lunes, 14 de mayo de 2012

Aviso (esperanzado) a navegantes

A pocos españoles les sonará la región de Renania del Norte-Wesfalia. Personalmente tampoco tengo muy clara su localización geográfica. Poco importa en este momento. Baste saber, para darnos una idea del peso que tiene en Alemania, que este estado tiene cerca de 18 millones de habitantes (es el más poblado e industrializado) y contribuye con aproximadamente el 22% del Producto Interior Bruto.
Acaban de celebrarse elecciones y el Partido Social Demócrata (SPD) ha ganado con el 39,1% de los votos. Si se le suma el 11,3% de los comicios que han logrado Los Verdes, una eventual coalición lograría una mayoría más que suficiente para gobernar.
Esa es la aritmética electoral, pero lo verdaderamente importante es que el SPD perdió en 2005 la hegemonía que había mantenido durante cuatro décadas y ahora vuelve con fuerza para desastre de la CDU, tanto que el candidato y ministro de Medio Ambiente, Norbet Röttgen, dimitió de inmediato y la canciller Merkel se ha apresurado a desmarcarse, como si el tortazo no se lo hubieran dado a ella.
Pero es precisamente a Merkel y su religión de la austeridad  a quien va dirigido el mensaje: el dimitido Röttgen no hizo en campaña otra cosa que trasladar a sus compatriotas lo que su jefa de filas quiere para Europa.
En estos días se han producido dos elecciones nacionales, Francia y Grecia: ambas, por distintas razones, han sido verdaderos refrendos sobre la actual estrategia económica europea, como atinadamente ha escrito en las páginas sepias de El País el pasado domingo el Nobel Krugman que apostillaba: “…los votantes europeos son más sabios que las mejores y más brillantes figuras europeas.” Lo de Renania me parece más de lo mismo.
¿Es un paso más hacia otro orden de cosas? Las elecciones generales alemanas son el año que viene y las dudas sobre si Merkel resistirá el desgaste (o si Europa resistirá a Merkel) son cada vez mayores. ¿Quieren una profecía muy fácil? El euro aguantará, volverán los socialdemócratas por donde solían, un país entero y una generación o dos de europeos se habrá perdido, Rajoy quizás acabe coliderando una especie de eje de absurdo España-Portugal y puede, solo puede, que acabemos comprendiendo que la política de austeridad que venimos sufriendo es, simple y llanamente, criminal.