Es
posible que a ustedes este asunto les resulte ajeno. Bueno, uno no
puede estar en todo, ciertamente. Pero igual les interesa saber que
el abandono y el maltrato de animales en España alcanza cotas que ya
inducen preocupación en las administraciones públicas. En nuestro
país y de acuerdo con los estudios que hace la Fundación Affinity
se abandonan unas 140.000 mascotas al año; somos los campeones de
Europa en la materia. A ello se añade el maltrato, mucho más
difícil de calcular, pero que abarca prácticas tales como mantener
al perro amarrado durante meses o dejarlo en la parcela solo toda la
semana hasta que los dueños van al chalé el viernes; ahorcar galgos
cuando acaba la temporada de caza; ahogar los gatitos de una camada o
tirarlos directamente al cubo de la basura; tener en casa animales
más o menos exóticos que se han sacado casi siempre de manera
ilegal de su entorno natural y malviven en un piso o en una jaula...y
una serie de prácticas que si se las aplicaran a ustedes no dudarían
en calificarlas de espantosas.
Efectivamente,
en España se están realizando esfuerzos legislativos para intentar
superar prácticas verdaderamente bárbaras, pero estamos aún a años
luz de lo que sucede en nuestro mismo entorno geográfico y cultural.
Algunos ejemplos de países con acerbos culturales diversos:
En
Suiza quien haga daño a su mascota puede enfrentarse a tres años de
prisión y multas que, en su equivalente en francos, alcanzan los
20.000 euros. En México los maltratadores pueden ser condenados
de seis a 24 meses de cárcel. En el Reino
Unido los animales
tienen "derechos básicos" (alimentación, salud,
bienestar…) y se castiga el maltrato con multas y hasta medio año
de cárcel. En Egipto todos aquellos que maten o hieran
intencionadamente a un animal pueden ser penados con hasta tres años
de cárcel. En Francia la legislación es muy estricta: las multas
para los agresores pueden llegar hasta los 30.000 euros y dos años
de prisión. En algunos estados de USA, por ejemplo el de Nueva York,
quienes maltraten, abandonen, maten o alimenten mal a una mascota
tendrán que pagar una multa de 1.000 dólares y podrán pasar un año
entre rejas; si el ensañamiento en estos hechos es mayor, las multas
pueden alcanzar los 5.000 dólares y los años de cárcel suben a
cinco. La legislación uruguaya va más allá y prohíbe, en algunas
ciudades, que los animales sean utilizados en espectáculos, circos o
zoológicos; las sanciones por maltrato van desde los dos años
de cárcel hasta los 68.000 pesos (unos mil euros) de
multa.
En
realidad, si miramos hacia un horizonte que no termine en la punta se
nuestra nariz, comprobaremos que la preocupación por el bienestar
animal está muy extendida y es antigua.
La
Asamblea General de la ONU hizo hincapié en su momento en la
necesidad de "proteger el bienestar animal ...para las
generaciones futuras" y estableció el objetivo de "respetar
el bienestar animal", entre los " objetivos del milenio
para el período 2012-2020" La ONU establece como
principio fundamental que: "Los animales son seres sensibles"
y que sus "bienestar debe ser respetado" Se define el
"bienestar animal" como un "estado positivo de
bienestar" ("físico y psicológico") cuando "el
individuo está en condiciones, sano y libre de sufrimiento"
Asimismo, se especifica que los "animales sensibles" son
"todos los vertebrados" y "ciertos invertebrados"
tienen "la capacidad de sentimientos, incluyendo el dolor y el
placer" con "un nivel de conciencia elevado" Por
último, se establece la obligación general para todos los Estados
miembros de adoptar "todas las medidas adecuadas...para prevenir
la crueldad hacia los animales y reducir sus sufrimientos"
A
título más o menos anecdótico, las primeras medidas legislativas
de protección animal se adoptaron en UK ( Act
to Prevent the Cruel and Improper Treatment of Cattle de
1822) en Estados Unidos (New
York anti-cruelty Act de 1829)
y en Pakistán (The
Prevention of Cruelty to Animals Act
de 1890)
Ya
ha llovido.
Si
de poner ejemplos de bien hacer se trata, es recurrente citar el
ejemplo holandés: no es cosa de ayer; en los Países Bajos llevan
ocupándose de este asunto desde 1864, año en que se creó la
primera agencia de protección animal. Paréntesis: es de justicia
mencionar aquí la tarea inmensa que en nuestro país llevan a cabo
las protectoras y organizaciones de acogida y adopción, un verdadero
y admirable sacerdocio de quienes entregan su tiempo al bienestar
animal; sin recursos, sin que las administraciones les presten la
atención que merecen.
Pero,
volviendo al ejemplo holandés: a principios
del pasado siglo, se aprobaron la Ley de Protección Animal
y
la Ley
de Salud y Bienestar Animal,
que prohíbe a los dueños no brindarles los cuidados pertinentes o
abusar de los mismos. ¿Qué sucede si
se vulneran estos preceptos? Hacerlo está contemplado en el ámbito
penal y puede ser sancionado con tres años de prisión y multa de
17.000 euros. Lo anterior más otras dos medidas como son un
severísimo control de la natalidad a base de esterilizaciones (que
es lo que, por otra parte recomiendan tanto la Organización Mundial
de la Salud, como la World Animal Protection) y un incremento de
impuestos y tasas a quienes compran
perros
de raza (lo cual ha resultado ser un gran incentivo para la adopción)
hacen que hoy Holanda sea el único país europeo en el que
prácticamente no hay abandonos y las mascotas son respetadas como
uno más de la familia. Y, como están en todo, pues ante la
posibilidad de que si alguien quiere adoptar un animal le resulte
prácticamente imposible, en 2001 nació SOS Trays, una organización
que, entre otras tareas, se ocupa de recoger
perros abandonados en otros países.
Reitero:
en España se están haciendo esfuerzos. Claro que si relatamos aquí
cómo, para poner en marcha una ley que impida las mutilaciones
presuntamente estéticas, hubo
que debatir hace pocas
fechas a brazo partido en el Congreso con el partido mayoritario, el
PP, que aducía para oponerse necedades tales como el “efecto
látigo” del rabo de los perros como riesgo potencial para
cazadores y abuelitas indefensas, se te cae el alma a los pies y se
llega a la conclusión de que nos enfrentamos, además, a una
estupidez sin límites.
Digo “además” porque
en realidad nuestro problema es otro. Jamás tendremos una ley de
protección animal y contra el maltrato mientras el estado siga
animando y protegiendo (por ejemplo bajando el IVA de los presuntos
espectáculos como acaba de hacer) unas prácticas que consisten en
emplear distintas modalidades de tortura con los toros.
¿Imaginan la convivencia
de una ley como cualquiera de las que he venido citando con
aberraciones como la
lídia, el toro embolao, el bou al carrer, el toro enmaromado y todas
esas hermosas tradiciones patrias? No ¿verdad? Pierdan toda
esperanza amigos de los animales en general. Pero no se pongan
estupendos, aquí tenemos una Marca España y muchos turistas,
amiguitos ¿Qué más se puede pedir?