lunes, 28 de abril de 2014

Echarlos al mar


Según Benedicto XVI dijo Cristo: "Los que escandalizan a los pequeños merecen que les cuelguen una piedra de molino al cuello y los tiren al mar". El Papa emérito usó a su gusto de la cita para condenar a los curas pederastas. No seré yo quien le corrija, pero conviene informar que, al menos según San Mateo, cuando Jesús dice “los pequeños” no se refiere a los niños, sino a “los sencillos”, la gente corriente vamos. Verán porqué este exordio:

A estas alturas ya sabemos que los grandes casos de corrupción no son sino la punta del iceberg, el exponente de algo mucho más grave: la podredumbre moral generalizada que hay tras la práctica del trinque y la consiguiente impunidad. Se habla de los casos conocidos, pero menos de comportamientos tenidos por normales, extendidos, cotidianos. Me refiero, por ejemplo, a cómo era (¿sigue siendo?) práctica natural el fraccionamiento de obras y servicios o la interposición de sociedades fantasma a fin de eludir la licitación pública en la contratación por parte de las administraciones estatal, regional, municipal…Recuerdo cómo hace pocos años algún constructor aseguraba que o iba untando a diestro y siniestro a alcaldes, concejales, asesores y conseguidores en general, o no trabajaba; o cómo algún regidor municipal se quejaba de lo difícil que resultaba en el ejercicio de tal cargo ser simplemente honrado. Supongo que –por poner un último ejemplo de estas cosas menores- no les sorprenderá si les digo que, dirigiendo yo un medio de comunicación, un político local pretendió venderme la lista de llamadas a teléfonos eróticos realizadas por un compañero de su mismo grupo desde un teléfono oficial, o que algún otro líder carismático de su pueblo se equivocara a la hora de abonar en efectivo el precio de una campaña publicitaria, olvidando en un sobre durante más de un mes y a pesar de los avisos, una cantidad nada despreciable de pasta en billetes de 500 euros; o que entre los principales grupos políticos consistoriales, sí, gobierno y oposición (de más de un ayuntamiento importante que me conste) pactaran el reparto de comisiones por la concesión de licencias de obra pública.

No me estoy refiriendo solo a los políticos aunque lo parezca. Todo corrompido implica la existencia de un corruptor y, a menudo, de un consentidor...en cualquier nivel, dimensión y ámbito.  Hablo de eso que conocemos como la clase dirigente en general esa que, supongo, se tienta la ropa en vista de la tozudez de la justicia en imputar gentuza y lo caro que, parece, se va a poner –porque se acaba sabiendo, claro, no porque a los gobernantes les de un ataque de honestidad- el reparto de indultos como si fueran pipas.

Con todo y por desgracia uno se hace al olor a podredumbre y se cae del guindo: aquella monserga de un país moderno que iba como un tiro era mentira. No es que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, esa es otra mentira con visos de coartada (ya saben: como todos somos responsables, en la práctica nadie lo es) es que hemos vivido en un espejismo, nosotros mismos como sociedad éramos un espejismo...la mayoría sin comerlo ni beberlo. 

Y siguen ahí: Blesa asegurando en un testimonio ante el tribunal que juzga al juez Elpido Silva, que se ha dañado su prestigio; Aznar repitiendo como un loro que no cobró sobresueldos aunque otro tribunal pruebe que miente; el obispo de Málaga y esa especie de monaguillo que es el magistrado Requejo asegurando que el matrimonio es entre dos personas de distinto sexo y lo demás es como la unión entre un hombre y un animal; sujetos como Eduardo Montes, presidente de la patronal de las eléctricas, asegurando que la competencia en el  sector es exquisita y ni por asomo son un oligopolio; o la presidenta del Círculo de Empresarios pidiendo perdón por que se le haya notado el desprecio que siente por la gente en general y los trabajadores en particular. Y así tantos y tantos ejemplos de una insoportable pesadez vital. Esos son los nombres –es que los tiene: nombres y apellidos- de la farsa, de la gran mentira de la que la llamada crisis es solo un elemento más.

Sinceramente, después de todos estos años creyendo, deseando, otra cosa sobre mi país, no debería esperar gran cosa; una vida no da para tanto. Sin embargo y aunque yo no lo veré seguramente, conservo la esperanza de que algún día mi gente sea capaz de echar al mar toda esa mierda; no será delito ecológico pierdan cuidado, pues no me refiero tanto a individuos (evidentemente, Cristo se lo podía permitir en calidad de hijo de Dios; yo no, ni siquiera en calidad de ciudadano estafado) que lo pondrían todo perdido, como a conductas. Y quizás entonces consigamos hacerlo mejor.
 

viernes, 11 de abril de 2014

El cambio climático...enésino asalto

La ONU ya no se cuestiona si hay cambio climático o no. Ha abandonado definitivamente (qué miedo da usar ese adverbio en estas cosas) la posibilidad de conceder algún espacio a la duda o al escepticismo. El  calentamiento global es provocado por el hombre y representa una grave amenaza para la humanidad. Lo dijo a finales de marzo el Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés: http://www.ipcc.ch/ o  https://www.ipcc.ch/home_languages_main_spanish.shtml) que, además, ha decidido dar un paso al frente y plantearse verdaderamente en serio cómo enfrentarlo.

