martes, 8 de diciembre de 2015

El debate, naturalmente


Hora de valorar, claro: un buen espectáculo televisivo, un punto circense, en el que faltaron dos actores que, a mi juicio, habrían hecho aportaciones de peso: Garzón y Herzog. Me refiero, claro, al llamado por los organizadores “debate definitivo” en A3Media.

Acertada la moderación de Pastor y Vallés: mandaban ellos; de no haber sido así, con seguridad el debate se habría desmandado por los cerros de Úbeda o quien sabe por dónde.
En mi opinión, curioso el recurso a la cámara dentro de los automóviles que transportaron a los contendientes hasta lo estudios: pudimos ver a la mujer de Sánchez haciendo morritos mientras él chateaba todo el tiempo (¿con Susana Díaz?) a Errejón poniendo cara de fastidio al sacar móvil de unos tejanos sin duda muy ajustados, a Rivera partiéndose el pecho quizás con los tuits que no paraban de llegar, o a Soraya acompañada de una desconocida circunspecta como ella.

Correcta la puesta en escena, salvo quizás algunos detalles menores como, tal vez, las sombras en los alerones de Iglesias empeñado en no ponerse al menos una rebequita o la insistencia algo afectada de los presentes en hacer gestos de desaprobación, de perplejidad o de condescendencia con los oponentes cada vez que detectaban que la cámara les enfocaba.
Debatían tres candidatos a la Presidencia del Gobierno y quién sabe si una cuarta. Como ésta no tenía que estar allí, para qué me voy a molestar en opinar nada sobre ella; bueno sí, que con un jefe como el suyo merece estar en los altares. Sobre ellos, pues en realidad poco que no sepamos ya: Rivera algo descolocado, como si lo que dicen las encuestas le tuvieran muy pero que muy nervioso…complicado eso de dar estopa a sabiendas de que tendrá que entenderse a derecha o a izquierda o a las dos; Sánchez empeñado en que es el cambio en sí mismo y si los demás no lo entienden serán los responsables de que vuelva a gobernar el PP…una lástima, porque la torta va a ser monumental; ¿Iglesias? Pues se lió (no puede ser de otro modo) un poco con el asunto catalán, pero remató plenamente consciente de que cerraba el debate, con una apelación a los sentimientos…de notable alto ese remate de los tomates.

¿Lo mejor? Que se celebró y que lo nuevo es imparable.