de 2011

La vergüenza del empleo interino en la Administración

Imaginen una oficina, un departamento, una sección, de un área de la Administración Pública. Supongan que en esa unidad trabajan ocho personas y todas ellas son funcionarios interinos. Consideren ahora que el perfil de esos ocho trabajadores es más o menos el siguiente: más de 15 años prestando servicio, en algunos casos con un conocimiento más especializado y en otros más generalista; hay, de entre los ocho, un único caso de una persona que se ha incorporado recientemente y que nunca se ocupo de cometidos como los que desempeña en la oficina, departamento, sección…El resto conoce a la perfección la tarea que realiza y la experiencia le ha proporcionado un conocimiento práctico y la capacidad necesaria para, dentro del cometido general, desempeñar otros trabajos más o menos similares.
En estos días los ocho van a ser sustituidos  por otros tantos funcionarios de carrera que en su día aprobaron una oposición y ahora tomarán posesión de su plaza. Como es natural, tales funcionarios conocen la teoría a la perfección pues tuvieron que competir en los exámenes con otros muchos opositores. Y lo ignoran todo desde el punto de vista práctico, amén de que, por tratarse de su primer trabajo en casi todos los casos, carecen también de esa experiencia vital que da enfrentarse a la tarea, el jefe, a los usos y costumbres, etc.
Si lo que acabo de contar se refiriera a una empresa privada, enseguida caeríamos en la cuenta de que está condenada al cierre, pues no es que haya que despedir a tan incompetente jefe de recursos humanos, sino que habría que deshacerse de quien desde la más alta responsabilidad consiente semejante barbaridad: sustituir de golpe a toda una plantilla experimentada por otros tantos ingenieros recién titulados.
Pero de lo que hablo es de la Administración, más concretamente lo que cuento sucede en los Juzgados de Madrid y, más específicamente aún, en los Juzgados de lo Social.
En conjunto, más de 4.000 personas son funcionarios interinos: carne de cañón, juguetes del mayor precarizador de empleo que existe, la propia Administración, que incorpora trabajadores procedentes de lo sectores más variopintos (los pide al INEM, por ejemplo) cuando le interesa cubrir una plaza y los manda al paro cuando ha de aplicar uno de los principios más engañosos que puede haber en materia de recursos humanos: el de mérito y capacidad: como si quienes llevan, insisto, 15 ó 20 años en el tajo, no hubieran acreditado capacidad y méritos suficientes; como si el hecho de haber aprobado una oposición otorgara tal mérito y tal capacidad; como si tener una plaza en propiedad garantizara en no pocos supuestos, otra cosa que el ejercicio de la vagancia de por vida.
De lo que hablo es de una planificación de recursos humanos propia de un demente. ¿Quién toma esas decisiones? ¿Quién mantiene ese sistema desde hace tanto tiempo? ¿Quién por la vía de los hechos impone a jueces y secretarios judiciales esta (des) organización? ¿Por qué se prima la incompetencia y el desprecio al derecho al trabajo bajo la apariencia de un procedimiento objetivo que no es sino una falacia y que da lugar a una injusticia? ¿Por qué no se acaba con el interinaje mediante algún procedimiento que reconozca la situación de esa gente? ¿Por qué no se indignan los interinos? ¿Por qué pagamos todos a semejante super director de Recursos Humanos?

jueves, 14 de julio de 2011

Crimen cósmico

Continúa el acoso. No debemos engañarnos, eso que llamamos los mercados (y que deberíamos llamar los especuladores para irle poniendo cara al mal, pues la tiene, claro que la tiene) no van a cejar aunque a ratos parezca que se calma. Se trata de una bestia desbocada en cuya naturaleza está no detenerse. Que estúpido es el ser humano: llegamos a creernos que la racionalidad del mercado era superior a la nuestra, sus inventores; estábamos convencidos de que el mercado podía dirigir nuestro destino de un modo más objetivo que nosotros mismos, seres a un tiempo de cerebro y corazón.
¿Qué es lo que en el fondo ha pasado? Ya, sí, hablamos de una crisis financiera. O sea, ¿un fallo del  sistema capitalista? ¿una malfunción? En absoluto, de lo que hablamos, lo que padecemos, es las consecuencias de actividades criminales, sí criminales, pues aunque no puedan ser juzgadas desde los ordenamientos legales positivos, demasiado pequeños y antiguos para concebir esta clase de delitos, su efecto es la destrucción de la sociedad ¿o qué es si no un ataque a la entraña misma de nuestra forma de concebir la vida en común el paro, el recorte en las prestaciones sociales conquistadas, la asfixia de la pequeña y mediana empresa, la condena de una generación?
Claro que no hablo de derechas y de izquierdas. La primera nunca tuvo ideología y la segunda hace tiempo que la perdió.
Lo que ha pasado y sigue pasando (¿cómo puede ser que los estados admitan que los especuladores y sus aliadas las nefastas agencias de calificación continúen el acoso a esos estados y, en definitiva, a los pueblos que son quienes pagan las consecuencias?) es que la avaricia se resiste a frenarse porque, por definición, no tiene ni dios, ni límite: aunque tenga dueño y cara. Al reclamo del legítimo beneficio, el sistema financiero global se ha alejado de la economía real: poco le importa si muere el tejido empresarial o si cae una gran corporación con miles de trabajadores: “no es mi problema” se repiten para sí mismos quienes cobran bonos insultantes, más aún, injustos y culposos.
¿Y Europa? Tal vez se me tache de apocalíptico, pero o las cosas toman un giro radicalmente distinto o nos vamos a garete. Sí, Europa reaccionó y decidió no dejar caer a ninguno de los suyos. Pero después de ingentes gastos y duros ajustes, ¿acaso ya no están en riesgo los valores que impulsaron la construcción europea? Claro que lo están: no paran los sobresaltos. Y no pararán mientras no se ponga coto a la persecución del beneficio a cualquier precio por parte de los especuladores que seguirán comportándose como el viajero suicida en la fábula del escorpión y la rana.
¿Esto era la globalización? ¿Esto, algunos hallazgos como los viajes low cost, las redes sociales que un amigo mío llama cibercorralas y poco más?

