lunes, 8 de abril de 2013

La quiebra del Estado de Derecho como paradoja


Desde luego, el intento de hacer pagar a los ahorradores chipriotas con sus cuatro cuartos, la situación a la que han llevado a su país los corsarios de las finanzas con el consentimiento doloso de sus autoridades y de Europa, amén de las incendiarias declaraciones del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, en aquellos días, da idea de hasta dónde está dispuesto a llegar el neoliberalismo suicida con el acompañamiento de las instituciones de la Unión Europea, esa cosa a medio hacer que cada día le sirve menos para algo práctico a los europeos, incluidos alemanes, belgas, austriacos, holandeses, etc, como observamos cada vez con más claridad.

En Chipre paró el proceso el Parlamento. En Portugal lo ha hecho el Tribunal Constitucional. En España, está al caer un acontecimiento similar y será también el Constitucional quien saque las patas por alto.
En nuestro país, la Audiencia Nacional a instancias del personal laboral de la empresa pública Cetarsa, determinó a principios de marzo pasado consultar al Tribunal Constitucional si la supresión de la paga extraordinaria de diciembre de 2012 supone una vulneración del derecho a la no retroactividad de las normas restrictivas de derechos individuales: todo el título I, y en particular el Artículo 9 están dedicados a este asunto en nuestra Carta Magna.

Si el TC falla en contra, como cabe esperar, tal fallo se extenderá a todos los casos en los que se han planteado reclamaciones por la misma razón (por lo general en vía contencioso administrativa) y nuestra situación será idéntica a la de Portugal en donde, recordemos, su Tribunal Constitucional ha determinado que deberán abonarse las pagas extra a funcionarios y jubilados  a quienes en su día se les negó.
Más allá de la peripecia concreta, lo que me llama la atención es que esta crisis empieza a serlo también institucional: ¿cómo calificar si no una situación en la que se produce un choque frontal entre el ejecutivo y el legislativo (en Chipre) o entre el ejecutivo y el judicial (en Portugal) sobre la base de los derechos fundamentales de sus ciudadanos, con la perplejidad de Europa como telón de fondo? ¿No son éstos, síntomas de una quiebra en el Estado de Derecho?

Las declaraciones del primer ministro luso, el conservador Passos Coelho, son meridianas: “El Tribunal debía haber observado el contexto económico y financiero del país. Y déjenme que les diga que este no es un problema para el Gobierno: este es un problema para el país”
Es decir, que para este fino estadista la separación de poderes y los derechos individuales no son absolutos como ingenuamente habíamos creído; dependen de la coyuntura o, más aún,  son incompatibles con el orden económico vigente, con eso que llamamos el sistema. Seguramente Passos Coelho aplaude la ya famosa frase atribuida a Warren Buffet (uno de los tipos más ricos del mundo) “Estamos ganando la lucha de clases”

A algunos puede parecer demagogia que lo mencione en este contexto, pero es que en estos días la prensa ha difundido los datos del estudio publicado hace poco por la Tax Justice Network, una institución que se ha desarrollado a partir del Foro Social Europeo de Florencia, a fines del 2002 y del Foro Social Mundial en Porto Alegre, a comienzos del 2003. Unos perroflautas, vaya, que no obstante manejan información fidedigna y del mayor interés. Por ejemplo: la riqueza oculta al las Haciendas en los paraísos fiscales se acerca a los 30 billones de dólares, por referenciarlo a algo más o menos comprensible, más del 10% del PIB mundial.
Ni soy especialista en el tema ni es cuestión de alargarse sobre la materia, pero permitan que mencione solo un par de cosas ¿sabían que en Portugal, sí ese país cuya viabilidad preocupa tanto al patriota Passos, los jubilados suecos que fijan su residencia en busca de sol, se benefician de una exención total de impuestos en el cobro de sus pensiones? ¿una mera anécdota o un ejemplo más de cuáles son las prioridades? Sobre las dificultades que han de arrostrar los ciudadanos chipriotas por viajar sin comerlo ni beberlo a bordo de un portaviones en medio del Mediterráneo, buque insignia de los paraísos fiscales consentidos por la UE en el seno de Europa, no hace falta extenderse a estas alturas por ser de sobra conocidas.

Y, en cuanto a España, es sabido que el fraude fiscal se sitúa entre el 20 y el 25% del PIB, o sea no menos de 200.000 millones de euros. Esto genera al Estado un agujero que podría llegar a los 80.000 millones. Hagan sus números y se lo cuentan a Montoro en un amable escrache: ya saben, comparen con el montante de los recortes en Sanidad, Educación…establezcan relaciones con el índice del déficit mismamente, etc.
Hace unos días el genial Forges publicaba una viñeta en la que dos personajes de aspecto atribulado caminan juntos y uno le dice al otro “Tengo la sensación de que no solo estamos en la III Guerra Mundial sino que, además, la estamos perdiendo” y su compañero le responde “Sagerados sois los del Athletic”

Es todo un resumen de lo que nos pasa. Buffet puede proclamar su victoria y a nosotros, la gente, nos correspondería en esa tragedia y ante lo inevitable, el papel de interpretar el pesimismo paralizante como filosofía de vida.
Passos en Portugal o Rajoy en España, por poner solo dos ejemplos, son los sacerdotes locales de una gran mentira que se oficina en el templo del Eurogrupo y tiene por monaguillos a Van Rompuy y a Durao Barroso. ¿Por qué Europa no suprime de un papirotazo los paraísos fiscales en nuestro suelo? ¿Por qué no acuerdan algo parecido en el G-20 para toda esa gusanera? ¿Por qué los gobernantes no hacen aflorar esa ingente cantidad de recursos que solucionaría la mayor parte de nuestros problemas? Porque no hacerlo está en la naturaleza misma del sistema.

Pero mira tú por donde, un Tribunal Constitucional, el portugués, se toma en serio su tarea y se pone díscolo, y cree que en lo tocante a derechos individuales y colectivos fundamentales no hay coyuntura ni conveniencia que valga. Como pasará con toda probabilidad con el nuestro (ya me estoy imaginando al insufrible Floriano diciendo sandeces, precio que desde luego pagaré gustoso)
A ver si va a resultar que esta profunda brecha que toca los fundamentos mismos del Estado y que solo puede ensanchase en tantos y tantos frentes que conciernen a la vida cotidiana de la gente, es en realidad un portillo, una ventana a la esperanza. A ver si va a ser verdad que la grandeza de la democracia consiste sobre todo en que es capaz de dotarse de instrumentos que la protegen de quienes, por codicia o por mesianismo, creen que pueden forzar las reglas de juego hasta el infinito.