jueves, 10 de agosto de 2017

'Turismofobia'



No busquen el palabro en el diccionario porque no existe. Es una invención reciente que ha hecho fortuna, tanto que casi se ha convertido en una sección fija en los medios de comunicación. Leemos u oímos algún titular que utiliza la expresión y seguidamente nos explican, por ejemplo, que en Donosti unos chicos vestidos de payasos protestan parando un trenecillo turístico mientras lo rocían de confetis, o que cuatro descerebrados -delincuentes que deben ser perseguidos- pinchan las ruedas de un autobús panorámico o inyectan silicona en la cerradura del portal de un edifico de apartamentos turísticos de más que dudosa legalidad.

Como turismofobia lo mismo vale para un roto que para un descosido, si un turoperador alemán asegura ayer mismo que el sector turístico español está “saturado” (que hay demasiada gente y eso deteriora los servicios, vamos) https://www.elconfidencial.com/empresas/2017-08-10/turismo-espana-tui-group-precios_1427462/ los telediarios nos lo cuentan sin solución de continuidad, así es que nos queda la impresión de que el operador turístico en cuestión está en una criminal conspiración contra los intereses españoles.

Es tan omnicomprensivo el concepto turismofobia que sirve para encuadrar los motivos de quien de un papirotazo estrella contra la pared la muñequita vestida de faralaes que hay encima del televisor en el apartamento de Cullera pero también para quien se manifiesta en contra de lo que está sucediendo porque está hasta los cotiledones de lo que ve y sufre cada día en la sacrosanta industria nacional.

Veáse un catálogo de conductas reprobables habitualmente denunciadaas por turismofóbicos, turismotarras o turismoflautas en general. Lo explicaba ayer en un chat privado mi amiga Sonia, de la Asociación Cultural Kali Panoa http://kalipanoa.weebly.com/compartiendo un comentario cuyo autor (lo lamento) desconozco porque parece haberse perdido en el tráfico de las redes. Odias el turismo si denuncias “que hay camareros cobrando 700 euros al mes por 12 horas de trabajo diarias, de las que sólo están dado de alta cuatro; que hay camareras de piso que acuden empastilladas a trabajar para poder limpiar 20 habitaciones diarias a 1,5 euros cada una; que los guiris borrachos se alojan en apartamentos ilegales y te vomitan tu patio; que tu alquiler ha pasado de 500 euros al mes a 900, porque al casero le es más rentable alquilar la vivienda ilegalmente por días que por meses de manera legal; que estudiaste Turismo y estuviste viviendo en dos países varios años para perfeccionar tu nivel de idiomas y que ahora el hotel donde trabajas de recepcionista te paga 900 euros al mes; que estás harta de no poder salir de tu domicilio porque las manadas de turistas en fila india tienen bloqueado el portal de tu casa; que hay una burbuja turística que ha sustituido a la burbuja inmobiliaria, sostenida en bajos sueldos y expulsión de la población local de la ciudad; que es inmoral cobrar 100 euros por una habitación de hotel, mientras se precariza el empleo hasta límites insoportables; que los beneficios del turismo, sector que no ha conocido la crisis y que los aumenta anualmente en más de dos dígitos, se tienen que repartir de manera equilibrada entre trabajadores, empresarios y ciudades turísticas; que el patrimonio histórico-artístico de nuestras ciudades no soporta la presión turística actual y que es posible que en unos años no podamos seguir viviendo del turismo porque nos lo habremos cargado por la avaricia capitalista; que el turismo debe ser un sector de futuro y no sólo de presente, que los turistas merecen visitar sitios auténticos, con vida real, y no parques temáticos y que los habitantes locales merecen poder conjugar vivir en su ciudad con el turismo...etc.”

“Es lo mismo que ocurría cuando se denunciaba que la burbuja inmobiliaria impedía que las familias normales pudieran acceder a una vivienda digna o que la construcción estaba destruyendo el patrimonio ambiental y el litoral de nuestro país. Los que lo odian (el turismo, la vivienda y lo que sea) asegura Sonia, son quienes aborrecen no acumular beneficios a costa de explotar recursos naturales, históricos y humanos...y han encontrado en la turismofobia su palabra clave para no abrir un debate”

¿Qué puedo yo añadir?

Bueno sí, que escucho voces bien intencionadas, de gentes con formación y buen criterio por lo general, apuntarse a esta falacia del odio al turismo y a los turistas. No cuento a los francotiradores que tiran sobre cualquier cosa que les huela a Podemos, CUP, Sortu o cualquier otro objeto de sus, aquí sí, fobias. Quiero pensar que es porque les da miedo de que nos pueda fallar lo poco que tenemos como país: 11,2 por ciento del PIB. Pero no deberían confundirse y confundirnos. No, no son los payasetes del trenecillo donostiarra los responsables de nada; son solo un síntoma por más que les haya caído la del pulpo de parte de autoridades, gremios relacionados y bienpensantes en general como si fueran una nueva versión de la kale borroka.