miércoles, 8 de junio de 2016

La Socialdemocracia

Si a usted le preguntan si sabe qué es la calidad, sin duda dirá que sí; pero si le piden que defina “calidad” es probable que le cueste trabajo salir del aprieto.

¿Sabe usted qué es la socialdemocracia? Claro, claro que lo sabe, faltaría más. Pero ¿podría definir qué es? Complicadillo ¿eh?

Como no tengo demasiado interés en debatir sobre si eran socialdemócratas o no Karl Marx y Friedrich Engels, aquí les dejo las palabras de Pablo Iglesias (junto con el uso de la corbata por el secretario general de Podemos y el catálogo-programa, son los asuntos del máximo interés en estos días) al respecto y ustedes mismos sigan con la murga si les place: https://www.youtube.com/watch?v=OapGc2VjsWg

Siempre se puede recurrir a la Wikypedia. Yo lo he hecho y la verdad es que resulta ilustrativo y, si uno aprovecha todas las capacidades al hipertexto, puede iniciar una navegación que enriquece pero que no sabe uno muy bien a donde nos puede llevar…quizás porque el horizonte, como el universo, está hecho de una materia difusa.

A mi lo que me parece es que, en ausencia de coordenadas claras (definir a partir del abandono del marxismo o algún que otro acontecimiento histórico y cosas así es bastante elemental), más valdría no discutir demasiado sobre quién es y quién no es socialdemócrata y comenzar por pararse a recomponer el tipo. Reclamar, como acabo de oír en televisión a Susana Díaz la “representación” en España de la socialdemocracia para el PSOE, muy en la línea de la habitual apropiación en exclusiva del sustantivo plural “los socialistas” pues la verdad, resulta inquietante por ser una ocurrencia de todo a cien en quien pasa por ser la gran esperanza blanca.

Que lo diga yo poco importa, pero hay voces, incluso dentro de la estructura orgánica, que demandan otra cosa, un poquito de por favor por así decir; por ejemplo Ignacio Urquizu (destacado militante del PSOE) reclama con urgencia “una conferencia europea de muy alto nivel para definir el proyecto socialdemócrata y marcar líneas de actuación La crisis de la socialdemocracia ¿Qué crisis? Los libros de la Catarata 2012.

¿En qué se parece el Partido Democrático de Matteo Renzi que evitó llamarse “socialista” y que está en serias dificultades a juzgar por los resultados de estos días en la primera vuelta de las municipales italianas, al de un Hollande y Valls acosados en las calles por quienes se resisten a una reforma laboral que tiene poco de “socialista” o al SPD aliado de Merkel y al que no parece irle muy bien la experiencia a juzgar porque está en franca caída tras la sangría de apoyos (el 50% en cuatro años) en Baden-Wurtemberg y Sajonia?

De los 28 estados de la Unión, en 9 de ellos quienes se llaman a sí mismos socialdemócratas tienen un papel relativamente determinante; las fórmulas son diversas: pueden liderar una alianza de izquierdas como en la República Checa o pueden gobernar de la mano de los democristianos como en Austria. Si vemos el panorama europeo, apreciamos con facilidad la falsedad de que las llamadas “grandes coaliciones” estén de moda como si eso fuera el mejor hallazgo de la política contemporánea.

Y si a esa diversidad de papeles se une que, en el caso español, el PSOE de Sánchez, no es ya que pueda pactar a derecha o a izquierda como sus homónimos europeos según sople el viento, sino que está dispuesto -o lo estaba hasta la fallida investidura- a hacerlo a diestro y siniestro…a la vez (salvo que admitamos pulpo como animal de compañía, o sea, que Ciudadanos es de centro izquierda y hasta un poquito socialdemócrata) pues no resulta nada desencaminada la petición de Urquizu.

Por completar el cuadro: en Europa la capacidad de pactar va directamente relacionada con la perdida de apoyos en las urnas. No, claro que no es un designio fatal; es la observación de lo que está pasando en el continente; es una constatación empírica cuando hablamos de los partidos que se reclaman socialdemócratas, o socialdemócratas en sentido clásico porque, como sabemos, el magma (perdón por la pedantería) ideológico anda algo alborotado…no solo en España, y quién sabe si, en caso de celebrarse algún día esa “conferencia europea de muy alto nivel” habría dificultades para elaborar los gafetes.

Quien no quiera ver que desde hace al menos dos décadas el deterioro del proyecto político en sentido amplio, que por su propio impulso y por su capacidad de seducir al centro derecha, fue el responsable de crear y sostener eso que llamamos el estado del bienestar y la Unión Europea, es paulatino, está ciego. En Europa los partidos que se dicen socialdemócratas llegaron a concitar el interés de cerca de la mitad de sus electorados; hoy si llegan al 25% pueden darse con un canto en los dientes.

Ya se que si digo que a estas alturas resulta patente que los partidos socialdemócratas clásicos se han equivocado al creer que gestionar el capitalismo en una alternancia cuasi natural con la derecha, era su misión histórica, se me puede tildar de bolivariano o vaya usted a saber de qué. Pero tal vez, solo tal vez, deberían abrir un poco el foco y abandonar protagonismos que encajan mal con la tradicional capacidad de la izquierda para asumir e incorporar nuevas energías; nos jugamos mucho; todos.