martes, 12 de julio de 2011

El euro de va al carajo...y Europa de vacaciones

Son cosas que no llegan al común de los mortales porque, salvo que te pase como a los griegos, no tocan a nuestra vida cotidiana. Todavía. Lo que está sucediendo, sin embargo, es verdaderamente catastrófico: el sistema se viene abajo como un castillo de naipes: las instituciones de la Unión se dedican a marear la perdiz a propósito del rescate de Grecia (con una quita de la deuda, es inevitable y llámese a eso suspensión de pagos, default, galgos, podencos o como demonios se quiera) y se muestran incapaces de imponerse a los estados y ni siquiera al sistema financiero global y las agencias de calificación que satanás confunda. La urgencia de la situación, exigiría un movimiento conjunto de todos los agentes y de eso nada.
He llegado a leer a sesudos analistas que nos vendría bien un empeoramiento de la situación en Italia; vienen a decir en lenguaje inteligible, que mientras los feroces especuladores estén entretenidos con la presa italiana, no vendrán por nosotros los españoles. Tiene bemoles.
Hoy ya se empieza a comentar la posibilidad de que la marea alcance a Francia, al fin y al cabo con  una deuda mucho mayor que la española y la italiana.
Y en esas, el Ecofin dice que ya no se reunirá hasta septiembre. A lo peor ya no se reúnen. ¿Para qué?
Deberíamos entender que lo que está pasando es acaso la muerte de la divisa europea y el sistema monetario. Como lo leen. Así de clarito. ¿Y hay quien pide “más Europa”? Pues sí, claro, más Europa pero no esta.

lunes, 11 de julio de 2011

¿Tsunami?

Escribo estas líneas desde el temor del ignorante que, no obstante, huele el incendio. Las escribo mientras está reunida (nunca el triste Van Rompuy tocó a rebato como ha hecho ahora) la cúpula económica europea en Bruselas, a saber: además de Van Rompuy, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet; el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso; y el comisario europeo de Economía, Olli Rehn, a los que acompaña un representante del tesoro italiano. Preparan la reunión de esta tarde de los ministros de Finanzas de la eurozona.
El viernes pasado la prima de riesgo se disparó en Italia y en España; el ibex y otros índices europeos están en caida libre. La OCDE acaba de revisar sus previsiones sobre el crecimiento muy a la baja. El sector privado (bancos y compañías de seguros) parece revelarse ante la idea de que contribuyan al rescate griego, fórmula ésta que las agencias de clasificación consideran una suspensión de pagos de hecho. La flamante presidenta del FMI advertía hace apenas horas que el déficit público en EE UU llegará este año a 1,2 billones de dólares, y si el Congreso norteamericano no autoriza un incremento de la deuda más allá de su límite autorizado (14,3 billones) antes del 2 de agosto, Estados Unidos podría entrar en suspensión de pagos.
El presidente Zapatero acaba de comparecer para explicar unos cambios en el Gobierno que, ni fu ni fa y habla de que "...necesitamos una respuesta más europea que nunca" que "...el proceso de desconfianza cada vez se extiende a más países"
¿Qué está pasando?

