martes, 25 de diciembre de 2018

Demografía y posverdad


Desciende la natalidad por debajo del denominado índice de reemplazo de las generaciones (2,1 hijos por mujer, es lo que, teóricamente, permite mantener las poblaciones estables) en todo el mundo salvo en África, y aumenta la esperanza de vida, en este caso para todos. ¿El Apocalípsis demográfico? ¿destino fatal de la humanidad? Pues no, pero tal como nos cuentan las cosas, a veces lo parece.

El pasado 4 de diciembre el diario El País publicaba un editorial titulado “Menos hijos” que arrancaba con esta frase “España sigue precipitándose hacia una grave crisis demográfica” Y un poco más adelante insistía en hablar de “tormenta demográfica” Las razones en nuestro caso son un índice de natalidad de 1,3 hijos por mujer y una esperanza de vida de 85,8 años en la proyección a 2040. En esa pieza, el periódico menciona elementos que están en el origen de este estado de cosas pero, a mi juicio, olvida insistir en que detrás de todo esto hay razones ideológicas y políticas y, en vista de la hipérbole de los enunciados, se rebaja el peso de tales razones y se transmite la impresión de que la catástrofe se nos viene encima inexorablemente, como las siete plagas de Egipto. Y para nada es así, y menos cuando quienes nos lo explican son esas think tank poderosas de inequívoca o disimulada vitola neoliberal.

Sobre la esperanza de vida, salvo aquel ministro japonés molesto con que la gente no se muera y la directora del FMI quejosa de que tardemos en palmarla, no creo que haya nadie en sus cabales dispuesto a sostener que su alargamiento (el de la esperanza de vida) no es una buena noticia y, seguramente, el mayor logro de la humanidad, vivir más y mejor, no puede ser una aspiración perversa o una excentricidad, digo yo. En todo caso, al que no le guste durar, pues que se quite de en medio y ya está; el ministro japonés y la señora Lagarde se lo agradecerán sin duda a título póstumo.

Pero, si nacen menos niños y no se muere la gente ¿como pagaremos, por ejemplo, las pensiones?

Reconozco que a mi esta pregunta a veces me deja perplejo y otras me irrita. ¿Cómo atender las necesidades de los mayores, particularmente de quienes cotizaron toda su vida? ¿De verdad es esa una pregunta pertinente? Pues la respuesta es, COMO SEA, habrá que hacerlo como sea porque lo que no debería ser ni tan siquiera imaginable es no hacerlo, por cierto vía pensiones o mediante otras prestaciones o con una combinación de ambas. Y en ese “como sea” está la madre del cordero. Solo una idea, por lo demás bien simple: a mi me daría igual cobrar una pensión de 1.000 euros, siempre que vivir (ya saben, el IBI o el alquiler, la luz, el agua, etc) no me cueste 2.000 pongamos por caso; no se si me explico.

En España oímos constantemente que el sistema de pensiones no es sostenible y uno, en su candidez, piensa: pues cambiemos el sistema en lugar de empobrecer a los pensionistas ¿no? ¿Cómo? Como sea, y de nuevo el “cómo sea” es el quid de la cuestión.

Hoy sabemos que si las españolas tienen 1,3 hijos tan solo no es porque les guste la vida muelle (algo que se ha insinuado muchas veces en los últimos años desde plataformas de comunicación más bien casposillas y algo comesantos) sino porque la precariedad laboral y la ausencia de un horizonte de vida personal estable, aconseja tener menos hijos y más tarde. Y, en todo caso, ¿en donde está escrito que el incremento de la natalidad sea la solución a parte de en algunos pseudo catecismos? Una cosa es que a las parejas españolas les gustaría tener más hijos (lo cual es una verdad estadística) y otra muy distinta es que eso sea la panacea o poco más que una opción entre varias.

En todo caso, si la natalidad es baja es porque la gente no se puede permitir otra cosa.

Pero supongamos que ni siquiera fuera por eso, sino porque las parejas han decidido que se vive mejor con pocos hijos (lo cual, dicho sea de paso, es verdad) ¿si hemos llegado -o nos han traído más bien- hasta aquí, no tendrían derecho a decidir que quieren vivir así? ¿Por qué hemos de creer a pies juntillas que todo se reduce a que si la gente muere más tarde no hay otra opción para mantener el equilibrio que políticas de natalidad.

Oh, apareció de nuevo la palabra “política” A ver si va a ser eso. A ver si va a ser que aquí no hay amenaza bíblica que valga y aceptar sin más las verdades del barquero es hacerle el juego a las ideologías más reaccionarias, las responsables de que se haya roto el pacto tácito entre las clases más pudientes y las menos...eso que a la socialdemocracia tradicional se le ha atragantado, ya se hacen cargo ustedes.