Se van a explicar en Berlín el próximo domingo día 13 de este mes pero ya se ha filtrado el contenido de un avance que fue enviado a los gobiernos en diciembre último según el cual, por ejemplo, para sostener un aumento de la temperatura por debajo (las previsiones más pesimistas, hablan de un incremento de 6 grados: una auténtica catástrofe) del orden de 2 grados para finales de siglo que es el objetivo manifestado en las conversaciones internacionales sobre el clima es necesario una reducción de entre 40 y 70% de las emisiones en el horizonte de 2050.
De manera que cabe esperar recomendaciones muy drásticas tras las reuniones del domingo; desde luego afirmarán categóricamente que el mundo necesita hacer un cambio importante en sus inversiones tanto en los combustibles fósiles (la principal fuente de las emisiones de carbono del hombre) como en las energías renovables. Más concretamente: las inversiones en combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón, tendrían que bajar en 30 mil millones de dólares cada año, al tiempo que las empeñadas en las energías renovables tendrían que aumentar en 147 mil millones.

Como en tantas cosas, es la hora de la política…de otra política quiero decir.
¿Cómo nos concierne todo esto a España? Pues como en todas partes cuecen habas, aquí también hay (todavía) quienes desde una posición pseudocientífica niegan el cambio climático, quienes al frente de importantes industrias solo parecen interesados en conservar sus puestos directivos y sus bonus a costa de lo que sea, incluido el planeta; necios que repiten como papagayos que la culpa del precio de la luz la tienen las renovables, etc. Por fortuna todo eso es cada vez más anecdótico.

En el otoño pasado, representantes de la CEOE, InspirAction y Ecologistas en Acción, cada uno en aquello que más le concierne, ya pidieron al Gobierno que refuerce una posición de lucha frente al cambio climático en el escenario internacional, por ejemplo interviniendo decididamente en el debate sobre los derechos de emisión de gases de efecto invernadero, muy vivo en la UE; se exigió asimismo que España se tome más en serio el cumplimiento de Kyoto y abandone un cierto el rol de víctima de la crisis para abordar la elaboración de una  "legislación ejemplificadora" en materia de lucha de cambio climático y especialmente en materia de energías renovables; y se pidió, por ejemplo, la prohibición expresa del fracking (https://www.youtube.com/watch?v=Z8lTMvtON5Q), al tratarse de una de las tecnologías con la que se va a prolongar el uso de combustibles fósiles, o la elevación al 50 por ciento el descenso de emisiones para 2020.  
La política, ya digo. La global y la local. ¿Podemos ser optimistas? Claro ¿Es que hay otra opción?

Leer más:
Declaraciones del vicepresidente del Grupo II del Panel de Expertos de Cambio Climático de la ONU, José Manuel Moreno, catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha:

sábado, 5 de abril de 2014

Violencias

 

El viernes pasado se celebró en Bruselas una manifestación contra la austeridad convocada por los principales sindicatos europeos. Acabó como el rosario de la aurora por la intervención de grupos violentos que llegaron a agredir a los periodistas; uno de los que lo sufrió en sus carnes, declaró que “nunca había visto tanta violencia en una manifestación en Bélgica”, que es exactamente lo mismo que se dijo respecto a los incidentes ocurridos en Madrid al final de la concentración por la dignidad del 22M…que es lo mismo que llevan asegurando un día sí y otro también quienes siguen estos acontecimientos en Atenas, por ejemplo.
Un amigo mío discurría hace poco sobre si son galgos o son podencos, esto es, si entre los encapuchados violentos hay gentes de la extrema derecha o la extrema izquierda. A lo que parece, en Madrid eran galgos, podencos y, a juzgar por las fotos que circulan en las redes sociales, también había algún sabueso disfrazado en misión especial.
Las autoridades (qué sarcasmo de palabra) y en general las gentes bienpensantes parecen sinceramente preocupadas por esta violencia creciente que dicen no haber visto nunca. Será más bien que no lo recuerdan o que son demasiado jóvenes para tenerlo en la memoria. Eso se ha visto ya en toda Europa, amigos, y no hace tanto, y sin que se pudiera echar la culpa como ahora a dorados amaneceres y otras miserias: un juego de niños esto de arrancar dos señales de tráfico y quemar cuatro contenedores de basura. Aún no han aparecido los cócteles molotov o los cohetes de los mineros, aún no hay que lamentar la muerte de nadie por el impacto de un bote de humo…muertos por ahora solo hay en esa vergüenza insufrible para cualquier europeo decente que es Ceuta, Melilla o Lampedusa… ah sí, y los que deciden quitarse de en medio por que no pueden seguir enfrentando una vida sin futuro, solo que de estos últimos casi nadie se acuerda. ¿Violencia?

Digo yo que alguien con el imprescindible sentido común y algo de poder se estará preguntando por qué esta violencia (alma de cántaro) “que nunca se había visto” ¿O nos conformaremos con decir que es gente sin principios, cafres antisociales, rabiosos perrofláutas? Cuidado, que estas cosas las carga el diablo. Por cierto, y las otras, las de la valla o el cayuco, también.