jueves, 20 de septiembre de 2012

Por encima de nuestras posibilidades. Ahora sí.


Dice el Diccionario de la Real Academia que “posible” es “que puede ser o suceder”, “que se puede ejecutar” o bien, “posibilidad, facultad, medios disponibles para hacer algo y bienes, rentas” o “medios que alguien posee o goza”. Y “posibilidad” es “aptitud, potencia u ocasión para ser o existir algo”; “aptitud o facultad para hacer o no hacer algo” y  medios disponibles, hacienda propia”

Sin necesidad de acudir a las definiciones de la RAE siempre me pareció que esa frase tan recurrente de “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades” era falaz e infame porque en boca de quienes solían utilizarla con más frecuencia, era un manipulador intento de atomizar responsabilidades sobre los males que nos aquejan de tal modo que, como corresponde a una estrategia más vieja que la tos, si todo el mundo es responsable, en la práctica nadie lo es.

No nos detengamos demasiado en eso. No, no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades más allá de las conductas irresponsables que siempre las hay y, eso sí, la ineptitud, la estupidez y la corrupción de los administradores de lo público.

A mí me parece que es ahora cuando ya vivimos por encima de nuestras posibilidades. Y esta vez, en sentido literal, en referencia a cualquiera de las acepciones que la RAE otorga a los términos “posible” y “posibilidad”

Por supuesto que hay gente a quien no le afectan las penurias. Como es lógico, no me refiero a tan afortunados mortales, sino al personal corriente, como usted y como yo. Me refiero a las cosas a las que nos enfrentamos en la vida cotidiana, cosas que ya se me antojan de otra época, de aquellos tiempos en que éranos un país en crecimiento, un mileurista era un pobre desgraciado y un funcionario un ser que suscitaba de todo menos envidia; o sea, nada que ver con lo de ahora. Cosa, en definitiva que ni se les pasan por la cabeza a nuestros gobernantes, empeñados en no enterarse de casi nada.

Se me entenderá enseguida si pongo dos o tres ejemplos entre tantos:

Imaginen que ahora mismo venden su coche (porque han decidido ir a pie el resto de sus días o porque no lo pueden mantener, o qué se yo). Supongamos que el seguro que tienen contratado está vigente hasta finales de 2012 y que al comprador no le interesa un cambio de titularidad. Lo lógico sería que la compañía aseguradora les reembolsara la parte proporcional de la prima correspondiente al periodo que media entre la venta del automóvil y el vencimiento de la póliza, ya que no utilizarán la cobertura y, sin embargo, la han pagado de forma anticipada. Pues no, no se la devolverá. Y esto, que en otros tiempos no merecería más que mentarles la madre un poco y a otra cosa, hoy puede llegar a producir bastante irritación si consideramos que robar es malo, pero robar a quien está necesitado es peor.

Y ¿qué me dicen de los departamentos de sacarnos la pasta a través de líneas 902? Nadie admite que en las empresas y en las administraciones existan semejantes unidades de negocio, pero yo creo que, aunque son secretas, sí existen; ¡cómo no si en algunos casos es la más rentable! Estos servicios se multiplicaron de forma exponencial en los últimos años, los de la bonanza; antes, cuando éramos un país que iba a toda mecha, pues nos sentaba mal tener que llamar a uno de esos números de pago, pero no hacíamos un mundo de eso. Ahora que el que más y el que menos mira el centimillo, moléstense en hacer algunos números y verán qué risa.

Por acabar con otro ejemplo: se les rompe la tele, algo que en determinadas circunstancias puede ser una verdadera catástrofe familiar. Acudan a las páginas amarillas: encontrarán bastantes empresas que ofrecen un servicio de atención 24 horas como si fueran las urgencias de un hospital o el cuartelillo de los bomberos o un país de ensueño. Irán a su casa, se llevarán el aparato sin mirarlo y, ya si eso, le llamarán para decirle lo que le pasa…y le cobrarán no menos de 39 euros (lo he comprobado) por este singular servicio de consultoría. Aparte de lo que cueste arreglar avería. ¿Saben qué? Si les dices que les llevas tú el aparato al taller te tratan como al paleto que seguramente eres.

Y así podría estar contándoles y contándoles. Pero tal vez baste con hacer una pregunta ¿ustedes creen que con esos mimbres alguien que cobra un subsidio, o que no cobra nada de nada, o que cobra menos de 1.000 euros al mes (la mitad de la población española, según el INE) puede vivir? Pues sí, claro que puede…por encima de sus posibilidades. Ahora sí.