lunes, 6 de febrero de 2012

Verdades y mentiras de la liberalización del sector energético


Me cuentan lo siguiente: Cierta persona vendió su vivienda a principios del pasado mes de noviembre de 2011 y, a continuación, compró otra. No me pregunten cómo sucedió semejante milagro en tiempos en que el sector inmobiliario está catatónico; pero ocurrió.
O sea: A vende a B y compra a C y todos andan como locos a cuenta de la contratación del suministro de gas doméstico.
Por algún avatar desconocido para el usuario, el contratante original con A y C, que era Madrileña de Gas, pasó a ser Galp, una multinacional de nacionalidad portuguesa (que Belcebú confunda, dice mi informante). Pues bien, cuando se produce la operación de compra venta mencionada (recuerden, noviembre último), tanto A como C piden a Galp el cambio de titularidad de contrato come il faut. Pero tanto los servicios centralizados del operador portugués en España, como sus oficinas concesionarias para la comercialización, les informan que han de esperar hasta que se resuelva una incidencia informática. Tal incidencia resultó ser más que eso, pues se trata del cambio de toda la arquitectura informática a otra nueva conocida como SAP.
Así es que, transcurridos más de tres meses, A, B y C siguen sin poder poner en orden los contratos.
Pero tal circunstancia, con ser molesta, no afecta a suministro; de manera que nuestros protagonistas decidieron sumirse en el mutismo y la conformidad, básicamente para no sufrir, que esto son dos días.
No obstante, A, que es algo rebelde, tuvo una ocurrencia: “como el sector energético está liberalizado en España y yo soy titular de pleno derecho de la vivienda que ocupo –se dijo- me doy de alta en otra comercializadora y a correr”. Así es que se aberronchó un buen rato en el 902 de Unión Fenosa para mantener finalmente el siguiente diálogo con el cuarto o quinto interlocutor que le atendió:

-          Antes de formalizar el contrato con Unión Fenosa, tiene usted que cambiar la titularidad del actual, del anterior propietario a usted.
-          Ya, bueno, ese es precisamente mi problema como ya he explicado a los compañeros que le precedieron en esta gestión, por eso les llamo, porque no hay forma de cambiar la titularidad. Galp tiene un eterno problema informático.
-          Es que usted tiene un ”contrato energético” y no podemos cambiarlo si antes no modifica usted la titularidad.
-          Pero, agg, ufff, que me ahogo, ¿no me entiende? ¿No puedo contratar con quien me salga de los cojones? ¿Qué hostias es eso de un contrato energético?
-          Caballero, tráteme con respeto…
-          ¿Con respeto…? ¿y quien me respeta a mi? ¡¡cagontó! ¡Adios! ¡Que les frían un paraguas! ¿a ustedes y a la liberalización del sector energético!
Y ya está. Real como la vida misma.