domingo, 10 de julio de 2011

Rubalcaba

¿Cabe confiar en alguien que asegura que actuará en el futuro como no actuó en el pasado inmediato? Sí, claro, me refiero a Alfredo Pérez Rubalcaba, a su actuación mientras estuvo en el Gobierno y esa especie de avance de programa político y de actitudes que desgranó el sábado 9 de julio ante los cuadros y militantes de su partido y, a distancia, ante mucha más gente que, según me dice un pajarito, ha seguido con interés las propias palabras del candidato y los comentarios al hilo en los medios de comunicación.
Si respondemos a la pregunta de forma sencilla, la respuesta tendría que ser “no”, que no nos podemos fiar. Pero dicho eso, resulta que, como estamos hablando de política, igual la respuesta es sí,  puesto que, como dijo el clásico, la política es el arte de lo posible, y lo posible a menudo  tiene poco que ver con lo deseable, incluso en asuntos de ética y moral. Por lo demás y, en el fondo, que nos fiemos o no, poco importa; seguramente es más útil abandonar ese debate que solo nos haría entrar a un bucle interminable y mareante.
Después de escuchar el discurso de Rubalcaba, escribí en tono de broma en twitter que no estaba seguro: o había soñado, o dicho discurso, después de tanto tiempo, era de izquierdas. Enseguida alguien me respondió que ya no es posible creer sino en los hechos. Es verdad, solo los hechos, pero qué le vamos a hacer si uno es un sentimental.
¿De izquierdas? Bueno, es una forma de hablar claro. ¿Es Rubalcaba de izquierdas? Bueno, en el discurso dijo sentirse orgulloso de ser socialista, solo que se puede ser del PSOE, esto es, socialdemócrata, un punto regeneracionista de la mejor tradición: rojo educado por los Marianistas en El Pilar (como el liberal Aznar); o sea, esas cosas que nos pasan en este país de nuestras originales desdichas.
Y hablando de eso, yo creo que una de las grandes diferencias entre Zapatero y Rubalcaba es que aquél jamás leyó a Costa o al Ginés de los Ríos, y éste sí. O sea, que hay candidato sólido, aunque contra lo que opina un importante diario, a mi juicio no hay partido. Es demasiado tarde.
Lo que sí hay, me parece (a parte de un incordio de primera magnitud para el limitado Rajoy) es un instrumento –el mejor de los posibles- para una cierta regeneración de la izquierda, la de la  política real se entiende, porque a la ideología le pasa lo que le pasa, que está o aburrida y cansada, o impotente frente al monstruo desbocado del neoliberalismo o perpleja ante esa singular marea sin orden pero extraordinariamente vital de la que es exponente el 15-M.
El listo y rápido con el rayo candidato, dijo también en su discurso: “nada está escrito” ¿Quería decir que hay posibilidades para el futuro inmediato, como se le entendió a vote pronto? Puede ser, pero Rubalcaba es también muy largo y quizás debamos inferir que a lo que se refería es a que el futuro hay que escribirlo. Y eso lleva su tiempo.
Ganará el PP las próximas legislativas (con mayoría absoluta o no, eso está por ver) Está descontado.
Personalmente encuentro mucho más interesante ver cómo el socialismo se enfrenta desde la oposición al gran reproche: su sumisión a los mercados; y en observar como Rubalcaba pilota una travesía en la que tal vez se queme, ofreciéndonos a todos su suprema clase magistral y a España un servicio inestimable desde un papel que le cuadra mucho mejor que el de líder carismático.

domingo, 3 de julio de 2011

Negro sobre negro

La Real Academia de la Lengua debería añadir un nuevo significado al término “indignados” Detecto cierta confusión, pelín interesada desde luego. Quiero decir, por ejemplo, que sin duda hay indignación entre los militantes y votantes (ya sean éstos de toda la vida de Dios o se trate de compañeros de viaje de carácter más o menos coyuntural, útil, etc, o sea, de centro y tal) del PP,  pero esas gentes, salvo excepciones, no suelen manifestar simpatías por el 15-M sino más bien una especie de repeluco estético-moral por así decir, mal disimulado. Me refiero claro está a los demócratas convencidos y en absoluto a los que estarían dispuestos a dinamitar la democracia, que haberlos, los hay. Se trata, en todo caso, de una indignación distinta: la de los primeros es con Zapatero y, en general, con todo aquello que huela a izquierda u olió a izquierda alguna vez, que esa es otra; la de los segundos, esto es, los que se muestran activos o simpatizan de verdad con lo que repesenta el 15-M, es con Zapatero (por motivos similares solo en primera lectura)…y con más cosas.
Los segundos son los que se sienten decepcionados (“no nos decepciones”) y se indignan o no (con Zapatero, con la Europa de los mercaderes, con los mercados, con el FMI…), aunque todos firmarían bajo el rubro “indignados” sin  problema alguno, bien porque su decepción es sincera pero pacífica, o porque, más beligerantes, opinan que Zapatero debería haberse ido hace tiempo dejando que el PP hiciera política de derechas como corresponde.
Por supuesto, hay quien opina –creyéndose la hostia de modernos- que ya no hay política de derechas y de izquierdas: no dejemos que nos distraigan, porque eso si que es de derechas y, por cierto, más viejo que la tos.
En fin, últimamente oigo la siguiente tesis a la que estoy por apuntarme: en efecto, Zapatero debiera haberse ido y si no lo ha hecho, es porque le mueve una mezcla de mesianismo y estulticia, y no por sentido de la responsabilidad; o tal vez también, pero responsabilidad de vuelo corto: la izquierda posible ha hecho el trabajo sucio, ahora abre el camino a la derecha y cuando esta la emprenda a leches con el estado del bienestar (que lo hará) ¿a quien podrá recurrir el votante no ya de izquierdas, sino el que vota coyuntural, el que vota útil, el que construye su ética civil según sus intereses? Después del PP ¿qué?