La inmigración, claro que es la inmigración lo que está llamada a jugar un papel clave no ya en el mantenimiento del estado del bienestar tome la forma que tome en el porvenir, sino de modo mucho más general, en la configuración de las sociedades del futuro desde todos los puntos de vista. ¿Cómo? Otra vez, “como sea” o más precisamente, como queramos que sea. Pero lo primero que habría que tener en cuenta es que hay fuerzas que trabajan para que no sea en modo alguno, sobre todo difundiendo falsedades. Veamos algunas: se dice constantemente que es gente que llega a nuestro solar para aprovecharse de las ventajas que nosotros hemos logrado con el sudor de nuestra frente. Todo mentira. Según uno de los estudios mas prestigiosos entre los demógrafos, el de los profesores Morenos Fuentes y Bruquetas Callejo realizado en 2011 para La Caixa, lo que recibimos en España son personas jóvenes y, por tanto, poco onerosas en términos de salud, cuya formación no nos ha costado nada; son sus aportaciones las responsables de al menos la mitad de superávit fiscal de los años de mayor crecimiento; sus exigencias a los servicios sociales representan apenas un 7 por ciento del total de las prestaciones realizadas en 2010. Todo ello entre otras falacias (uso de las urgencias de los hospitales, prestaciones por desempleo…) sobre las que no me extenderé para no alargar este artículo.

Nos conviene ocuparnos en serio de la inmigración y en absoluto sólo por razones humanitarias; también, como se ha dicho, por la cuenta que nos tiene: los migrantes serán, son, imprescindibles para sostener nuestro modo de vida y además es importante adelantarnos a lo que va a venir en una doble perspectiva: la de la acogida e integración propiamente dichas y la de la ordenación de los flujos en origen moderándolos (seguirán viniendo nos guste o no porque ya hemos perdido demasiado tiempo; lean a Sami Nair que lo explica muy bien; Y vendrán...Ed. Planeta 2006) a base de políticas de desarrollo en los países de procedencia. ¿Quieren datos que sí ponen los pelos de punta, que convierten en una broma ese eufemismo que conocemos como crecimiento negativo de la población europea y española? Pues ahí van: según estimaciones de Naciones Unidas del año pasado, África (ya saben ese continente que los europeos del sur tenemos a tiro de piedra) habrá pasado de los 1.194 millones de habitantes en 2015 a 2.571 millones en 2050; Europa, en cambio, reducirá su población en más de 25 millones para el mismo periodo. ¿De verdad cree alguien que la presión que este extraordinario crecimiento superior al 110 por ciento en menos de cuarenta años, poco más que dos generaciones, podría provocar se puede parar con concertinas, levantando muros o armando campos de retención en el Magreb?

Claro que podría ser que no pasara como acabo de explicar en vista de que las predicciones económicas, sociales y naturalmente demográficas, como la experiencia demuestra, no siempre se cumplen, especialmente porque se tiende a fotografiar una realidad estática. Una curiosidad española a propósito de esa herramienta a la que todos aluden para perder el tiempo a continuación, el Pacto de Toledo: en los años ochenta y primeros noventa se realizaron muchos estudios a fin de sustentar los debates y las conclusiones y en ninguna proyección se superaban los 42 millones de habitantes para el 2010; en ese año éramos 46 millones, solo se equivocaron en unos 5 millones de nada. Así es que nada está escrito, pero a mi desde luego las perspectivas me inquietan y no porque las cosas no tengan solución sino más bien porque observo poca voluntad política por resolverlas.

En todo caso, si les dicen que vamos derechos al Armagedon demográfico no les crean, solo quieren venderles planes de pensiones privados, como sea. 


Nota: He robado -mis disculpas- el título de este artículo del muy recomendable trabajo coordinado por el profesor Andreu Domingo “Demografía y posverdad. Estereotipos, distorsiones y falsedades sobre la evolución de la población” Ed. Icaria. 2018

domingo, 16 de diciembre de 2018

No aprenden. Y el tiempo se acaba


Hoy presto mi espacio a Ecologistas en Acción; lo explican perfectamente:

