miércoles, 23 de enero de 2013

Clonar al hombre de Neandertal


He leído esta noticia y se me han puesto los pelos como vestigios del paleolítico inferior. Un genetista de Harvard, que responde al nombre de Geoge Church, pertenece a esa clase de científicos un poco chulitos: “lo que puede hacerse acabará haciéndose”, argumentan estas luminarias por oposición a quienes esgrimen razones de índole moral para sentenciar que no todo está permitido.

Church, que a pesar de su apellido no cree estar jugando a ser Dios, según le ha dicho en una entrevista al semanario alemán Der Spiegel, no está solo. Avala sus teorías (y puede que sus intenciones) Svante Pääbo, jefe de genética del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, que es quien lidera lo que se da en llamar la paleogenética, es decir, la recuperación de ADN antiguo a partir de huesos fósiles; o sea una cosa parecida a lo del mosquito de Parque Jurásico pero en serio.

Les ahorraré detalles técnicos que no comprendo.

Me inquieta sin embargo que, según el padre de la futura criatura, tiene escaso interés traer a este mundo a una especie del pasado; para que tenga sentido el experimento, dice Chuch que “… sin duda habría que crear una cohorte, para que así tuviesen algún sentido de la identidad. Incluso podrían crear una nueva cultura neoneandertal y convertirse en una fuerza política”

Vamos a ver. Uno podría pensar: bueno quizás los neandertales tenían una visión del mundo distinta a la nuestra y, acaso su mayor capacidad craneana (parece que en esto el tamaño no importa, pero eso se dice siempre) albergara un cerebro más capacitado que el nuestro. Puede entonces que se avinieran a emplear tales atributos en construir un mundo mejor, ese que nosotros nos estamos cargando.

Pero ¿y si no es así? ¿Y si ya están entre nosotros? ¿Y si en realidad no se extinguieron, actuaban de incógnito y han decidido lanzar una ofensiva a cara descubierta? Al fin y al cabo parece bastante probable que la culpa de su ostracismo paleontológico la tenemos el homo sapiens, una especie de homínidos procedente del incorregible, despreocupado e insensato sur. Lo de menos sería el cuerpo a cuerpo con unos individuos cuyos bíceps eran como mi muslo; lo demás, que utilicen esa eventual visión del mundo y su tal vez mayor inteligencia para someter a todo cristo sin distinguir justos de pecadores.

Quita, quita, George Church, que el genoma lo carga el diablo.