La razón -aseguran- es que un buen número de ciudadanos –
1,5 millones calculan los mentados- se sienten huérfanos ante la gran coalición
en presente y más en diferido y en todo caso en forma de simulación por un
lado, y la radicalización (¿?) por la que parece deslizarse UP con la
difuminada IU de Garzón (Alberto) en su seno por otro.
Llamazares ya lidera la llamada Izquierda Abierta, partido
político propiamente dicho, y Garzón (Baltasar) su particular plataforma ciudadana. A ellos se une
en este intento un denominado Grupo
Recortes Cero, una suerte de colectivo variopinto que aglutina (signifique
lo que signifique “aglutina”) a sindicalistas de pro, algunos intelectuales y
profesores, activistas sociales, etc.
Están en esta pomada gentes como Nicolás Sartorius o Diego
López Garrido que tal vez han sentido una punzada de melancolía recordando un bonito, ingenuo y fallido
proyecto de finales de los noventa que se llamó Partido Democrático de la Nueva
Izquierda. Uso tantos calificativos en el ejercicio de mi derecho histórico de
hacerlo por haber participado activamente en aquella aventura, un punto romántica y más elitista, que acabó en algo
más que palabras cuando la dirigencia del PDNI (entiéndase López Garrido) decidió
integrarse en el PSOE de Zapatero. Hace de eso veinte años. Se dice pronto.
Más o menos por esa fecha se creó la asociación No nos resignamos (he de confesar que yo
la creía desaparecida porque lleva muchos años en silencio, o casi) que es
ahora el instrumento que se ha utilizado para invitar al “nuevo espacio de
reflexión y debate” a socialistas críticos como José Antonio Pérez Tapias y Odón
Elorza entre otros.
Como todos son gente sensata, no está en sus intenciones la
creación de un nuevo partido político por ahora. Estiman que quienes
decepcionados han abandonado al PSOE, no necesariamente dirigirán sus
preferencias hacia UP en futuras citas electorales. Pero, dadas las
turbulencias políticas del momento, creen que es preferible ahora lucubrar
sobre si la abuela (roja) fuma. Lo malo será que nos estalle la cabeza de tanto
darle al magín.