Katowice debilita el Acuerdo de París y convierte las obligaciones de frenar el cambio climático en meras sugerencias
- La Cumbre del Clima de Katowice (COP24) ha terminado con sabor agridulce: mientras las grandes potencias se felicitan por haber llegado a un acuerdo, la sociedad civil reprocha su falta de ambición en la lucha contra el cambio climático.
- Ecologistas en Acción denuncia que la falta de compromiso de la comunidad internacional convertirá en el medio plazo a una gran parte del territorio español en un desierto.
- La COP24 ha pospuesto el mandato principal del Acuerdo de París que debiera haber concluido en Katowice, una ruta clara para el aumento de la ambición en línea con las indicaciones científicas.
La 24 Cumbre de las Partes de Cambio Climático (COP24) en la ciudad carbonera de Katowice ha concluido con un acuerdo de última hora que logra salvar los muebles a través de un texto que evita cualquier compromiso real. Los artículos contenidos en la decisión final no establecen con claridad el proceso necesario para incrementar la ambición que garantice el cumplimiento del Acuerdo de París.
Ecologistas en Acción ha denunciado que, a pesar de las señales de alarma, se pierde otro año más para iniciar un descenso urgente de las emisiones que permitan mantener el incremento de la temperatura global en 1,5 ºC. Esta es la única forma de proteger los Derechos Humanos y cumplir con el propósito fundamental de las Naciones Unidas.
A pesar de los intentos del Secretario General de las Naciones Unidas, el portugués António Guterres, y de la designación de algunos ministros para liderar distintos marcos de negociación, la cumbre de Katowice no ha logrado solventar una mala gestión de la presidencia polaca que ha llevado al bloqueo algunas decisiones.
El plenario final de la cumbre se ha retrasado más de un día debido a las objeciones de países como Brasil que no estaban conformes con parte de los artículos. Asimismo, la ausencia de representantes políticos durante los últimos días ha dejado sin capacidad de alcanzar acuerdos ambiciosos en el plenario final. La presidencia ha reconocido con claridad que esta es una decisión que no satisface a nadie.
Ecologistas en Acción ha manifestado que en el texto final se han incluído tímidos avances de última hora sobre financiación, y se han cerrado los aspectos más técnicos del libro de reglas. Sin embargo, la falta de acuerdo en torno al incremento de la ambición y un texto que reduce el lenguaje más contundente y vinculante por otro orientado más a sugerir a los países hacen muy difícil cumplir con el Acuerdo de París.
El foco de la cumbre ha girado nuevamente en torno a las potencias petroleras (Arabia Saudi o EEUU) que osan cuestionar informes científicos fuera de toda duda, mientras los estados más vulnerables al cambio climático son nuevamente ignorados. Por su parte, el pretendido papel de liderazgo de la Unión Europea ha ocultado una evidente división de los países entre aquellos que presionan para reducir aún más los insuficientes compromisos de la lucha climática y los que obvian que los efectos del cambio climático situarán una gran parte de los ecosistemas europeos en riesgo de desaparición.
Javier Andaluz Prieto, responsable de Clima de Ecologistas en Acción, ha afirmado que “el informe del IPCC sobre 1,5 ºC es claro cuando indica que apenas quedan doce años para frenar las emisiones de gases de efecto invernadero y señala a la región mediterránea, incluida España, como uno de los países más vulnerables”.
El informe del IPCC ha sido objeto de un enorme debate dentro de la COP24 debido al empeño de las naciones petroleras de eliminar cualquier mención dentro del acuerdo a sus conclusiones. “La formulación final del texto simplemente anima a los países a tener en consideración los resultados del informe y elimina del texto anterior que hacía una referencia numérica en torno a las reducciones necesarias”, ha matizado Andaluz.
El mandato principal del Acuerdo de París que debiera haber concluido en Katowice era una ruta clara para el aumento de la ambición en línea con las indicaciones científicas. Para ello, la comunidad internacional abrió en las cumbres anteriores espacios de debate, como el Diálogo de Talanoa, que no han servido para encontrar cómo se debe ajustar los compromisos a la realidad científica. Así, esta revisión se pospone nuevamente a la próxima cumbre, mientras sigue avanzando el escaso margen de tiempo disponible para la actuación.
La falta de mención de los procesos de pérdidas y daños dentro del Acuerdo de París, así como la falta de claridad respecto a cómo se culminará la provisión del Fondo Verde para el Clima, ha dejado en desamparo a muchos países, entre ellos España. “Estos territorios sufrirán enormes consecuencia por la incapacidad de alcanzar herramientas lo suficientemente contundentes para frenar el cambio climático”, ha explicado Andaluz.
Ecologistas en Acción se sumó el pasado viernes a la manifestación de la sociedad civil que ocupó las escaleras de la COP24 demandando justicia climática. Para la organización ecologista la solidaridad con las pequeñas islas con los países más vulnerables y con los cientos de activistas que son perseguidos, no deja más posibilidad que incrementar la contestación social y el impulso de alternativas como única forma de paliar la incompetencia de la comunidad internacional.